CAP. 3

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La indignación más grande que pude presenciar es que las personas que lo acompañaban inmediatamente lo ayudaron a pararse, mientras que a mí, nadie y encima la mochila era pesada, tuve que hacerlo yo sola.

— ¡mire por donde camina! - "prácticamente fue un grito de este hombre". Un: —se encuentra bien, me haría sentir mejor".

— ¡eso también debería ser para usted, si dice que estaba distraída debió haberlo esquiado!

— ¡que atrevida que es esta chica!- dijo una tercera voz, — ¿no sabes con quien hablas?

— ¡no!, no sé quién es este hombre ni mucho menos ustedes, solo quiero que este hombre se disculpe- les refuto muy decidida.

Este hombre se acerca a un poco más a mi rostro diciéndome: —No hace falta que sepa quién soy, mi tiempo es valioso, alguien tan común no merece saber quién soy, date cuenta que estás haciendo el ridículo tan solo mira a tu alrededor —me señala con su dedo, mi rostro se sonroja con facilidad, siento un ardor en mis mejillas, miro a mi alrededor, la mayoría me miraba.

Su expresión se pone más seria, sus últimas palabras fueron: —vamonos.

Espero que sea la última vez que le dirija la palabra, "será difícil hacer mi trabajo" pensé ya que porque le gente le rodeaba se notaba que era alguien importante.

...

— ¿Segura que no quieres estar en el trabajo?- me preguntó mi jefe

—no señor.

—¿qué le diré al cliente?.

—señor en el archivo esta todo el material, puedo enviar las fotos a su correo el resto se pueden encargaran mis compañeros a los que usted asignará, el cliente no ha de sentirse tan incómodo.

—De acuerdo, puedes irte —me dijo lo cual quedé perpleja este hombre ama que todos trabajen hasta que termine la jornada.

—jefe pero aún faltan dos horas para salir, al menos hoy salgo tarde.

—te estoy dando dos horas libres si no lo quieres entonces ve a...

— ¡lo acepto!, ¡si quiero!- dije aunque no hubo necesidad de gritar "babo, babo".

—cálmese no haga esas cosas que me asusto con facilidad, bien entonces nos vemos la próxima semana señorita Bae.

—Sí señor, hasta luego.

Salí muy feliz, miro mi reloj de mano, me da tiempo suficiente para estar en una clase de Myungsoo oppa, la distancia solo es de 30 minutos y salgo apresurada, después de este día al menos quiero que acabe bien.

Llego a tiempo subo al segundo piso, entro al aula, ubicándome en una esquina – "oppa aún no se percata de mi presencia"- mucho mejor

—Bien alumnas esta maceta, es su siguiente tarea, esta fácil el trabajo, a su costado hay un lienzo, a dibujar.

Estar escabullida en una esquina no es una forma de mantenerme oculta de él

— ¿Tú?- así es, tarde o temprano tendría que verme.

— ¿Se encuentra bien profesor?- Digo inocentemente

—nada alumna continúe- su sarcasmo era evidente pero mejor lo ignoré.

Termina la clase y dejo mi lienzo soy la última en quedarme con oppa.

— ¿Se puede saber por qué te metes en mi clase?- su voz sigue siendo seria

—Al menos un hola, hace tiempo que no te veo en mi clase, me haría sentir mejor.

—Suzy- dijo serio

—Bien, ya sabes la respuesta, esto me ayuda a desesterarme de mi mal humor.

—no cambias, pero por favor llámame, no hagas este tipo de sorpresas.

— ¡ja! No lo haría nunca, eres capaz de echar seguro a la puerta.

— que complicada que eres mujer, bien entonces ¿tomamos algo para estar al corriente de ambos?-

—Me gusta eso.

Caminamos al cafetín muy a gusto pero veo dos figuras conocidas, Krystal y su manager "¿Qué hacen acá?", nos miran y se dirigen a nosotros, me sorprendió ver su muñeca derecha enyesada.

—Suzy, necesito de tu ayuda.

Me preocupaba cuando decía eso, viniendo de ella nada bueno podría suceder.

Me preocupaba cuando decía eso, viniendo de ella nada bueno podría suceder

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