Annabelle
Sky me había llamado muy temprano en la mañana para que acudiera rápidamente a su habitación ubicada en las residencias de la universidad de UCLA porque, según ella, algo grave estaba sucediendo. Si no hubiera sido por el hecho de que ella en verdad parecía desesperada y genuinamente preocupada al otro lado de la línea, habría apagado mi teléfono celular para seguir durmiendo plácidamente.
Aún podía sentir el dolor sordo en mi costado que evidenciaba mi esfuerzo por llegar antes de que Sky perdiera la razón.
Sin embargo, y aunque Sky si parecía todavía a punto de enloquecer, no había dicho ni una sola palabra desde que llegue aquí que explicara su comportamiento. Tan solo se limitó a tomar mi mano, hacer que me sentara sobre la cama, mientras ella empezaba a caminar de un lado a otro y mordiendo sus uñar sin cesar. Y toda esta situación estaba comenzando a fastidiarme al tiempo en que pensaba que ella le haría un agujero al suelo si seguía con su caminata de la ansiedad. Fruncí el ceño, confusa e impaciente, preguntándome que posiblemente había pasado para que ella estuviera en ese estado.
Ella tiró de su cabello azul, aun negándose a decir algo, y pensé que había tenido suficiente de tanta incertidumbre.
—¿Sé puede saber qué estamos haciendo? —inquirí con desesperación, y ella se detuvo enseguida. Y por un segundo pareció que hubiera olvidado que estaba aquí—. Sky, te juro que si me has traído aquí por una de tus emergencias de moda, te voy a estrangular y...
—Estoy atrasada —soltó de repente, interrumpiendo mis palabras.
Escuché los engranes de mi cerebro detenerse con un chirrido y luego volver a funcionar para tratar de entender a qué se refería. ¿Qué puedo decir? Salí de casa antes de mi dosis matutina de café, y sin café, no puedo pensar más allá de que debo respirar para vivir.
Así que es por eso que dije:
—¿Vas tarde a algún lugar? ¿Es eso? Sabes que no tengo auto por el momento, pero puedo pedirle a Kellan que venga por ti y te lleve a donde necesites ir.
Sky me dio un exasperante gemido y camino hacia mí. Puso sus manos en mis hombros y me sacudió con fuerza.
—Annabelle, te quiero, pero eres un poco lenta hay veces —dijo y bajo la mirada hacia su vientre, una ceja arqueada—. Estoy atrasada.
Mis ojos se abrieron amplios al entender lo que decía y grité con toda la fuerza de mis pulmones.
—¡Oh, Dios mío, estás embarazada!
—¡Shh! —me silenció al poner un dedo en mis labios. Gruño—: ¿Podemos, por favor, no anunciarle esto a todos en el edificio? Gracias —miro alrededor de la solitaria habitación como si tuviera miedo de encontrar a alguien acurrucado en la esquina oyendo nuestra charla. Su bonita cara decayó cuando me miró de nuevo—: Y no sé si estoy embarazada, Belle, pero estoy enloqueciendo.
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PARAÍSO |Souls Fractured #3|
Romance|TERCER LIBRO DE LA TRILOGÍA SOULS FRACTURED| 《Tan oscuro es el fondo, que no deja ver nada si no subes hasta el dorso del arco, en que la roca es más saliente.》|Dante Alighieri, La Divina Comedia.