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Su cuerpo no sentía nada.
La habitación totalmente blanca le causaba una sensación de frío y soledad, y era así.

No tenía intravenosa, no era necesario. Aunque los cables en su pecho que medían sus latidos eran algo molestos, era como si le estuvieran succionando la piel.

Prestó atención a su cuerpo, la anestesia aún hacía efecto en él. ¿Tan doloroso fue, que era necesario anestesiar su cuerpo?
¿Tendrá algún hueso roto? ¿Un órgano fallando?

Su pierna derecha colgaba, totalmente enyesada desde la punta de sus dedos hasta unos centímetros abajo de la rodilla.
Su mano izquierda estaba vendada con gasa blanca y su ropa ya no era el buzo rojo y los jeans oscuros.

Poco le costó comprender que había tenido un accidente, recordó huir de su hyung y sólo sintió el impacto. No podía recordar nada más que eso.

¿En qué hospital estaba? ¿Su familia sabía que estaba ahí?

Su última pregunta fue respondida; Sus padres entraron por la puerta y suspiraron de calma al verlo consciente.

—Jisung, hijo, ¿Te sientes bien?— La señora Kang tomó la mano de su hijo, aferrándose a él con cuidado, mientras su padre estaba a su lado.

—¿Y Minho?

— Jisung, tu madre quiere saber cómo estás.— El alfa de la familia habló, estaba molesto, pero no podía desquitarse con Jisung en ese estado.

Suspiró y recostó nuevamente su cabeza en la almohada, su lobo lloraba de tristeza, en esos momentos necesitaba de su alfa, por más que lo odie.

No respondió a sus padres.
El lazo le advertía que Minho estaba triste, dolorido y asustado; no podía concentrarse en otra cosa que no fuera eso.

—¿Quieres que llamemos al médico?

Soltó la mano de su progenitora, tenía un aroma extraño; algo le decía que no estaba bien.

—¿Por qué tu mano huele a Minho?

Ambos adultos se miraron con impresión, era obvio; su hijo estaba conectado de por vida a ese chico, podría sentir su aroma en las cosas más simples.

— No sé de qué hablas, Sung.— Ella negó.— Minho no estuvo aquí.

No estuvo...

Mentira.

¿Minho?

Ellos no me quieren ahí, Sung.

Son mis padres, quieren protegerme.

Cuídate, por favor.

Minho.
¿Puedes siquiera responderme?
Está bien, yo huí.
No tengo ningún derecho a pedirte que vuelvas.

—Déjenme sólo.

Estaba molesto, el alfa huyó.
Su cabeza comenzó a doler, no podía permitirse llorar por más que su lobo lo hacía.

Tal vez era tiempo de dejar ir el lazo.

[...]

—¿Estás bien?

—¡Por dios, Changbin!— Felix dejó caer el libro de anatomía y miró al chico que estaba detrás suyo.—¡No puedes aparecerte así de la nada y asustarme!

— Lo siento.— Con una ligera sonrisa, Seo se agachó para recoger el libro y entregárselo al chico frente a él.

— Gracias.— Tomó el libro y siguió en su camino, ignorando totalmente a Seo.

Marca ⟩ MinSung ⟨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora