Capítulo 90

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- Lo siento tanto, la señorita Elisa acaba de fallecer, hicimos todo lo que pudimos- Dijo el doctor.

En ese momento me quedé paralizado, no sabía cómo reaccionar. Aunque ella se encontraba mal, en ningún momento pensé en la muerte, no, no era una opción.

Escuché como Isabel, Rebeca y Efraín comenzaron a llorar fuertemente y no pude contenerme. Me tiré en el piso y comencé a llorar.

- Hijo, sé fuerte- Dijo mi mamá abrazándome.
- ¿Cómo puedo serlo? El amor de mi vida ha muerto, no está más a mi lado- Grite desesperado.

En ese momento sentí que algo me quemaba en el interior, mi pecho ardía y dolía mucho, sentía que mi corazón iba a dejar de funcionar.

- No podré vivir sin ella- Susurré entre llanto.
- Tienes que hacerlo por tu hija- Respondió Isabel llorando.

Isabel se sentó a mi lado en el suelo y me abrazó.

- Tienes que ser fuerte por Elizabeth, ella te necesita ahora- Dijo.
- ¿Cómo voy a cuidarla? No podré, no puedo sin Elisa- Respondí.
- Hijito, Ryan, deberías considerar dar en adopción a esa niña ¡Tú no puedes cuidarla!- Sugirió mi madre.

¿Dar en adopción a lo único que me había dejado Elisa? No tendría corazón si lo hiciera. No, no podía abandonar a mi bebé, ahora que no tenía una mamá, no iba a dejarla sin un padre.

- No vuelvas a decir eso en tu vida, mamá, esa niña es mía- Respondí.
- ¿Cómo vas a cuidar a esa criatura? Tienes mucho trabajo, tienes negocios que emprender ¿Cómo vas a tener tiempo para ella?- Preguntó.
- Ahora mi trabajo será Elizabeth- Respondí.
- Ryan, tú no sabes nada de bebés ¡Es una locura!- Exclamó.
- Yo le enseñaré, por eso no se preocupe señora Gretel- Dijo Isabel.
- Yo le ayudare a cuidar a mi sobrina- Dijo Rebeca.

Después de unos minutos y al tranquilizarnos un poco comenzamos a hacer los arreglos para el funeral. Era tan doloroso para mí, así que Efraín decidió arreglar todo por su cuenta, sin duda era un gran amigo.

Cuando por fin me entregaron a la pequeña Elizabeth, sentí que las fuerzas volvieron a mi. Era tan hermosa, tan idéntica al amor de mi vida. Sí, ella sería mi motor para seguir luchando.

- Es tan hermosa, felicidades por tan bella bebé y porque está sana- Me sonrió Isabel.
- Gracias por estar aquí, realmente eras amiga de mi Elisa y ahora no sé qué haría sin ti, seguramente no podría cambiarle el pañal- Bromee.
- Aprenderás, estoy segura de eso, ahora ve a tu casa para que Elizabeth pueda descansar- Respondió.

Al llegar a casa no pude evitar derrumbarme.
Mire el salón donde estaba el piano que Elisa tocaba y me puse a llorar. Sobre el piano puse una foto de mi amada y me senté en él.

- Elisa ¿Qué se supone que haré sin ti? ¿Quién tocará este hermoso piano y me alegrará mis días? ¿Quién me ayudará a cuidar a nuestra hermosa niña? ¿Con quién tendré la bella familia que queríamos formar tú y yo?- Pregunté.

Con la pequeña Elizabeth en brazos fui a nuestra habitación y encendí el reproductor de música.
Fue entonces cuando "Love of my life" comenzó a sonar:

"Amor de mi vida, tú me hieres
Haz roto mi corazón y ahora me dejas
Amor de mi vida, ¿no puedes ver?
Tráelo, tráelo de vuelta.
No lo alejes de mi, porque tu no sabes, lo que significa para mi

La que sueña con BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora