Capítulo 31- Tarde o temprano la verdad sale a la luz.

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  Llegué muy cansado del trabajo a mi casa. Era de noche y no me apetecía nada más que dormir hasta mañana, pero cuando entré... Natalia estaba en las escaleras sentada como una niña pequeña.

-Hey -sonreí-. ¿Cómo estás, cielo?
-Justin... ¿De verdad quieres casarte conmigo?

Mientras me aflojaba la corbata, ella me miraba con sus ojos verdes tan bonitos.

-Sí, porque si no quisiera... No te lo hubiera pedido.
-Estás a tiempo de arrepentirte...
-Pero no quiero hacerlo, Nat. Yo te quiero solo a ti.

Me acerqué a besarla pero ella seguía sin convencer. En eso, tocaron el timbre.

Miré a la puerta, y me acerqué a abrirla y mi corazón se disparó. Ella tenía la sonrisa más bonita de todos los tiempos, me miraba con los ojos brillantes.

-¡Sorpresa! -sonrió emocionada.
-Melanie, ¿Qué haces tú por aquí? Venga, pasa.

Ella entró sonriente y miró a Natalia, estaba de pie con los brazos cruzadas en el pecho.

-¿Eres Natalia? -preguntó amablemente-. Yo soy Melanie, tenía muchas ganas de conocerte, Justin habla mucho de ti.

Sabía que eso era mentira y Melanie estaba intentando encubrirme.

-Es muy preciosa, Justin. Yo creía que exageraba pero como siempre... Me equivoqué.

Natalia seguía mirándome con los ojos clavados sin quitarlos ningún momento.

-¿Qué haces aquí? -pregunté.
-Toma.

Sacó de su bolso la corbata que me había dejado ayer y vi como Natalia abrió mucho los ojos para luego mirarme a los ojos.

-Muchas gracias, Justin.
-¿Por... Por qué tiene tu corbata, Justin? -titubeó Nat.
-Ayer a mi sobrina le dio sangre de nariz y él me dio su corbata mientras encontrábamos algún pañuelo o algo -me miró-. No tienes ni idea de lo difícil que ha sido quitarle las manchas, me debes la vida -y rió.
-No fue nada, Melanie.

Melanie me sonrió y miró a Natalia.

-Bueno, supongo que ya me voy. Mi novia me debe de estar esperando -suspiró Melanie.
-¿No... Novia? -preguntó incrédula Natalia.
-Sí, se llama Kyra.

Me reí por dentro porque desde ahora Natalia no tendría sospechas de nada.

-Me voy... ¡Hasta luego! -dijo sonriente, es que es un sol... Madre mía, me tiene loco.
-A... A... Adiós -dijo súper nerviosa Natalia.
-Te acompaño.

Ambos caminamos hasta la puerta y la vi a los ojos.

-Me ha salvado -susurré-. Gracias.
-De nada -se acercó besándome en los labios al fijarse que Natalia ya había subido.
-No, Melanie... Aquí no -sonreí.
-Es como en el instituto -ambos reíamos pero sólo recordaba a _______.
-Que descanses.
-Igual.

Y se fue. Subí para no levantar sospechas. Natalia estaba en la cama... Y estaba desnuda. Joder. Los pantalones me apretaron más de la cuenta. Ella esbozó una sonrisa traviesa y se levantó.

Venía hacia mi tan lentamente, colocó las manos en mi cuello y se acercó a mi oído.

-¿Quieres jugar un rato?

Maldita sea. Sólo podía oír la voz de Melanie.

-Natalia... -musité abrumado por la situación.
-Shhh -sonrió-. Cariño, lo siento. Es sólo que eres demasiado perfecto y hay mucha araña suelta. Yo te quiero solo para mi.

Adicta al sexo (Justin y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora