EXTRA #1

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Kellan

Eran las tres de la madrugada, cuando el llanto de Kayden sonó a través del monitor de bebés puesto sobre la mesa de noche

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Eran las tres de la madrugada, cuando el llanto de Kayden sonó a través del monitor de bebés puesto sobre la mesa de noche. Lo tomé en mi mano, bajando el volumen de la cosa, cuando sentí a Annabelle revolverse a mi lado en la cama.

Encendí la luz de la lámpara en el momento en que mi chica se sentó en la cama, entrecerrando y luego frotando sus ojos con sus manos para ahuyentar el sueño. Apartando las sábanas de mi cuerpo, la miré y sonreí, pensando que se veía tan linda toda somnolienta y adormilada que era encantador.

Aunque ese pensamiento luego se esfumó al ver el agotamiento que se aferraba con fuerza a los finos rasgos de su rostro, sombras oscuras debajo de sus ojos medianoche sobresaliendo gracias al poco descanso que ha tenido desde que nuestro bebé nació.

Y es por eso que, cuando la vi moverse hacia el borde de la cama con la intensión de levantarse, agarré su mano y la retuve. Ella me miró, confusa, y dije:

—Ya iré yo.

—¿Seguro?

Asentí mientras me acercaba a ella. Presioné un beso en su hermosa boca al tiempo en que enredaba mis dedos en su cabello suave.

—Por supuesto que sí, Tinkerbelle. Tú solo vuelve a dormir —insistí, haciendo que volviera a recostarse—. Kay y yo estaremos bien, descuida.

Annabelle no puso mucha resistencia cuando se acurrucó de nuevo, y yo la cubría de nuevo con el edredón, frotando su mejilla con mis nudillos.

Ella bostezo, el sonido satisfecho, cuando cerró sus ojos y puso una de sus manos sobre la mía que continuaba en su mejilla.

—Está bien, cariño —murmuró, su voz apenas un hilo—. Pero regresa pronto, ¿sí? Ya sabes que no me gusta dormir sin ti.

Reí bajo mi aliento, inclinándome de nuevo para besarla porque simplemente mi esposa era demasiado linda para resistirse.

—No tardaré, entonces —le prometí.

Una sonrisa apareció en su boca, y un segundo después desapareció justo cuando su respiración se volvía lenta de nuevo, indicándome que ya estaba dormida.

Así pues, me levanté de la cama y después salí de la habitación con cuidado, cerrando la puerta detrás de mí lentamente sin hacer ruido. Annabelle necesitaba descansar, y mientras yo estuviera aquí, procuraría cerciorarme de ello. Estos últimos cinco meses habían sido una total locura en los que estábamos ajustando nuestras rutinas para poder cuidar y estar con Kayden. Ambos estábamos agitados, un tanto neuróticos, pero mi hermosa esposa aún más, y era mi deber aligerar su carga tanto como pudiera hacerlo.

La habitación de Kayden se encontraba al otro lado del pasillo, así que no tuve que encender ninguna luz para ir allí, puesto que la luminosidad que entraba por las ventanas era suficiente para guiarme. En el momento en que abrí la puerta, el llanto de mi pequeño se hizo más fuerte, molesto, y fui directo hacia su cuna, maldiciendo entre dientes cuando pisé un peluche y este comenzó a entonar una canción infantil de lo más ruidosa.

PARAÍSO |Souls Fractured #3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora