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—Cuando te atropellaron, me volví loco.— Comentó, acariciando la mano del menor.— Iba a perder el control, pero no lo hice. Algo en tí me decía que debía estar consciente para que tú estés bien.

— Tal vez fue el lazo.

—No es probable, es casi imposible controlar a un alfa insaciable.

— Piénsalo. Desde que nos unimos ¿Cuando perdiste la cabeza?

Se miraron en silencio unos segundos, sonriendo.

—Tienes razón. Cuando me perdía, me aislaba de ustedes. Pero desde que iniciamos el lazo, sólo me iba para que tú estés bien; lo lamento.

—Entonces quédate conmigo, Minho. Sí, perdimos el control de todo y terminé con una pierna rota.— Soltó una risa.— Pero nos queremos, podemos empezar de cero y estar bien.

— Si te marco ahora...¿Qué pasará?

— Primero debe de haber un nudo.— Sintió su corazón latir desenfrenado, sintiendo sus mejillas calentarse y tuvo la necesidad de desviar la mirada.

—¿No recuerdas nada, no?— Le miró con una sonrisa.

—La verdad, no...

— Yo menos.— Levantó su mano derecha.— Pero creo que esto tiene algo que ver.

Jisung observó una cicatriz roja, de la palma hasta el dorso de la mano.—¿Y eso?

—Lo poco que recuerdo, es que me mordí la mano para no marcarte cuando formamos el nudo. Tú me pediste que no lo haga, que me estaba lastimando.

Jisung parpadeó con sorpresa, sí, recordaba eso. Exactamente en el momento donde Minho le relató lo sucedido con la cicatriz en su mano, un flash vino a su mente.

—¡Yo te pedí que dejes de morderte!— Exclamó sorprendido, recordando un poco de lo que sucedió esa noche.— ¡La culpa del lazo la tuve yo! ¡Yo te insistí!

— No, no, no, no. No fue tu culpa. Fuimos ambos, no te hagas responsable de todo cuando no es así.— Tomó sus manos entre las suyas y las acarició con el pulgar.— Te quiero, Jisung. Y no soy lo suficientemente bueno para cuidarte como corresponde. Pero estoy enamorado de tí, de lo que eres y de lo que haces, y quiero estar contigo. Sé que llevará tiempo y debemos iniciar de cero. Pero si tú aceptas, entonces estoy dispuesto a dar de mi parte para que esto funcione.

Sintió las caricias en sus manos, percatandose de la felicidad que irradiaba su lobo interior.

— Yo también daré de mi parte, Minho. Y sí, sí quiero volver a tener un lazo contigo.

[...]

Felix se removió en su cama, sintiéndose extraño.

Al no poder conciliar el sueño y los rayos del sol dándole casi en la cara, decidió abrir los ojos.
Changbin estaba a su lado, con el pecho descubierto y su mano acariciando la pequeña cintura del rubio.

—Despertaste.

—¿Qué estás haciendo?

— Tenías pesadillas, así que cuando comencé a acariciarte y hablarte te tranquilizaste.

Era verdad, recordaba tener pesadillas en la madrugada, pesadillas que lastimaban su autoestima.

Se incorporó en la cama, percatandose de que también tenía su pecho descubierto.

— Tranquilo.— Changbin sabía que en cualquier momento iba a gritar por la comprometedora situación, y se aseguró de adelantarse a dar una explicación.— No sucedió nada. Sólo unos besos y ya.

Marca ⟩ MinSung ⟨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora