Al salir del restaurante Ryan me llevo a la casa de mis padres.
- Fue una encantadora tarde contigo Elisa, realmente la paso bien contigo- Dijo.
- Tenía tiempo que no me divertía así- Confesé.
- Bien, creo que debo irme.
- Pero ¿A donde irás?- Pregunté.
- Supongo que iré a quedarme a un hotel para mañana irme de nuevo.
- No te vayas, quédate conmigo- Le pedí.
- No creo que pueda hacer eso.
- Anda, estoy sola aquí, quiero que me hagas compañía.
- ¿Segura?- Lo pensó un momento- Está bien me quedaré contigo.Le di a Ryan una pijama que mi padre nunca llegó a usar junto con su mejor muda de ropa. Después de un largo baño, Ryan estaba en pijama y listo para dormir. Le preparé la cama que anteriormente era de mis padres para que pudiera dormir allí.
- Tu casa se siente tan acogedora, no quiero irme nunca- Confesó mientras se recostaba.
- Lo sé, realmente lo siento como mi hogar.
- Tu pijama está muy bonita- Me halago.
- Gracias, era de mi madre.La pijama era un modelo algo "sensual" con una blusa de tirantes y escote y un short ajustado.
- Haz cambiado tanto, Elisa, cuando te conocí eras una niña y ahora eres toda una mujer- Dijo.
- Las cosas cambian...
- Pero no mi cariño por ti, eres bellísima tanto por dentro como por fuera.
- No es para tanto- Me sonroje.
- Cuando mi madre se quedó sin su fortuna todos mis amigos me dieron la espalda, ninguno de ellos me habla ahora, incluso María me dejó...
- ¿Qué pasó con ella?- Pregunté curiosa sentándome a su lado.
- Ella y yo nos llevábamos muy bien, éramos buena pareja, incluso fue a visitarme varias veces, yo realmente la amaba tanto que le dije que en cuanto ella cumpliera 18 nos casariamos, pero no sucedió así.
- Lo lamento.
- No importa, lo he superado y realmente no he tenido tiempo de pensar en "novias".
- Entiendo, bueno será mejor que me vaya a mi cuarto a dormir- Dije.
- Está bien, descansa.
- También tú, buenas noches.Me despedí de Ryan y me fui a mi cuarto. Estar ahí me traía muchos sentimientos, quizás era eso a lo que llamaban "nostalgia". Pensaba en lo felices que eran mis padres, él la amaba sin importar nada, trabajaba para ella y le daba lo mejor que estaba en sus posibilidades. Y en mi caso, al casarme lo tendría todo, todo el dinero, todas las comodidades y todo su amor, pero ¿De que vale tener todo si no lo amo?
Tantos pensamiento me abrumaron y me eché a llorar.- No llores- Escuché una voz.
- Me siento tan mal...
- No llores, yo te ayudaré- Dijo esa voz desconocida.
- ¿Cómo?- Pregunté mientras me secaba las lágrimas.
- Como lo hice antes, toma una navaja y cortate, eso te hizo sentir bien antes y ahora también lo hará.Hice lo que él me dijo y aunque dolía me hacía sentir bien.
Me miré en el espejo aún con lágrimas en los ojos.- Esa no eres tú- Repitió esa voz.
- Lo soy...Fue entonces cuando volví a verlo, Ludwig estaba tras de mí mirándome.
- Ludwig...
- Esa no eres tú, Elisa, mírate... Ese cuerpo no es el tuyo- Por su tono note que estaba decepcionado.
- Ludwig Van Beethoven, los tiempos han cambiado, ahora a los hombres les gusta que las mujeres sean así- Me defendí.
- ¿Les gusta las mujeres llenas de botox y rellenos?- Preguntó.
- Sí- Respondí.
- A mi no me gusta- Confesó.
- ¿Por qué volviste?- Le pregunté.
- Por qué me necesitas, siempre fui tu único amigo y ahora necesitas uno ¿No es así?- Tomo mi mano y admiro mi anillo de compromiso.
- Supongo que sí.
- Si fuera tú le iría a tirar este anillo en su cara y seguiría mis sueños.
- No es tan fácil, gracias a él pude cumplir mis sueños, me ha ayudado mucho.
- Sé lo que ha hecho por ti, pero míra que tan miserable es tu vida.
- ¿Miserable?- Pregunté ofendida.
- Tu abuela te ha dado todo el dinero que pudieras necesitar, pero no tienes a ninguno de tus padres a tu lado. Ahora que te cases tendrás la vida que toda mujer desearía con un hombre adinerado que te cuida y ama, pero tú no lo amas a él. Has superado todos los obstáculos que la vida te presentó, tienes fama y eres un prodigio en el piano, pero te dedicas a enseñar a niños que ni tú misma soportas en vez de estar en Londres con la mejor orquesta del mundo. Dime ¿A caso eso no es ser miserable?- Preguntó.
- Supongo que sí- Respondí con tristeza.
- Tienes al hombre que te gusta en la otra habitación y tú estás hablando conmigo en tu cuarto.
- No es como que pueda ir y recostarme con él.
- Hazlo y me dirás si eso te hace feliz o no.Decidí hacerle caso. Entré en la habitación donde Ryan estaba.
- Tengo frío ¿Puedo dormir contigo?- Pregunté.
- Sí, Elisa- Respondió adormilado y me hizo un espacio.Él me abrazó mientras yo solo sentía mariposas en mi estómago volando de aquí para allá.
En efecto, estar a su lado me hacía feliz.
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La que sueña con Beethoven
Fiksi RemajaEsta es la historia de Elisa, una chica que sueña con tocar el piano y que habla con Ludwing Van Beethoven, quien lleva más de dos siglos muerto. La música clásica es su pasión, pero hay varios obstáculos para ella. Tras la muerte de su padre y el a...