Al llegar al hospital preguntamos por Rebeca quien en unas pocas horas sería dada de alta. Al entrar a la habitación me sorprendí al verla. No era más la niña que había conocido hace tiempo, era toda una mujer sosteniendo a una pequeña bebé.
- ¡Elisa!- Exclamó Rebeca.
- Rebeca- Sonreí- Hola ¿Cómo estás?- Pregunté.
- Un poco agotada pero bien- Respondió.
- ¿Puedo cargar a tu bebé?
- Si claro.Rebeca me dio a la niña, era tan hermosa, tenía los mismos ojos azules de la familia Fischer. Era preciosa.
- Está hermosa ¿Cómo se llama?- Dije.
- Claro, es mi sobrina y se llama Leila- Respondió Ryan.
- Es hermosa porque es mi hija, Ryan- Contestó Rebeca.
- ¿Y quién es el papá?- Pregunté.
- Se llama Efraín, no somos pareja ya, pero me ayudara con la manutención del bebé- Me explicó.
- Cualquier cosa que necesites, estoy aquí para ti- Dije sinceramente.
- Gracias Elisa, tienes un gran corazón y... La verdad quiero pedirte perdón por las cosas que te hice cuando éramos pequeñas, la vida da muchas vueltas y ahora estoy en una posición poco favorable.
- No te preocupes Rebeca, olvidemonos de eso y seamos amigas de nuevo- Propuse.
- Sí, eso me gustaría.Ayudamos a Rebeca a empacar sus cosas para regresar a su casa. Platicar con ella era tan entretenido como lo era hace años, aunque en el pasado me hizo daño, no podía permitir que el rencor siguiera en mi corazón.
Sí, me he liberado de todo.
- Hola Rebeca, subiré tu maleta al automóvil y te llevaré a tu casa- Aviso un muchacho al entrar.
- Sí, Efraín- Dijo Rebeca- Él es el padre de Leila.Mire a aquel chico. Quizás tenía 20 años, tenía el cabello castaño, piel de porcelana y ojos verdes.
- Mucho gusto- Dije y él se me quedó mirando fijamente.
- ¿Nos conocemos?- Pregunté.
- No sé porque pienso que sí- Respondió.Cuando dijo eso, sentí también que lo había visto en alguna parte, pero no recordaba con exactitud.
- Yo también siento que te conozco, pero no sé- Sonreí.
- Bien, ya lo recordaremos algún día- Reímos.Después de que desocuparon la habitación del hospital, me fui junto con Ryan a su departamento. Era de noche y decidimos cenar unos ricos panqueques. Ryan no era muy bueno haciéndolos, sin embargo me resultaba placentero el simple hecho de tenerlo junto a mí.
- Bien Elisa, creo que es hora de dormir... Aunque solo tengo una cama- Hizo una pausa- Puedes dormir en mi cama y yo en el sillón, es lo que hago cuando mi hermana viene de visita.
- ¿Y por qué no mejor duermes conmigo?- Le pedí.
- Por qué usted señorita ha de tener muchas cosas que pensar está noche- Respondió.
- No tengo nada que pensar, estoy a tu lado y es lo único que me importa- Dije.
- ¿Y tú familia?- Preguntó.
- ¿No escuchaste a mi abuela? Dio a entender que ya no tengo una familia.
- Quizás debas regresar a tu casa, Elisa y hacer las paces con tu abuela- Recomendó.
- No porqué me hará lo mismo que a mí madre, no me dejará estar con él hombre que amo...
- ¿Y quién es el hombre que amas?- Pregunto acercándose a mi.
- Se llama Ryan ¿Lo conoces?
- Sí, es un sujeto que está por abrir su pastelería- Respondió.
- ¿En serio?- Pregunté emocionada.
- Sí, mañana firmaré el contrato del local- Sonrió.
- Estoy tan feliz por ti, porque estás por cumplir una de tus metas- Lo abracé.
- Y yo seré feliz cuando tú cumplas las tuyas- Me beso.
- Mi meta era estar contigo- Confesé.
- Eso es simple, tienes que soñar en grande ¿No te habían invitado a tocar en la Filarmónica de Londres?- Preguntó.
- Sí, pero no acepte- Respondí.
- ¿La oferta aún está en pie?
- No, pero hace unos días me llamo el director de la orquesta filarmónica real, pero ahora ni siquiera tengo cómo pagar un vuelo a Londres y menos la estancia, además... No quiero separarme de ti.
- Ni yo de ti- Ryan me besó.Sus labios eran perfectos, el sabor era esquisto y aún más su textura suave, me sentía en el cielo.
Ryan, que nada me separé de ti.
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La que sueña con Beethoven
Teen FictionEsta es la historia de Elisa, una chica que sueña con tocar el piano y que habla con Ludwing Van Beethoven, quien lleva más de dos siglos muerto. La música clásica es su pasión, pero hay varios obstáculos para ella. Tras la muerte de su padre y el a...