Capítulo 49

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Al siguiente día búsque entre la ropa de mi mamá algo para cambiarme y salir. Toda la ropa de mi madre era escotada y corta, algo que me incomodaba usar, sin embargo le di una oportunidad.

Elegí un vestido verde el cual siempre me había gustado.

- Creo que se me ve mejor a mi, que a mí madre.
- Con esos "arreglitos" ¿A quien no?- Escuché una voz.

Salí de la casa y me dirigí a un parque el cuál solía visitar mucho anteriormente.

- Mamá, tu también tienes que jugar voleibol con nosotros- La tome de la mano.
- No, Elisa- Respondió.
- Anda, mi amor- Mi padre la abrazo- Juega con nosotros.
- Está bien, solo porque tú lo pides- Dijo.
- Me gusta verlos juntos, amándose, espero algún día encontrar a alguien que sea como mi padre y claro, parecerme a ti, mamá- Dije.
- Estás muy pequeña para pensar en eso ¿No crees?- Pregunto mi madre.
- Claro que encontraras a alguien como yo e incluso mejor, que te dé todo lo que mereces- Dijo mi papá.
- Que te de viajes costosos y te compre todo lo que quieras- Agrego mi mamá.
- Me refiero a todo el amor que tú mereces, el dinero no lo es todo, no compra la felicidad, sin embargo, el amor si te hace feliz.
- Entonces quiero a un hombre que me ame como tú amas a mi madre.

¿Eso es lo que me falta para ser feliz?

Me senté en un columpio, estaba confundida. Necesitaba a alguien conmigo para que me aconsejará, para que me dijera que tenía que hacer. Alguien que me diera las fuerzas que necesitaba para romper está mentira.

- ¿Qué hago?- Me pregunte en voz alta.
- Ser feliz- Escuché una voz tras de mí.

Me levanté rápidamente del columpio y me di la vuelta.

- Ryan...- Mi corazón se aceleró.
- Elisa- Extendió sus brazos y lo abrace.

Estar cerca de él me hacía sentir bien, oler su perfume me relajaba y me hacía sentir feliz, muy feliz.

- Te extrañe tanto Elisa- Dijo mirándome fijamente a los ojos.
- Yo también Ryan, te extrañe mucho- Respondí mientras en mi estómago sentía millones de mariposas.
- Haz cambiado tanto, casi no te reconocí ayer en el estacionamiento, parecía que huías de mi como todo este tiempo- Su semblante cambio, ahora se notaba serio.
- No he huido de ti.
- ¿Por qué nunca respondiste mis llamadas ni mis cartas?- Pregunto.
- Tú no volviste a escribirme desde que tu madre perdió su fortuna- Le reclamé.
- Cuando eso sucedió fue cuando más cartas te escribí- Se defendió.
- Desde ese entonces no volví a saber de ti, Ryan, te juro que no volví a recibir tus cartas- Dije sinceramente.
- Bien, creo saber que pasó- Me tomo de las manos- ¿Seguimos siendo amigos?
- Siempre, eso nunca cambiará- Le sonreí.
- ¿Aunque no tenga dinero como tú?
- No preguntes eso, el dinero ni siquiera me importa, lo que cuenta es la persona que eres.
- Me alegra ver que eres la misma que antes- Dijo mirándome atentamente de arriba a abajo.
- Cuéntame ¿Qué ha sido de tu vida? Deje de saber de ti desde hace mucho.
- Es una larga historia...- Respondió.
- Quiero escucharla, pero antes vayamos a comer, yo invito- Dije.
- Está bien- Acepto- Solo porque tengo mucha hambre.

Nos dirigimos a un restaurante que estaba cerca, uno al que nunca pude ir cuando era más pequeña ya que mi padre no podía costearlo.

El restaurante era muy lindo, con temática de los 80's incluso tenía una pista de baile, te hacía sentir en esa maravillosa época.

Después de ordenar pedí de nuevo a Ryan que me contará que había sido de su vida.

- El día que llegue a Alemania todos me recibieron como rey, mi familia de allá era muy atenta conmigo y me trataban muy bien. Mi deber era cuidar a mi abuela, darle sus medicinas y animarla, algo que era un poco difícil ya que no sabía hablar bien el idioma y ella terminaba regañandome y dándome lecciones, mi abuela decía siempre que los jóvenes de ahora somos unos estúpidos ya que en sus tiempos todos estudiaban más y sabían hablar varios idiomas, incluso tocar instrumentos. Yo solo escuchaba sus historias tratando de no dormirme o ella me aventaba lo primero que veía- Rió.
- Puedo imaginarlo, así era mi madre- Respondí.

La que sueña con BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora