Capítulo 8- Suicida.

906 22 0
                                    

Caminaba por los pasillos buscando mi clase para por fin poder sentarme. Estaba agotada. 

Quedé con Jason Miller, y la verdad es que no la tenía tan grande pero si tenía baterías de repuesto porque mantenía un ritmo y una potencia increíble. Menos mal que tuve plan para el domingo porque si llega a ser Lunes y no he follado... No lo soportaría. 

Moriría en el acto, creo. 

Me senté y suspiré cerrando los ojos mientras oía murmullos detrás de mi. Me giré con cuidado y era Jason y Xavier rodeados por más tíos... Sin duda me tiré a uno hace tiempo. Suspiré y me volvía girar. 

-Oye _____ -dijo Kata. 

Vale, yo soy solitaria por instinto. Desde hace años que soy independiente y estoy sola pero también soy humana y me cae bien algunas personas... Kata es una de ellas. Kate no me gusta nada, me parece más ambiciosa y envidiosa, en cambio Kata era años luz más simple, más humilde y siempre venía muy bien algo de humildad. 

-Me encanta como te pintas los ojos -dijo sentándose a mi lado, ¿Veis lo que digo?-. ¿Cómo lo haces? 

-Es fácil -sonreí, tampoco era tan antisocial-. Si quieres quedamos durante esta semana, te enseño y el día de la fiesta podrías usarlo. 

-¿Estás de broma? -sonrió-. ¡Genial! Podemos quedar cuanto tu quieras. 

Además en mi opinión, Kata era mucho más guapa que Kate. Se le veía la dulzura en la mirada, no usaba casi nada de maquillaje lo que dejaba ver que era muy natural en todo. En cambio Kate ya se había explotado todo lo que podía... 

Hablando de la reina de Roma. 

Kate le hizo señas a Kata para que fuese donde ella. Ambas se sacaban la carrera de periodismo así que prácticamente estaban juntas en todo. 

-Muchas gracias ______, espero que tengas un lindo día. 

Asentí agradecida y la vi marcharse. Ahora volví a suspirar y a aburrirme de todo... Podría escaparme pero no tendría sentido, si voy a los baños sin duda que están las típicas yonkis fumadoras de porros y mierdas que te infectan el cuerpo y cuando están drogadas... Son el doble de agresivas. 

Oí por el pasillo el rumor de una voces que cada vez fue haciéndose más claras. Aclaré el oído y supe que eran Justin y sus amigos pijos. Hice los ojos en blanco y esperé a que entraran y me arruinaran el Lunes.

-Tío -dijo Christian-. Déjala. 

-Necesitas un polvo, pero que un buen polvo -dijo Ryan mientras lo oía reír. 

-¡Trío! -chilló Chaz. 

-No lo niego -dijo Justin-. pero sabéis que tengo un problema con... -ahí lo dejó en el aire.

Sin duda era impotente o de eyaculación precoz o algo por el estilo... ¡A poco y tenía gonorrea! 

-Ya lo sabemos tío, tal vez esta vez es diferente y... -dijo Ryan.

-No -sentenció Justin-. No quiero follar más.

-Pero, ¿Vas a dejar el gran placer que es follar por que tienes un supuesto problema de control? 

Maldito hijo de puta. Hasta en la cama era un controlador. Sin duda dictaba como se hace, como y cuando... ¡Y encima cuando le convenga! Pobrecitas las que hayan pasado por su cama sin saber muy bien que les esperaba. 

-Ya sabes mi puesto -dijo Justin con la voz cansada-. Y sí, soy capaz de renunciar. Esto me lo hice el fin de semana.

Lo vi cuando entró. Tenía el brazo vendado, exactamente donde tenía el tatuaje. Me miró y esbozó una sonrisa y estuvo dispuesto a acercarse pero como siempre, el pesado de Christian lo evitó.

Adicta al sexo (Justin y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora