Capitulo 4-Hot- Xavier Woods.

1.2K 28 0
                                    

Increíblemente Xavier se había aparecido por mi casa en la noche alegando una justificación poco creíble y que dejé pasar. Quería saber como estaba. 

La verdad es que durante el proceso de la tarde mi brazo recuperó la sensibilidad y mi hombro ya no dolía tanto. 

-Fue sólo que te lo dislocaron -había dicho él-. Estarás mucho mejor mañana. Además suele pasar en rugby y a los dos días no ha pasado nada. 

Después de cháchara sin sentido y varias miraditas, él me había besado y yo le había caído encima como gata en celo, dándole de probar lo que le esperaba. 

Ahora estábamos teniendo sexo duro en mi habitación. Yo gemía sin parar mientras él daba duras embestidas pero con la delicadeza de no joderme más el hombro. 

Grité mientras continuaba embistiendo mi cuerpo con brutalidad contra la cama. Adoraba a Xavier. Además de que la tenía grande sabía como hacerlo. Y vaya si que sabía que sí sabe hacerlo. Xavier es demasiado agradable a la vista, podrías estarlo mirando horas y contener el aire cuando se movía nada más un poco y admirar como se le marcaban los músculos en la camiseta. Era extremadamente sexy y fuerte. 

Eso sí, era un golfo y yo también así que congeniamos a la primera y a la perfección, con un solo propósito... Follar. Follar duro contra la pared y mi pobre cama. Está claro que nunca me plantearía formar una relación estable con Xavier porque no, porque es simplemente un mujeriego que va de flor en flor y sin sentido de la responsabilidad y compromiso. 

Yo era feliz siendo así. Una folladora sin límites que disfrutaba de la vida junto al alcohol y las fiestas. La sociedad lo miraba muy mal que yo fuese así porque creían que yo inducía a las generaciones más jóvenes a seguir mi estilo de vida. Lo absurdo que suena eso. 

Las religiones se inventaron para conspirar. No es que me meta con la religión en sí... Es simplemente que no entiendo porqué se dividen si al final buscan lo mismo: tener su corazón lleno de fe y creencia. Pero mantengo mi teoría que fueron inventadas para controlar a toda una población como una pandemia instigando en que lo que da placer es pecado: 

No puedes comer de más porque eso ya es gula. Pecado. 

No puedes follar antes del matrimonio. Pecado. 

No puedes matar... Bueno, tal vez ese si es un pecado. 

Pero yo creo que los pecados son personalizados y a criterio de cada persona. Por ejemplo, alguien puede considerar que su pecado fue robar en una tienda por dar de comer a sus hijos pero hay otros que no lo consideran un pecado. ¿Veis? Así de simple.

Claro está, luego están las leyes naturales que rigen la vida por sentido común: no matarás, etc. 

Yo no soy la madre de ninguno de esos niños. Yo viví a mi manera, rebelándome a la sociedad. ¿Qué le importa a la que se sienta a mi lado en clase de Informática lo que hice anoche? ¿La molesté? No, ¿Pues por qué me juzgas? 

Xavier me levantó a pulso y me pegó a la pared mientras yo recibía embestidas tan fuertes que podía oír el sonido de nuestros sexos uniéndose y separándose casi bruscamente. Me besó con fuerza en los labios y yo le respondí metiendo la lengua hasta su garganta. 

-Nena -musitó-. 

Lo empujé y cayó en la cama por lo que yo quedé encima, dominando la situación. Entre hacer círculos y saltar encima de él conseguí que estuviera entre la agonía y hegemonía del orgasmo. 

-Tranquilo -susurré.

Él tomó mis pechos y me los apretó tan bruscamente que grité. El ser humano es estúpido... Relaciona el dolor con el placer. Y es verdad. Cuando le quitan la virginidad a una chica, duele que te cagas pero ahí estás, insistiendo en que siga dándote por culo hasta que te duermas adolorida y despiertes sin poder, ni siquiera, sentarte por el dolor. 

-Me... Me vengo -musitó. 

Insistí con los saltos mientras él tomaba mis caderas para profundizar los movimientos y así conseguí que se corriera dentro de mi.

Me levanté sacándolo de mi y me acosté a su lado mirando su cara de paz profunda. Los hombres están genéticamente constituidos a dormir después de un orgasmo pero yo no iba a dejar que se quedase en casa... Nunca he dejado a nadie dormir en mi cama, sólo yo puedo dormir en ella. 

-Creo que me voy -dijo Xavier. 

Me incorporé y lo vi con sorpresa. Me había ahorrado todo el trabajo sucio. 

-Está bien -asentí yo y él se levantó. 

-Has estado increíble, deberíamos repetir. 

Deberíamos. Pero máximo llego a acostarme con un tío dos veces. Cerré los ojos y me giré mientras se vestía. 

-Me has dejado agotada -gemí y bostecé. Él rió.

-Espero que adolorida también. 

No creo que a tanto. Está claro que ambos somos dinamita en la cama pero son pocos los que me han llegado a hacer daño de verdad. Y además los tíos tienen una rara obsesión con querer ver a las chicas adoloridas, como si fuéramos parte de su territorio y nos estuviera marcando como parte de él. 

-Adiós, ______. Espero verte mañana. 

Asentí y él se marchó. ¿Iba a ir mañana? No. Quería que sufrieran, dos pájaros de un tiro. El tal Justin se moriría pensando en lo grave que estoy y Xavier se estaría rascando el pene pensando en lo que hemos hecho. Tomando una pesada manta me cubrí completamente de pies a cabeza y sentía como Morfeo se iba apoderando de mi. Tan lento que sentía que agonizaba. Poco a poco, dejé que me venciera el sueño, el único luchador que tenía el juego ganado desde el principio. 

Soñaba que él venía y me miraba a lo lejos. Yo estaba muy cerca del vidrio de la puerta de la terraza. Musité una y otra vez pero al parecer él no podía oírme, estaba demasiado ciego con sus deseos. 

-Ven, acuéstate. 

Y las lágrimas poblaban mis mejillas. Le obedecí y todo se volvió borroso. Abrí los ojos de golpe y miré a todos lados. Eran las cinco de la madrugada y ya se veía las primeras motas de color en el cielo estrellado y oía el rumor de la marea baja desde aquí. 

Esto tenía que apuntarlo. Pillé mi álbum con toda la rapidez que podía y busqué alguna página en limpio. Sentí como la sangre se me heló. Todo se cayó en cuestión de segundos... Bueno, de palabras. Estaban escritas con una letra angulosa como la de una tela de araña. Me toqué la frente a ver si tenía fiebre. No... Eso estaba escrito de verdad: 

<Ella tenía cara de ángel...>

Adicta al sexo (Justin y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora