Capítulo 76

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Habían pasado cinco meses de mi embarazo. Mi vientre había crecido en gran manera y ahora Ryan y yo nos dirigimos a una consulta dónde nos revelarían el sexo del bebé. Estábamos muy emocionados, por último lado Ryan decía que era niña y por el otro yo decía que era niño.

Habíamos decidido esperar hasta el quinto mes para saber que sería nuestro bebé. Ya no podía esperar más.

- El bebé está muy bien, va creciendo fuerte y sano- Dijo el doctor.
- Doctor no me haga sufrir más, ya quiero saber que es- Interrumpió Ryan.
- Me alegra decirles que es una niña muy sana- Respondió.

A Ryan se le iluminó el rostro, realmente se sentía muy feliz y yo también.

- Es una nena, es una nena- Sus lágrimas comenzaron a salir y me abrazó fuertemente.
- Será nuestra nena, nuestra hermosa nena- Le susurré al oído.
- No sabes lo feliz que me hace está noticia, soy el hombre más feliz del mundo gracias a ti mi querida Elisa.

Después de visitar el médico, nos dirigimos a una tienda departamental para comprar las cosas para el cuarto de nuestra bebé, como una cuna rosada, una carreola, cobijas, sábanas y accesorios para el cuarto además de hermosa ropita. Ryan estaba muy ilusionado y quería comprar toda la tienda para su niña.

- ¿Has pensado que nombre quieres para nuestra hija?- Preguntó Ryan.
- Aún no, hay tantos nombres tan hermosos pero aún no sé cuál quiero ponerle a la niña ¿Y tú?- Pregunté curiosa.
- Quisiera que se llamará Elisa, como tú mi hermosa- Respondió.
- Estoy en contra de que los hijos tengan los mismos nombres de sus padres- Reí.
- En ese caso me gustaría que se llamará Elizabeth- Dijo.
- Elizabeth es lindo... Elizabeth Fischer Montiel- Sonreí.
- Suena perfecto, así quiero que se llame nuestra bebé.
- Yo también- Lo besé.

Después de comprar algunas cosas, nos dirigimos a la casa a descansar. Aunque estaba constantemente activa, había veces que me agotaba mucho y me sentía mal. Era el precio de tener una vida dentro de mi.

Cuando me sentí mejor me levanté y me dirigí hacia la sala de estar, rodee aquel hermoso piano que había ahí y me senté frente a él. Comencé a tocar "Apassionatta" de Beethoven y sentí unas pataditas en mi vientre.

- ¿Te gusta esa canción pequeña Elizabeth?- Pregunté tocando mi vientre.

Continúe tocando algunas sonatas más, me hacía feliz, me llenaba.

Sí, aunque había renunciado a los escenarios por un tiempo, no me arrepentía. Tenía el mejor público del mundo: mi hija.

- Elisa, mi amor, recuerda que hoy iremos a cenar al restaurante que tanto te gusta- Me aviso Ryan.
- ¡Es cierto! Lo había olvidado, pero ahora mismo iré a arreglarme- Me levanté del piano y besé a Ryan.

Me puse un hermoso vestido azul rey que asentaba mi "pancita" eso junto a un maquillaje muy sutil y un peinado sencillo.

Al llegar al restaurante me di cuenta de que estaba totalmente vacío a excepción del personal y un chico que tocaba el violonchelo.

- ¿Por qué estará tan vacío?- Pregunté sorprendida- Usualmente está lleno.
- Porque lo reserve para nosotros, mi amor- Respondió Ryan.
- ¿En serio? ¿Por qué?
- Para que nadie nos moleste- Sonrió.
- Eres un mentiroso, Ryan- Dije seriamente.
- ¿Por qué lo dices?- Su semblante cambio.
- Porqué... Recuerdo cuando volvimos a encontrarnos en mi antigua casa, me invitaste a comer en un "puestito" de tacos y dijiste que si estaba contigo no podrías darme lujos.

"- Tienes un poco de salsa en la mejilla- Dijo Ryan mientras me limpiaba con una servilleta.
- Soy tan torpe comiendo tacos, mi abuela nunca me deja comer esto.
- Elisa, hablando en serio ¿Crees poder ser feliz conmigo? Antes podía darte una vida de reina pero ahora no, no tengo mucho dinero, soy un humilde vendedor de comida rápida. Lo que gano no me permitirá comprarte ropa de marca, ni llevarte a lugares caros ¿Aún así quieres estar conmigo?- Preguntó.
- Sí, nada de eso me importa, Ryan."

- Las cosas han cambiado, ya no soy un humilde vendedor de comida rápida. Gracias a tu apoyo ahora tenemos varias pastelerías, sin embargo yo no olvidó esos humildes comienzos y que te quedaste conmigo apesar de no poder darte lujos. Todo lo que he logrado es gracias a ti, tu eres mi inspiración, tú y nuestra pequeña Elizabeth- Sonrió.
- Eres el mejor hombre del mundo, no tengo duda de eso.
- Hoy quiero compartir contigo algunas cosas- Comenzó a decir- Nuestros negocios están creciendo demasiado y hay un inversionista que está muy interesado en el proyecto, me ha propuesto extender la cadena de pastelerías por todo el país por lo tanto tendré que ausentarme por cuatro meses, estaré fuera pero volveré una semana antes de la fecha en que está programado el nacimiento de nuestra hija ¿Qué opinas? Si no te agrada la idea puedo cancelarlo.
- Ryan, yo tampoco cortaré tu alas, si ese es tu proyecto, tendrás que cumplirlo. Tú me dejaste viajar por el mundo por más de un año en la gira que tuve, no me detuviste y yo tampoco lo haré ¿Quién soy yo para impedirte cumplir tus sueños?- Pregunté.
- Mi futura esposa- Respondió.
- ¿Qué?- Pregunté sonrojada.
- Elisa... No tengo duda de que eres la mujer de mis sueños, el amor de mi vida, siempre me has apoyado y eso me hace muy feliz, estar a tu lado es lo mejor del mundo, es por eso que estoy seguro de querer compartir mi vida a tu lado, Elisa Montiel Cicolinni ¿Quieres ser mi esposa?- Preguntó arrodillandose y mostrándome un hermoso anillo de diamantes.
- Ryan- Respondí emocionada y con lágrimas en los ojos- Sí quiero ser tu esposa.
- Te amo Elisa- Dijo Ryan poniéndome aquel hermoso anillo.
- Yo te amo más.

Lo besé. Lo sentía más cerca de mí.

Mientras cenaba en mi mente pensaba como la vida daba demasiadas vueltas, los cambios son inevitables y lo único constante en la vida. Hace años Ryan no estaba interesado en mi, una niñita insignificante. Más bien se había enamorado de una compañera mía. Habían iniciado su relación cuando él se fue por una temporada a Alemania a cuidar a su abuela, sin embargo, cuando los Fischer cayeron en bancarrota, ella lo rechazó.

Y ahora yo era su prometida, pesé a todo lo que estuvo en nuestra contra.

La que sueña con BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora