Capítulo 91

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Asistir al sepelio fue lo más difícil que había hecho en mi vida y el tener que agradecer a los presentes por asistir fue una tortura. Quizás debía decir todo lo que Elisa había hecho por mí, quizás tenía que hablar de su gran corazón y su gentileza con el mundo, pero las palabras no salieron y me puse a llorar junto a su lápida.

- No te voy a dejar aquí- Grité- Elisa ¿Por qué te fuiste de mi lado?- Pregunté.

Mi mamá me abrazó fuertemente.

- Hijo, sé qué te duele mucho pero tienes que controlarte, piensa que todo lo que hagas puede afectarte a ti y a tus negocios- Dijo.
- Mamá ¿Cómo puede ser que en un momento como este solo te importen mis negocios y no el como me siento?- Pregunté.
- No es eso...
- Mamá, me voy de aquí y espero no volver a verte en mi vida porque yo no necesito a alguien que solo se acerque a mí por interés- Respondí.
- Hijo ¿Qué me estás diciendo? Después de todo lo que hice por ti ¿Así me estás pagando?- Preguntó ofendida.
- Tu nunca me quisiste, incluso me abandonaste en el extranjero. Yo no quería volver a saber de ti, pero cuando me buscaste gracias a que me estaba llendo bien en mis negocios, lo hablé con Elisa y fue ella quién me convenció de aceptarte y perdonar lo que me habías hecho antes así que si tienes que agradecer a alguien es a mi amada Elisa- Dije.
- Ryan ¿Por qué no me dijiste eso antes?- Preguntó.
- Eso ya no importa, me voy.

Me fui del cementerio y afuera habían muchos reporteros tomando fotos y vídeos.

- Ryan ¿Qué puedes decirnos de la muerte de Elisa?
- Hablanos de tu supuesta infidelidad con María.
- ¿Qué harás con la bebé? ¿La darás en adopción?
- ¿Cual fue la causa de muerte de Elisa?
- ¿Podrías decir que fue negligencia de los doctores?
- ¿Qué harás ahora que murió Elisa?

Probablemente volverme loco, pensé.

Al llegar a casa vi a Isabel arrullando a mi bebé y me dio mucha ternura verla haciendo eso.

- Ryan ¡Qué bueno que llegaste! Te prepare algo para que comas, sé que no tienes hambre pero debes comer, te hará bien y recuperarás fuerzas- Sonrió.

Mi reacción fue abrazarla.

- Gracias por esto que haces por mí, por cuidar a Elizabeth y por cuidarme a mí- Dije.
- No es nada Ryan- Respondió.
- Y gracias por alguna vez cuidar a mi hermosa Elisa.
- Lo hice con gusto.

Al separarnos noté que sus mejillas se habían puesto rojas. No había sido mi intención incomodarla ni mucho menos, solo era un gesto de agradecimiento por cuidar a lo mas importante en mi vida.

Las semanas pasaron y el dolor se sentía igual que el primer día, en algún momento pensé que nunca lo superaría. Todos los días visitaba la tumba de mi Elisa y le llevaba sus flores favoritas.

- Como desearía haberte llevado flores todos los días a la casa cuando estabas conmigo.

Viví un amor que no duro para siempre. 

La que sueña con BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora