|Capítulo 13|

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|Kellan|

Si me dieran a escoger el momento más feliz que he tenido en mi vida, elegiría sin duda el momento exacto en el que Annabelle pronunció el «sí, quiero» luego de pedirle que fuera mi esposa

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Si me dieran a escoger el momento más feliz que he tenido en mi vida, elegiría sin duda el momento exacto en el que Annabelle pronunció el «sí, quiero» luego de pedirle que fuera mi esposa. Nunca olvidaría la expresión de su hermoso rostro: la sorpresa, la incredulidad, el amor y la dicha mezclados allí, sus ojos azules brillando con lágrimas de felicidad deslumbrante.

Secretamente había estado tan preocupado de que ella dijera que no, que era demasiado pronto, que era demasiado joven aún para casarse. Pero estaba tan equivocado y me sentí tan ridículo cuando ella sonrió más brillante que el sol al ver el anillo en su dedo que pensé que mis miedos habían sido algo absolutamente estúpidos e infundados. Y luego me había vuelto loco tratando de buscar el dónde hacerle la propuesta, pero llegué a la conclusión de que sería en un lugar íntimo y que significara mucho para los dos, porque hacerlo público no era mi estilo y no quería que Annabelle se sintiera presionada a aceptar. Así que deje que todo se alinearáa solo y el momento y el dónde finalmente llegaron a mí esta tarde y todo fue perfecto.

Entonces, de regreso a casa, tomé a Annabelle en mis brazos y la llevé a la cama. Le hice el amor a mi prometida hasta que su cuerpo tembló y se estremeció, el sudor humedeciendo nuestra piel, corazones acelerados y respiraciones calientes. Ahora ella se encontraba sentada sobre mí, el cabello oscuro todavía mojado por la ducha que tomamos después del sexo, vistiendo una camisa ajustada sin sujetador y unas bragas de algodón con un conejo púrpura estampado en su trasero. Aún estaba riéndome por su elección de ropa interior cuando elevó su mano izquierda y extendió sus dedos, sacudiéndolos.

El anillo que escogí era una pieza tan delicada como ella era, nada demasiado ostentoso porque sabía que Annabelle no era ese tipo de chica pretenciosa. Carrie, la asesora de ventas, había intentado muy duro en hacer que escogiera de entre los anillos más monstruosos que tenía a su disposición, perdiendo mi interés en lo que decía de forma inmediata. Estuve a un segundo de largarme de ese lugar cuando lo vi entonces, la delgada banda de plata recubierta alrededor de pequeños diamantes, y en el centro, un diamante cortado de forma circular, lo suficientemente grande, no demasiado, para que resaltara. Sabía sin lugar a dudas que ese anillo era el indicado, y no vacilé ni un momento en pedirle a Carrie que me lo enseñara y después procedí a pagarlo, vibrando de anticipación.

—No puedo dejar de mirarlo —admitió ella con una pequeña risa incrédula—. Sigo sin poder creer que me hayas pedido ser tu esposa, Kellan.

Froté sus muslos con mis manos lentamente, disfrutando de la textura de su piel.

—Te sugiero que empieces a asimilarlo de una vez, Tinkerbelle, porque esto en verdad está sucediendo —respondí, haciendo que bajara su vista a mí—. Pronto nos casaremos y serás la señora Draven.

Se iluminó con diversión, una mueca traviesa en sus labios.

—Eso suena cómo muy formal y vinculante, y me gusta un montón. Annabelle Draven —resonó alto el nombre, y luego rio—. ¿Cómo suena eso?

PARAÍSO |Souls Fractured #3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora