Maldita hija de puta. No me sale de la mente como una chica puede ser tan tosca y tan puta como ella. ¿Cómo es que ha podido conmigo así de rápido? Bufé mientras la miraba sentada lanzando miraditas a Xavier, el chico de rugby. Esa zorra esconde más que unas tetas enormes.
-Justin, ¿Estás bien? Pareces estreñido -dijo Chaz.
-Esa zorra -mascullé con rabia-.
-Ah -Ryan dirigió una mirada hacia ella-. ¿La gatita? ¿Qué te hizo? -rió.
-Alguien tiene que enseñarle modales.
Rieron mientras yo la miraba fijamente, a ver si mostraba signos de sentimientos o humanos. Christian se posó enfrente de mi y me pegó una bofetada, suave como de amigos. Todo por culpa de la zorra que me hace tener nauseas y dolores de cabeza... Me repugna.
-No te meterás en enredos con ella. Eso arruinaría tu reputación por pagarle para que te chupe el pene cuando Ryan lo puede hacer perfectamente.
-¡Eh! -exclamó Ryan-. Me gustan los coños, a mi tampoco me metas en apuros.
-Ya sabemos que te gustaría -sonrió Christian.
-¿Queréis dejar de rifar mi pobre pene? -dije yo-. No pienso pagarle, ni mucho menos acostarme con ella. Tendrá sida o algo.
Esto era así todos los días. Ryan era el listo, Chaz el gracioso y Christian siempre la voz de la razón que se preocupaba por nuestro bienestar. Y yo... Bueno, supongo que yo era el pervertido.
-Mi oportunidad -dije al ver a Xavier sentándose junto a ella con las manos recorriendo sus muslos.
-Eh -me impidió Christian-. Te meterás en algo gordo y luego nos tocará salvarte el culo a nosotros.
-Para eso estamos, ¿No?
Le revolví el pelo y avancé suavemente hacia ellos. ____ fue la primera en mirarme y en fijarse en mi.
-Hola, amor mío. No encontré tu bebida favorita -dije sonriendo.
-¿Quién es este? -preguntó Xavier.
-Soy su novio.
-¿Qué? -exclamaron Xavier y ____ al mismo tiempo.
-Te eché de menos, preciosa.
Me incliné y la besé tomando su cabeza para impedir que ella se apartara. Xavier desapareció por arte de magia. Ella me empujó y me dio una bofetada.
La condenada golpea demasiado fuerte.
-¡Me arruinaste el plan! ¿Eres tonto o qué te pasa?
-¿Ese? Que bajo has caído, cielo.
-Tiene el pene más grande que el tuyo -masculló conteniendo la rabia.
-¿Cómo lo sabes? ¿Lo quieres ver?
Volvió a abofetearme aún más fuerte y se alejó mascullando maldiciones, insultos y palabrotas hacia mi. Miré a mis amigos quienes estaban perplejos.
-¡Cabrón! -gritó Chaz-. ¡Eres mi ídolo!
Me encogí de hombros y caminé siguiendo sus pasos por el edificio vacío por el recreo. Oí el estruendo de su taquilla y sólo pude ver su trasero moverse de un lado a otro, la condenada puede que sea repelente pero está muy buena.
Caminó hasta la sala de deportes. Se sentó en una de las escaleras y tomando una libreta y un bolígrafo se puso a escribir.
Esto no se iba a quedar así. La zorra aprenderá si porque sí.