Capítulo V: El plan comienza

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Los próximos días Michael se la paso disculpándose por lo que había visto, comenzaba a hartarme, no fue tan incómodo para mí, creo que era algo que ambos queríamos...
Pienso que tenía la necesidad de cuidarme, me seguía a todos lados, hacía cosas por mí, le dije millones de veces que me podía cuidarme sola y que no necesitaba sombra a lo que el ignoro y continuó, con el tiempo dejo de importarme, éramos buenos compañeros, a veces reíamos o le hacía sonrojarse con mis comentarios hacia el; intentó sonrojarme varias veces pero fue en vano, o bueno eso es lo que creo.
Su compañero de celda comenzaba a castrarme, cada vez que pasaba por mis rejas lo hacía más despacio que una tortuga embarazada, tenía una mirada muy estremecedora, una noche escuché que alguien golpeó la reja, me asome y era Michael, al parecer se estaba asotando contra ella, recordé que Bellick dijo que si había signos de violencia cambiarían a Haywire a el area de psicología; debo decir que fue divertido, uno se asotaba mientras el otro corría de un lado al otro sin saber que hacer, llegaron los guardias uno llevo a Haywire y el otro a Scofield a la enfermería, mientras se alejaba me guiño el ojo, le respondí con una mueca divertida, el iba a hacer otro gesto pero llegó Bellick y golpeó la reja con su porra, hizo que diera un pequeño salto hacia atrás, al acercarse me dijo:
-Creo que Scofield ya consiguió una zorrita.
Forcé mis puños para evitar que me ganará el coraje y respondí:
-Mejor un reo que usted Jefe, me pareció escuchar que aún vive con su mamá... Y que también sigue siendo virgen.
Los demás escucharon eso último y empezaron a burlarse de este; le lanze una mirada de victoria, el golpeó una última vez los barrotes antes de irse, yo solo esbocé una sonrisa pícara mientras se alejaba.
En la noche, llegó Michael traía un tipo curita en su ceja, me pregunto como iba con el hoyo, le dije que lo podía acabar está noche el asintió y después agrego:
-No te vendría mal un poco de ayuda o si Alex?
-Mientras no te azotes contra la pared, acepto tu oferta.
Soltó una carcajada leve, fui al inodoro y lo removi con un cuchillo que robe a otro reo, trate de no hacer mucho ruido, quite la funda a mi almohada y la puse en el suelo para poder recoger el polvo. Golpeamos suavemente al mismo tiempo, consiguimos el martillo en M, no era difícil robarse cosas de una prisión, o bueno, los guardias eran demasiado estúpidos.
No tardamos tanto, fue como una hora después cuando cayó el bloque de pared sobre la almohada de Michael, llena de curiosidad me deslicé hacia su celda, el me ayudó a levantarme, su equilibrio falló y accidentalmente quede arriba de el, la tentación fue mucha, quedamos a un centímetro de distancia, sentí su corazón latir, miraba mis labios deseoso de besarlos, yo me enfoque en sus preciosos ojos azules, después de unos segundos que para mí fueron como siglos, me acerque a su oreja y susurre:
- No esta noche...
Y me levanté lentamente, después lo ayude y con un tornillo quito el lavabo y con una mirada me indico que echara un vistazo; los dos pasamos, me enseñó hacia donde nos teníamos que dirigir para poder salir hacia la enfermería, regresamos para el conteo, antes de que pudiera escabullirme por aquel agujero me tomo del brazo y fue subiendo hasta mi rostro, no nos pudimos contener más y pegamos nuestros labios, sentía su respiración agitada de los nervios, en verdad disfrutaba eso, unos segundos después nos tuvimos que separar por la falta de aire. Escuche a un guardia cerca y antes de que Michael me sostuviera de nuevo pasé rápidamente a mi dormitorio, antes de colocar el pedazo de pared, el tomo mi mano y la acercó a su cara, yo le acaricie la pequeña barba que empezaba a brotar, se despidió con un beso en esta y sigilosamente me acosté en la litera cuando el guardia grito mi nombre moví mi mano y dije aquí; no recuerdo más, estaba cansada, me enfoque en lo que había pasado solo unos minutos atrás, no era cursi pero en esos momentos solo existimos él y yo; de pronto volvió a mi mente la imagen de Michael mirando a la Doctora, eso me mantuvo despierta gran parte de la noche, la misma pregunta me daba vueltas una y otra y otra vez:
A quien en verdad estaría usando?

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