Capítulo XIII: Sanos y salvos

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-Sal del auto, no creo que quieras que tu muerte parezca de un accidente de tráfico. Respeto tu narcisismo.
Me baje, coloque mis manos en mi cabeza y me establecí donde me indicó.
-Antes de que me mates, responde algo: Tú la asesinaste?
-A la rubia? Si. Tranquila, fue rápido. Al igual que la tuya.
Golpeó mis piernas para que cayera de rodillas y retiró el seguro de su arma.
-Ojalá dijera lo mismo, pero tu, tu si que sufrirás.
Deslice mi pierna por el suelo lo suficientemente fuerte como para derribar a alguien de su tamaño.
El arma se detonó a unos centímetros de mi tibia.
El ardor de hizo presente y aunque era soportable, me produjo tentación de revisar la herida.
Ésto lo aprevecho mi contrincante y tiró de mi pierna para hacerme caer.
Con la izquierda libre, comencé a patear lo primero que encontraba, ya fuera su cara o sus costillas.
Remate con un golpe en las partes bajas y salí corriendo de ahí, pues a pesar de que quería seguir dañandolo, un par de personas comenzaban a sacar fotos.
Tome un atajo para evitar cruzar la avenida principal y llamar la atención de los conductores aburridos en el tráfico.
Aunque el camino fue extenso, resultó ser el más tranquilo y perfecto para una fugitiva que acababa de organizar un escándalo.
Tarde media hora en regresar a la fábrica.
-Alex! Estas bien? Que sucedió?
-Mike! Si, estoy bien.
Mahone! Tienes la imagen del sujeto que asesinó a tu hijo?
Sin responder me pasó una impresión del mismo hombre que me había amenazado con una pistola.
-Alex... Que te sucedió en la pierna?
Mire mi mi pierna, una pequeña mancha de sangre emanaba.
-Ésta persona me siguió, me hizo chocar el auto y me amenazó con una Beretta 92.
-Cómo es que alcanzaste a ver el arma? -preguntó Linc-.
-Me apuntó al rostro y además es de mis favoritas, el sonido cuando se retira el seguro es... Estimulante.
-Además, -continué-, descubrí que fue el quien asesinó a Margot.
-Bueno Alex. Tenemos un fin común. Torturar a ese imbécil. -dijo Mahone-
-Esa es una informal invitación para volver a ser compañeros?
-Claro, vélo de esa forma. -dudó-.
Solo esbocé una triste sonrisa.
-Oh mierda, esto quema.
Dije para después quitarme el pantalón.
-ALEXANDRA!
Dijeron todos mientras se volteaban menos Michael.
-Qué? Oh, si. Son hombres. Cuenten hasta diez y cuando terminen podrán voltear.
Levanté mi prenda del suelo y me dirgí al bote.
-Quieres que te cure? -ofreció Michael-.
-No sería mala idea tener un enfermero.
Sonrió ladinamente y corrió por el kit de primeros auxilios.
Me senté en la parte frontal del bote, apoyando mi pierna en un par de cajas de cartón semi-aplastadas.
-Dónde te encontró?
-Saliendo del bar, en la primera interseccion.
-Te hizo más daño?
-No. Solo un par de rasguños por las bolsas de aire y eso.
Suspiré, callé y me enfoque el la concentración que Michael le dedicaba a su tarea.
Me encantaba la forma en que su ceño se fruncia al limpiar la poca sangre que se escapaba de mi pantorrilla.
Como colocaba la venda en la zona afectada cuidando que no sintiera el más mínimo dolor.
-Veamos que le pasó a esa linda ceja.
Se posicionó frente a mi y del mismo modo comenzó a curarme.
-Michael, él la mató. Y lo confesó como si fuera algo para regodearse. -dije con un hilo de voz-.
-Alex, cariño, no me agrada la idea de que tu y Mahone lo torturen, pero si solo así puedes descansar entonces hazlo. Pero te aseguro que toda tu vida estarás pensando que habría pasado si tan solo lo hubieras dejado prudrirse en prisión.
Me abalancé sobre él, con mis brazos rodée su cuello y escondí en su pecho mi cara que empezaba a mojarse por las lágrimas que brotaban de mis ojos.
-Shh, tranquila. Aquí estoy. Siempre lo estaré.
-Prometelo. -dije entre sollozos-.
-Lo juro. Nunca, Alexandra, nunca te abandonaré.
Retiró mi cara de su pecho y le dio un suave beso en la frente, después seco mis lágrimas y me ayudó a ponerme el pantalón sin lastimarme la pierna.
-Alex, puedo hacerte un par de preguntas? -me llamó Mahone-.
-Claro. Luego te alcanzo Mike.
Solté su mano y me dirigí a las afueras de la fábrica.
-Necesito todos los detalles posibles para rastrear a ese infeliz.
Empecé a cantar como un canario. Le conte todo lo que hice desde que llegué al bar.
-Algo lo alertó. Pagaste en efectivo?
-Si, pero poco después llamé a Michael. Crees que haya sido eso?
-Probablemente. Deshaste de ese teléfono y consigue uno nuevo.
Asentí.
-Recaiste? -dijo antes de que regresara al edificio-.
-No veo por qué importa.
-Solo dime, Alex. Recaiste?
-Solo bebí uno. Whiskey. Solo eso.
Solo asintió.
Cuando regresé, vaya desastre que tenían los hombres en la mesa.
Planos por aquí, por allá, en el piso, en la pizarra, polvo de aluminio, óxido de hierro, una batidora. Un desastre.
-En que ayudó Mike?
-Puedes ayudarme a mezclar esto?
-Claro. Quito el filtro? -dije mientras destapaba la batidora-.
-Si.
Obedecí y mientras Mike hablaba con Self, yo terminaba el trabajo.
-Cuál es el siguiente paso? -pregunté-.
-Iremos por otra tarjeta.
-Eso significa que debo usar vestido o mi traje de agente super secreta?
-Definitivamente el pantalón.
Corrí a cambiarme al bote. Necesitaba algo cómodo y sutil para el trabajo.
Qué mejor que mi antiguo traje del FBI?
Traje de cuerpo completo, negro, resistente y muy, muy cómodo.
Ademas de unos lentes de rayos x que tomé "prestados" el día en que me despidieron.
-Todos suban rápido a la camioneta, que tenemos el tiempo encima. -gritaba Self mientras salíamos-.
-Todos tienen claro el plan, o no?
-Sip. -dije mientras ajustaba mis armas en mi cinturón y en los espacios especiales de mis botas-.
-Por qué ella si trae armas y nosotros no? -reclamó Sucre-.
-Porque ella está altamente calificada para disparar y porque no se me ocurrió registrarla antes de subir.
Con un puchero se acomodo en su asiento y se mantuvo callado todo el camino.
Antes de que la camioneta frenará en su totalidad, Lincoln abrió la puerta trasera y salimos rumbo al elevador.
-Suerte, la necesitarán.
-Esto va a ser muy divertido. -dije con tono pícaro-.
-Sucre, Bellick, hagan su magia.
Destaparon el centro de mando del elevador e hicieron con nos condujera al piso donde estaba la tarjeta.
Con ayuda mutua subimos hasta la ventilación del elevador.
Nos arrastramos hasta el área de mantenimiento donde Sucre y Bellick bajaron.
Una secretaria casi arruina nuestro plan, pues, justo cuando Fernando estaba atornillado la reja de nuevo, ella apraecio pidiendo papel higiénico.
Antes de que se fuera, un par de gotas de sangre aparecieron en su camisa.
Instantáneamente toque mis fosas nasales, pero no era mía. Gire a mi lado izquierdo y estaba Michael, pero parecía no haberse dado cuenta del asunto.
Dejé de darle importancia y de nuevo nos zambullimos hasta la oficina marcada.
El primero en saltar fue Lincoln, le siguió Michael quien al final me atrapó cuando caí.
-Por qué tuviste que usar ese traje en éste momento? -dije mordiendo mi labio mientras aún estaba en sus brazos-.
-Por qué no me dijiste que tenías un traje como éste? -respondió de la misma manera-.
-Touché.
Me bajé de sus brazos y con ayuda de los lentes, marque el lugar donde estaba la caja fuerte.
-Alex, podrías mezclar la Termita mientras ayudó a Lincoln con el agujero?
-Seguro.
Seguí sus pasos al pie de la letra y en pocos minutos ya la había terminado.
-Necesito la Termita Alex.
Se la lleve y me dedique a observar como hacían su trabajo. Hasta que un Sucre muy paniqueado irrumpió en la oficina.
-Cuanto falta? -preguntó-.
-Un par de minutos.
-Dense prisa.
Segundos después de que Sucre saliera y Lincoln accionara de nuevo el taladro, alcance a escuchar que alguien había llegado.
-Lincoln apaga eso!
-Qué sucede mujer?
-Alguien está en la oficina.
Los tres pegamos nuestros oídos a la pared para intentar escuchar algo, solo murmullos se lograban percibir.
-Y si lo accionas en la mínima potencia?
-Mis manos son muy gruesas, no podría medir la fuerza.
-Alex, podrías encargarte de eso?
-Seguro.
Lo tomé con ambas manos, reduje la intensidad y empecé a rebanar el círculo ya formado.
-Esta listo. -dije retirando el pedazo de caja fuerte-.
-Bien hecho.
Mike tomó la tarjeta y la colocó junto al dispositivo.
Tomó algunas fotos mientras Glenn copiaba la información.
Yo estaba escuchando la conversación de los sujetos de la otra oficina.
Mi ritmo cardíaco aumentó cuando un hombre de voz grabé preguntó por la tarjeta y exigió verla.
-Cómo vamos Mike?
-Casi ochenta por ciento. Un par de segundos más.
Empece a acercar la tarjeta a la caja de nuevo junto con el aparato, cada vez se oía más cerca los ruidos de la oficina vecina.
Justo cuando abrió la caja, Michael ya había colocado el círculo faltante.
Poco faltó para que me desmayara de los nervios en plena oficina.
Empezamos a recoger nuestras cosas y escapamos por donde habíamos entrado.
Self ya estaba esperándonos con la camioneta en el mismo sitio.
-Tienen la noche libre señores, se lo han ganado.
Michael y yo nos dirigimos a la acogedora casa que con ayuda de Self rentabamos.
-Así que... Qué vamos a cosinar?
-Enserio tienes hambre?
-No, y tu?
-Tampoco.
-Y si nos saltamos al segundo paso? -dijo mientras se acercaba maliciosamente hacia mí-.
-Esperaba que dijeras eso.
Corrí como una pequeña niña por toda la casa para evitar que Michael me atrapase.
Antes de llegar a la sala de estar, él ya me tenía cargada en sus hombros al igual que se carga un costal.
Una vez en la habitación, aventó la puerta y me colocó debajo de él para empezar a mostrarme una de mis facetas favoritas del amor.
Lo que comenzó con besos y suaves caricias terminó al igual que siempre, ropa regada en todas partes, la misma e insuperable satisfacción de haber hecho el amor en vez de tener sexo y nuestras respiraciones agitadas como si hubiéramos corrido en un maraton.
Al terminar, nos quedamos viendo fijamente unos cuantos minutos; el sueño se empezó a hacer presente en mis ojos y mis párpados no podían resistir más. Él se percató de ésto y me acerco aún más a su cuerpo para poder envolverme con sus brazos.
Poco a poco el tambien se fundió en un profundo y caluroso sueño.
.
El tono de teléfono de Mike interrumpió nuestra siesta matutina.
-No contestes. -dije mientras me envolvía en la sábana-.
-Tengo que.
Se levantó de la cama y anduvo por todo el cuarto hablando.
-Self tiene las imágenes que le pedí. -dijo una vez que colgó-.
-Las de los miembros?
-Si.
-Tenemos que ir ya?
-Mientras más temprano llegamos, más rápido volveremos.
Se acercó a la cama, se posicionó frente a mí y me reto con la mirada.
-Podemos darnos una ducha? -pregunté-.
-Claro.
-Voy primero.
Tomé la sabana y el cubrí de las caderas para abajo, lo arrojé a la cama y me levante de ésta tal y como había amanecido. Desnuda.
-Creí que sería una cita allá dentro.
-Creíste mal. -dije antes de cerrar la puerta del baño-.
Llegamos a la bodega al rededor de las siete y media.
La mayoría ya estaba trabajando en las investigaciones de los otros miembros.
-Michael! Te llamó Self? -dijo Glenn mientras nos acercábamos a él-.
-Si. Las tienes?
Nos las mostró.
Era la fotografía de un hombre adulto, duro, muy serio.
-Le llaman el General. -comentó Glenn-.
El General. Por qué me suena?
Tomé la mano de Michael y lo lleve lejos de Glenn y su computador.
-Qué sucede Alex?
-La mayoría de mis estadía en Panamá está borrosa. Pero cuando Gretchen me retuvo, recuerdo que una de sus empleadas mencionó ese nombre y a ella no le gustó mucho.
-Hablas de que era el jefe de la operación?
-No sólo el jefe, tiene una hija con ella. Y tampoco de la operación. De toda la Compañía.
-Atención muchachos, les tengo una nueva ubicación, irán al hidropomo. Según mis fuentes, otro miembro estará presente ahí. -dijo Self mientras entraba-. Sean muy discretos.
Corrimos a cambiarnos, en menos de cinco minutos el equipo ya estaba afuera.
-Estamos listos? -preguntó Michael-.
Asentimos.
-Alex, no te olvides de abrir tu blusa! -grito Glenn-.
De nuevo, le mostré el dedo medio.
Subimos a la camioneta y fuimos descendiendo en partes una vez que llegamos; primero Michael, Lincoln, Sucre y Bellick, yo y al final Mahone.
-No era broma lo de Glenn, tu serás la distracción.
-Entonces si debo desabrocharla?
-Solo un poco.
Asentí levemente y tome las escaleras eléctricas para después alejarme de Alexander.
La desabotoné como me dijo y empecé a subir hasta la siguiente planta.
Me posicione junto a Michael y esperé la señal de los demás.
-Entonces debo entrar cuando... MICHAEL! -eleve la voz para que me mirara a la cara-.
-Lo siento, es tu culpa. -dijo con un sonrojo-.
-No te acostumbres.
Lo deje y me encontré con Mahone en la fila para las apuestas.
-Cómo vamos? -susurre-.
-Están en posición.
-Buen día señorita.
-Hola, quisiera apostar doscientos dólares a Sparklekid . -dije a la mujer-.
Tome el ticket y salí de fila.
Cuándo me retire, Bellick empezó a hacer un escándalo para llamar la atención de un par de guardias y del director.
-Haz tu magia, linda.
Mahone se volvió hacia Michael yo me dirigí hacia la puerta que daba a la oficina del gerente.
Mientras caminaba cerca del guardia deje caer un par de papeles.
-Señorita! Tiro ésto.
-Oh, que torpe! Muchas gracias. Mi jefe me hubiera matado si lo perdía.
-No es nada.
Mientras yo hacia ese teatro, Mahone y Michael entraban a la oficina.
Me senté a observar a nuestro objetivo.
La cerca de su caballo se atascó, él y su esposa salieron de sus asientos fúricos hacia la oficina del gerente.
Me quede hasta que terminó la carrera y de nuevo intenté distraer al policia.
-Disculpe, oficial. Quisiera hablar con él gerente.
Mientras yo lo distraía esperaba que Mahone entrará por el dispositivo.
-No se encuentra.
-Usted no entiende, acabo de perder más de lo que gano en una semana.
-No puedo ayudarla, por favor retirese.
-Debería haber un modo para convencerlo... -lo sujete levemente del brazo-.
-Le pediré que me suelte, señorita o llamaré a seguridad.
Mahone se asomo por la ventana señalando otra salida.
-Comprendo. Lindo día.
Después de alimentar el ego de ese estúpido oficial, me encontré con los demás hombres en la salida.
-Y Mahone?
-Con los uniformados. -dijo Micahel señalandolo-.
-Ahora... Quien avisará a Self?
-Que sea Alex. No se enfadara tanto si ella le dice. -replicó Sucre-.
-Denme un teléfono, cuarteto de gallinas.
-Si?
-Don, querido. Hay un problema. Arrestaron a Mahone.
-Enserio crees que tengo una varita mágica para hacer y deshacer sus contratiempos?
-Tu eres el que tiene contactos que conocen otros contactos!
-Te llamo luego.
-Hola? Self?
Le arrojé el teléfono a Lincoln. Regresamos a la bodega sin un integrante del equipo.
-Entonces, dejaremos a Mahone abandonado en una celda?
-Self se encargará.
-Dejaremos a Mahone abandonado en una celda. Genial.
-Alex, que tal si me dices quien podría ser nuestro siguiente objetivo.
-Bien, Howard Scuderi dirige Agrisow, una de las empresas más grandes y reconocidas del Mundo, acaba de conseguir una planta en Laos y su dinero se multiplica día con día. Yo digo que ese es el siguiente.
-De acuerdo, continúen investigando. Vamos por buen camino.
Después de un par de horas de trabajo, recibimos noticias de Mahone.
-Self tiene el dispositivo, pero Alexander se quedará en la celda. -comento Linc-.
-Entonces, así de simple. Si me atraparan hoy, mañana se olvidarían de mi. -contestó Sucre-.
-Si, exactamente. -respondió Lincoln-.
-Mahone también es parte de esto. Debemos sacarlo. -protesto Glenn-.
-Tu que opinas Michael? -preguntó Bellick-.
-Lincoln tiene razón, lo primordial es hallar a los siguientes miembros. Después, nos enfocaremos en Mahone.
Al terminar la incómoda conversación, Self pidió verme a solas en el estacionamiento.
-Varay, que tan bien conoces a Mahone?
-Lo suficiente.
-Lo suficiente para saber que no cantará?
-Lo suficiente para decirte que es muy resistente. A menos que lo hieran con algo que aprecia, no hablara.
-Wyatt me encontró. El enorme sujeto negro que mató a tu amiga.
-Crees que vaya por el? -dije mirando al piso-.
-Sería estúpido si no lo hiciera.
-Concuerdo.
-Entonces entiendes que se vuelve una amenaza.
-Me estás pidiendo permiso para matarlo?
-Si tuvieras que decidir entre tú compañero y tu novio... A quien salvaría? Meditalo, Alex.
Se alejó de ahí.
Subí a la fábrica con mil cosas en la cabeza.
Sigilosamente me escabulli y me encerré en el bote.
A quien salvaría?
Michael tiene a Lincoln, Mahone esta solo. Completamente solo.
Y por lo que hizo en Panamá, le debo una.
Carajo.
Por eso acabo en prisión.
Michael interrumpió mis pensamientos golpeando la ventana.
-Estamos a punto de irnos, linda.
-No iré con ustedes.
-Te quedaras?
-No, sacaré a Mahone.
Me puse de pie y salte del bote.
-Un momento, ni siquiera sabes dónde está!
-Está a punto de tener un juicio. Y eso me da una buena idea...
-De qué hablas?
-Podría presentarme como su abogada.
-Y luego que?
-Alguna distracción se me ocurrirá.
-Linda, no puedo dejar que te vayas así.
-Entonces acompáñame.
-Pero, y que hay de Scuderi?
-Si tenemos a otro miembro será más fácil cazarlo.
-Michael, es hora. -grito Lincoln-.
-Sin importar que decidas, yo buscaré a Mahone.
-Lo siento, Alex.
Asentí levemente.
Mientras ellos acomodaban algunas cosas en la camioneta, me cambié de atuendo por uno más formal, tome un vehículo y me dirigí a la corte con un arma cargada dentro de un maletín.
-Señorita, no puede pasar! -grito un guardia-.
-Oh, soy abogada del señor Frank Swan.
-Tiene su licencia?
-Claro, sostiene ésto?
Lo golpe en el rostro lo suficientemente fuerte para noquearlo.
Entre a la corte y tome asiento junto con los demás abogados.
-Representare al señor Swan, me podría dar su expediente?
-Dijeron que no tenía abogado.
-Él no, pero su madre en Louisiana, si.
Sorprendido me dio los papeles y tomó asiento.
Dirigí mi mirada hacia Mahone, sonrió levemente y luego desvío su mirada hacia mis espaldas.
Hice lo mismo y coincidimos en un punto: Wyatt.
El hombre estaba sentado a unas tres bancas de mi.
Mi mano comenzó a aproximarse a mi arma pero la intervención de Sucre retrasó la acción.
-Qué haces aquí? -gesticule-.
-Ve por Mahone. -respondió del mismo modo-.
Con su mano empezó a hacer una cuenta regresiva, cuando llegó al cero, la luz empezó a fallar y aproveche el momento para correr hacia Mahone y lo liberarlo de las esposas.
Mezclandonos entre la gente, comenzamos a encaminarnos a la salida de emergencia.
-Creí que irían por Scuderi. -dije a Michael una vez que subimos a los vehículos-.
-Nunca dejaría que te arriesgaras así.
-Me alegra que cambiaras de opinión.
-Si, muy emotivo pero podemos irnos? -interrumpió Bellick-.
Arrancó y salimos de ese irritante lugar dejando atrás a Wyatt con una expresión muy atemorizante que me produjo unas náuseas de pesadilla.
-Te sientes bien Alex? -preguntó Bellick-.
-Si, sólo... Se me bajó la presión.
-Estas segura? No te ves pálida.
-Me siento mareada y tengo algo de náuseas. Mike, podrías conducir más rápido?
-Si, linda. Respira, ya casi llegamos.
Los minutos más eternos que pude soportar.
-Entrégale ésto a Mahone, en un minuto vuelvo.
Le di los papeles a Michael y corrí directamente hacia el escusado para vaciar el contenido de mi estómago.
Segundos más tarde, apareció Michael para juzgar mi situación.
-Cómo te sientes, Alex? -dijo mientras recogía mi cabello-.
-Mejor. Solo necesito un cepillo de dientes ahora.
-Podemos ir a casa si te sigues sintiendo mal.
-Es una buena idea, solo... Quiero hablar con Mahone.
-Claro. Te esperaré en el auto.
Salí del baño después de enjuagarme la boca cuantas veces pude.
-Estar en custodia es horrible, no? -dije para llamar su atención-.
-No creo que estar en la oficina de un agente del FBI sea igual que estar en custodia.
-Si te tiene esposada a su escritorio, yo creo que si.
-Era un cretino. Lo siento.
-Acepto tus disculpas. -me senté enfrente de él, sobre la mesa-.
-Gracias, Alex. No tenías que hacerlo.
-Me curaste en Sona compañero, tenía que devolverte el favor.
-Te ibas a arriesgar demasiado. Enserio iba a valer la pena?
-No lo sé. Aún después de hacerlo, no tengo una respuesta para eso. Pero sabes como soy. Me dejo guiar por mis impulsos.
-Pues agradece de nuevo a tus impulsos por salvarme.
-No hay de que.
-A ti y a tus impulsos les gustaría salir por una bebida?
-Hoy no, cenare con Michael. Pero, me agrada la idea.
-Ojala sea pronto.
-Y, tranquilo Alex, no será la última vez que veamos su negro trasero. -dije antes de alejarme de él-.
-No lo dudo castaña. Descansa.
Guiñe mi ojo y me aproxime a la salida para encontrarme con un Adonis recargado en la puerta del auto.
-Muero de hambre. Que cenaremos?
-Que hay de un burrito?
-Me agrada.

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