Una vida esperando la aceptación de la persona que más te debería querer en el mundo, esperar que de su boca salgan unas simples palabras...
Que fueron escuchadas solo cuando se las dedico a otra persona.
Después de vivir toda su vida bajo una menti...
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— ¿Así que esto fue lo que se les ocurrió para San Valentín? — Preguntó Fujioka, observando a sus compañeros del Host llenando con decoraciones de corazón la sala.
— ¿No es un poco predecible? — Opino Narumi cansada de tanto rosa a su alrededor.
— Esto es lo que pasa cuando dejas a Honey organizar un evento, es algo exagerado con las decoraciones — Hablo Morí, observando cómo el pequeño rubio saltaba a los alrededores pegando corazones en cada lugar.
— ¿Enserio hasta las tazas y sillas son corazones? — Se quejó la ojiazul.
— Esto... Es demasiado — Haruhi observó a Kyoya.
— Nos turnamos los eventos de vez en cuando y esta vez Honey era el encargado — Respondió.
Hikaru y Kaoru quienes ayudaban a Honey, saltaban a los alrededores colocando corazones, les agradaban las extrañas caras de las chicas por tanto color rosa.
Hikaru lleno la cara de la ojiazul con pequeños corazones rojos.
Narumi cansada le pegó una enorme estampa en la cara, ahora el pelinaranja batallaba con quitarla sin poder ver a su alrededor.
— Entiendo la temática, pero vuelvo a repetir, ¿Solo corazones? Es demasiado predecible —Se quejó Narumi.
— ¿Eso quiere decir que no te gusta? — Pregunto Honey con un puchero.
— Exacto, para nada — Dijo sin tacto, el pequeño salto a los brazos de Morí con pequeñas lágrimas — Los corazones son siempre muy confiables en esta fecha pero no hay que exagerar, además, ¿Tienen alguna temática para su uso?. — Honey le miró para después negar.
— ¿Entonces pegabas corazones solo porque si? — Pregunto Haruhi.
— Creí que sería perfecto, ¡Todos deberían amar hoy!.
— Con este chico me dará diabetes — Murmuró Hanakawa — Por cierto ¿Y Tamaki?.
— No lo nombres — Demasiado tarde a lo que pidió Haruhi puesto que el rubio entro con un atuendo de príncipe. — Siempre quiere hacer entradas en el momento justo.
El rubio colocó la punta del bastón que traía debajo de la barbilla de la ojiazul, levantó su barbilla haciendo que le mirara a los ojos.— Y bien princesa, ¿Cómo hago para qué su día sea perfecto hoy?
La castaña le retiró aquello de las manos y le dio un golpe en la cabeza, — Vuelve a hacer eso y te rompo está cosa.— Después lanzó el bastón lejos.
