Prófugos

Capítulo IV: Las cartas

Códigos, mi pasatiempo favorito (y al parecer también el de Michael).
Después de descubrir que Lance me espiaba, corro a abrir mi cajón para sacar un arma para mi y darle otra a Margot, pero las cartas llamaron mi atención y me provocaron demasiada curiosidad; primero abrí la que estaba hasta abajo, revise que haya sido la primera que recibí, de el sobre saque una grulla, la contemple un momento y parecía que tenia algo escrito dentro de ella, la desdoble y efectivamente, tenía un mensaje:

Qué quería decir Michael con eso?
Podría ser clave morse pero no había líneas para formar las letras, tal vez los puntos formaban las palabras del mensaje encriptado.
Demonios. Era más difícil de lo que recordaba, me dolió la espalda de estar tanto tiempo sentada sin soporte, tuve que bajar a la sala y sentarme en una de las sillas del comedor, decidí abrir la otra carta, para mi sorpresa había una serie de números escritos como si fueran dígitos de un número telefónico.

Inetente llamar, pero no existía el número, casi me queme el cerebro de tanto pensar pero por suerte mi teléfono sonó y me fije en los números, empecé a anotar la cantidad de puntos que había en la primer línea de la grulla y después los números de la segunda, tiempo más tarde sentí mariposas en el estómago al descubrir el primer mensaje:
~Rendezvous~
Reunión? Dónde? Ahí empezaba el segundo problema.
Intente el mismo método con el otro origami pero me quede dormida en el intento.
.
-Lexaaa, despierta, pasaste la noche en la sala.
-Humm? -talle mis ojos-
-Vamos a la cama, duerme otro rato. -dijo mientras ponía mi brazo al rededor de su cuello-
-No, tengo que terminar ésto.
-Vamos estuviste toda la noche intentando, descansa un poco.
-Es muy importante, debo continuar, tomaré un café, quieres uno?
-Si, gracias.
Prepare ambos cafés y me volví a enfocar en mi tarea pendiente.
.
-MALDICIÓN!!! -grite mientras tiraba todas las hojas que había ocupado para hacer mis cálculos-
Argo me dirigió una mirada de miedo, respire hondo y agarre mi chaqueta de cuero.
-A donde vas?
-A pensar, necesito relajar mi mente y buscar otro ángulo. Llama si hay problemas.
-De acuerdo.
.
Salí de la casa y me dirigí al zoológico de nuevo, demasiados números pasan por mi cabeza, en el FBI había computadoras que descifraban los códigos, no era necesario hervir los sesos para entenderlos (aunque era muy placentero hacerlo).
Entre a el santuario de las mariposas, escuche que habían llegado nuevas especies y deseé conocerlas.
Eran lindas, cada una tenía un diseño diferente pero hubo solo una que me llamó la atención:
-Por qué el diseño de su ala izquierda no coincide con la otra? -pregunte-
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