Verdad | Ouran Highschool |

#8

Era la segunda vez que los gemelos regresaban a aquel restaurante, y aunque Kaoru era el más emocionado por ir de nuevo, no era precisamente por el acompañamiento de su madre, miro a sus alrededores buscando a la chica que había llamado su atención la vez pasada, pero no había ni rastro de ella.

Cansado de buscarla, se levanto con la "excusa" de ir al baño para poder preguntar por ella, se acercó a la persona en la entrada y pidió saber sobre la ojiazul.

— No eres el primero en preguntar por ella — Respondió el chico — No se encuentra cerca, pero si quieres encontrarla puedes ir a este lugar. — El joven saco de su bolsillo una tarjeta.

Y para sorpresa del pelinaranja era la tarjeta de un karaoke.

Metió el trozo de papel en su bolsillo y regreso con su gemelo para después salir del restaurante.

Al día siguiente inventó una excusa para zafarse de su hermano y dirigirse a aquel lugar, extrañamente lo consiguió.

— Espera aquí hasta que regrese — Dijo a su chófer para intentar entrar en el establecimiento.

Cosa que no logro — Perdón chico, solo dejamos pasar a mayores de edad. — Dijo la persona en la entrada.

Pero para un chico con dinero hay pocas cosas que están realmente prohibidas, ya que dándole solo un par de billetes dejo pasar al pelinaranja.

Gracias a ello comenzó a plantearse varias preguntas, "¿Ella es mayor que yo entonces?" O " Si no, ¿Qué hace en un lugar así?".

Kaoru noto que la única razón por la que no dejaban entrar a un menor de edad era por la venta de bebidas alcohólicas, algo que ni siquiera llamó su atención.

Después de 1 hora sentado, esperando un rastro de la joven se desespero y estaba dispuesto a irse del lugar pero al ver un grupo de jóvenes subiendo al escenario se detuvo.

Y ahí estaba ella, con una apariencia diferente a la última vez que la vio, su pelo estaba completamente sujetado en una coleta dejando a la vista esos hermosos ojos azules, vestía un pantalón apretado, una camisa blanca corta con una sudadera roja encima, tenía un look diferente pero no desagradable para el chico.

Se acercó poco a poco a la joven y antes de poder decir algo, la chica se posiciono frente al teclado en el escenario y comenzó a mover sus manos sobre el, dejando salir fuertes notas pero una linda melodía, pocos segundos después los chicos a su lado se le unieron con otros instrumentos.

Cuando la joven levantó la vista, comenzó a cantar, esta vez no era para nada música clásica y Kaoru noto una gran sonrisa en la joven.

La imagen frente a él era diferente, la chica se notaba divertida en el escenario y llena de confianza, cuando terminó de cantar el lugar se llenó de aplausos, Kaoru intento llamar su atención.

Ella lo noto, se acercó a la orilla y quedó frente a él. — ¿Necesitas algo? — le pregunto y Kaoru negó, Su voz no era gruesa ni aguda, era realmente agradable al oído, o por lo menos para el pelinaranja.

— No es eso— Se perdió en la mirada de la chica por un momento — Me encantó cómo se escucha lo que acaban de tocar.

Los ojos de la pelinegra se iluminaron y una amplia sonrisa se mostró, acompañada de un leve sonrojo — ¿¡Enserio!? — Pregunto animada, Kaoru asintió rápidamente — Muchos aquí no nos toman enserio por que somos muy "chicos", así que el que lo digas me alegra bastante.

— ¿No eres mayor de edad? — Pregunto el pelinaranja.

— Tampoco me falta mucho pero no sé supone que debo estar aquí, así que si me lo permites debo correr — Dijo señalando a la entrada en donde un par de sujetos se acercaban al escenario no muy contentos, Tras ver aquello la joven se acerco a uno de los chicos del escenario y lo jalo del brazo para después salir corriendo del escenario.

— ¿¡Cuál es tu nombre!? — Grito Kaoru mientras la joven se abría paso entre la gente.

— ¡Yuki! — Respondió para después desaparecer entre la multitud.

El pelinaranja salió del lugar después de ello, por lo menos ya sabía el nombre de la chica y como se ve exactamente, así que el tiempo no fue totalmente desperdiciado y aunque aún tenía dudas de lo que le llamaba la atención de aquella chica, se sentía feliz después de haber escuchado su dulce voz.