|Capítulo 20|

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|Annabelle|

Por un breve instante, me quedé paralizada por la más absoluta sorpresa

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Por un breve instante, me quedé paralizada por la más absoluta sorpresa. En ese ínfimo momento detenido en el tiempo, mi mente se quedó en blanco cuando mis pensamientos se dispersaron al sentir los labios de Caleb sobre los míos, la presión de sus brazos y la calidez de su cuerpo; la manera en que parecía que un estremecimiento lo recorría por completo, como si sintiera un placer doloroso por este contacto entre nosotros.

Sentí los latidos de mi corazón tropezar, el pozo de ansiedad en mi estómago agitandose cuando la sensación de lo erróneo se apoderó de mí, haciéndome sentir culpable por haber dejado que esto fuera tan lejos. Finalmente, el impacto de la situación aflojó sus garras en mí y, haciendo acopio de todas mis fuerzas, puse mis manos en el pecho de Caleb y lo empujé hacia atrás. O al menos lo intente. Él se resistió y sus brazos se apretaron más a mí alrededor al tiempo en que yo giraba mi rostro hacia a un lado para romper el beso.

—Suéltame, Caleb. Ahora —demande, mi voz expresando completamente mi enojo.

—Annabelle, no... déjame... déjame sostenerte un poco más. Por favor. Sólo... —murmuró con voz baja y desesperada, intentando besarme otra vez.

Me sacudí con violencia, y por un momento sentí una leve chispa de pánico encenderse en mi pecho. No me gustaba ser retenida a la fuerza. Recuerdos indeseados aparecían cuando eso sucedía. Volví a retorcerme entre sus brazos en el momento en que él besaba mi mejilla, el miedo haciendo que mi corazón latiera tan rápido que pensé que se saldría de mi pecho en cualquier segundo, mi respiración acelerada, mientras trataba de hacer que mi mente no evocara más imágenes horribles.

La desesperación me embargo y pensé que lloraría de puro terror antes de que recordara que Kellan me había enseñado a liberarme de cualquier tipo de agarre de un desconocido, y aquel conocimiento debería usarlo y no quedarme paralizada de miedo como hice una vez hace no tanto tiempo. Así pues, centrándome, eché mi pierna izquierda hacia atrás y luego la baje con toda la fuerza que poseía, pateando su espinilla.

Lo escuché gruñir de dolor, su agarre aflojándose. Sin darle tiempo a recomponerse y a mí para sentirme mal por el golpe que le propiné, alcé mi mano, y con la parte baja de la misma, golpe su nariz con la suficiente fuerza para alejarlo completamente pero no para hacerlo sangrar. El dio un traspié hacia atrás, ahuecando su nariz con una mano y maldiciendo ruidosamente.

Me sentí inestable sobre mis pies, pero aún así logré mantenerme erguida y di varios pasos atrás lejos de él, una parte de mi preguntándose que hubiera pasado si no lo hubiera apartado.

Caleb me miró con sorpresa mientras yo colocaba una mano en mi pecho para calmar mi asustado y ansioso corazón. Entonces él dio un paso adelante y levante mi brazo, señalándolo, y se quedó en su sitio, abriendo y cerrando los puños a sus costados como si pudiera aún sentir la sensación de tenerme prisionera.

PARAÍSO |Souls Fractured #3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora