|Kellan|
De rodillas sobre el suelo rocoso del bosque, alcé la mirada hacia el hombre frente a mí.
Debía de tener unos sesenta años; no era muy alto, pero si fornido, por lo forma es que su traje caro se ajustaba a su cuerpo. Por la oscuridad del bosque no podía ver de qué color eran sus ojos, pero eran pequeños y astutos que exudaban la confianza y arrogancia de un hombre que ha tenido poder toda su vida y no pensaba perderlo en un tiempo cercano. No me atreví a mirar a mirar a mis compañeros a mis lados, ni presté atención al llanto de Jennifer Walsh en algún lugar cercano, pues sólo tenía ojos para ese hombre desconocido cuando alzó mi barbilla con el cañón de su arma y arranco las identificaciones militares colgadas en mi cuello.
Sonrió mientras leía las placas pequeñas, el metal frío del arma mordiendo mi piel. Me obligué a mantener mi respiración estable a pesar de que sentí el sudor estallar por todo mi cuerpo.
—Fuerzas Especiales —murmuró con voz grave y con un fuerte acento que hizo que me costara entenderle—. Interesante. Sabía que está perra era importante desde que la compré. Me he llevado un gran premio —se echó a reír al tiempo en que presionaba más el arma en mi piel—. Ahora, ¿qué haré con ustedes? ¿Los ejecuto aquí mismo, o los llevo conmigo para asesinarlos después y con más tiempo? —solo el murmullo del viento le respondió, y aun así no perdió su sonrisa—. ¿Qué va a ser?
Ni siquiera dudé cuando dije:
—Un trato. Podemos hacer un trato tú y yo.
Las cejas oscuras del hombre subieron con interés.
—¿Qué podría ofrecerme un hombre en tu posición?
—Mi trabajo —contesté de forma casi aburrida—. Fuerzas Especiales, ¿recuerdas? Podría valerte más vivo, trabajando para ti, que estando muerto.
El silencio absoluto se hizo en el claro, y luego los murmullos sorprendidos de mis compañeros hicieron aparición, llamándome traidor, seguido de la risa estruendosa del hombre, la cual ahogó todo lo demás.
No miré a nadie, solo a él, pero si percibí los hombres de él apuntándome con sus armas y la mirada penetrante de Nate a un lado de mi rostro.
Finalmente, cuando dejó de reír, bajo su arma y se me quedó mirando con burla.
—¿Estarías dispuesto a traicionar a tu país, y dejar de lado toda esa mierda del honor y la lealtad?
Le di una sonrisa cansada y me encogí de hombros lo mejor que pude con mis manos atadas detrás de mi espalda.
—Sólo soy leal a mí mismo. ¿Mírame ahora? Estoy desarmado, sin ninguna oportunidad de salvación. Estoy entre un volcán y un precipicio, ¿qué más podría hacer? No quiero morir, aun no, esto es lo mejor que tengo.
Él se acuclillo frente a mí, el arma nuevamente presionada contra mí, pero esta vez en mi sien. Sostuve su mirada evaluadora y tan oscura como el precipicio que antes mencioné, procurando estar lo más quieto posible para mantener mi máscara de frialdad y egoísmo.
ESTÁS LEYENDO
PARAÍSO |Souls Fractured #3|
Romance|TERCER LIBRO DE LA TRILOGÍA SOULS FRACTURED| 《Tan oscuro es el fondo, que no deja ver nada si no subes hasta el dorso del arco, en que la roca es más saliente.》|Dante Alighieri, La Divina Comedia.