|Capítulo 19|

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|Annabelle|

Seattle por lo general era un ciudad con un clima bastante deprimente, pero el día de hoy hacía un día precioso

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Seattle por lo general era un ciudad con un clima bastante deprimente, pero el día de hoy hacía un día precioso. Era cómo si el clima hubiera decidido no arruinar el festival, Bumbershoot, y dejar que las personas disfrutaran de la gran variedad de música bajo este cielo azul y sol resplandeciente, mientras recorría en compañía de Sky los sesenta y cuatro acres de tierra que componían el Seattle Center, lugar dónde este evento se realizaba cada año.

Adam y los chicos habían decidido viajar dos días antes del día de su presentación por la cuestión de que llevar sus instrumentos musicales en un vuelo comercial era todo un lío. Demasiados papeles que llenar, demasiado dinero que pagar y, además, cabía la posibilidad de que las cosas se perdieran o se arruinaran en el camino. La cantidad de veces que las guitarras de Adam habían terminado abolladas en un vuelo eran numerosas y la cólera de mi hermano infinita. Así que Z había propuesto la fabulosa idea de viajar en la furgoneta de Ayden hasta Seattle, y mi hermano estuvo de acuerdo. Era más rápido, sencillo, menos costoso y más divertido.

Me hubiera gustado viajar con ellos, pero debía dejar todo en orden antes de marcharme al festival por todo el fin de semana. Y una vez tuve todo en orden en casa y con mi familia, y después de que con la ayuda de April conseguí conectar la línea telefónica del departamento con mi celular para recibir todas las llamadas en el mismo, pude finalmente empacar mi pequeña mochila de viaje para perseguir una banda por todo el país como toda una groupie.

Si bien Kellan había logrado llamarme dos días antes de que viajara a Seattle, no iba a correr el riesgo de que él me llamara de nuevo y esta vez no estuviera allí para responder. Aún podía sentir en mi pecho el calor que aquella llamada había dejado en mí, la manera en que con solo escuchar su voz, logró sacarme del profundo pozo de angustia en el que me ahogaba, al menos por esa noche. Sabía también que no estaría completamente en paz hasta que lo tuviera de nuevo frente a mí y fuera capaz de tocarlo y abrazarlo, pero esa llamada ayudó mucho a alimentar mis esperanzas, llenarme de nuevo de fe y determinación.

Pero eso no significaba que ya no lo echaba de menos. Por el contrario, esa llamada aumentó cien veces la sensación de soledad y el dolor en mi alma. Y si era así para mí, me dolía aún más imaginar como era para Kellan; la carga tan pesada que tenía que soportar a parte de nuestra separación allí en dónde sea que se encontrara era suficiente para perder el control.

Oprimía mi corazón no poder hacer nada para ayudarlo. Tan solo esperaba que tuviera alguna especie de consuelo al saber que estaba aquí esperándolo con tanto deseo que apenas podía respirar a través de él.

Sacudí mi cabeza, y me obligué a volver al presente. La música era alta y ensordecedora, las vibraciones haciendo castañear mis dientes. Y pese a que las multitudes no me agradan demasiado, me insté a seguir caminando en busca del escenario al que Adam subiría para su presentación.

PARAÍSO |Souls Fractured #3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora