Capítulo I: Bienvenida a Sona

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-NO ALEX. Le prometí a Michael que te cuidaría y eso implica no dejarte entrar a Sona.
-Tengo que hacerlo! Tengo que ayudarlo a escapar, necesita ayuda.
-Lo hizo solo en Fox River, puede hacerlo de nuevo. Yo tengo que cuidarte.
-Primero, lo planeo por tres años y conocía el lugar y segundo, soy yo la que debería cuidarte a ti.
Hizo una mueca de vendido pero de nuevo tomo solus pantalones y me dijo:
-Tú escuchaste lo que hay ahí dentro, violadores, traficantes, homicidas... No es lugar para una mujer como tu, si tu estas a salvo... Michael también lo estará.
-Touché -dije enojada-.
-Encontraremos la forma de que salga. Lo prometo.
Me abrazó lo suficientemente fuerte para revolver mi desayuno, después de un rato le pregunté.
-Iremos a verlo?
-Si, ve a alistarte para no llegar tan tarde.
-Bien.
Panamá era un horno, el clima tropical me gustaba pero después de algunos días preferiría la Antártica.
Decidí usar un vestido, era tal mi desesperación que opte por hacerlo. Yo odiaba los vestidos.
-Así irás? -preguntó Lincoln recorriendo me con la mirada-.
-Y tu? Estamos a 30 grados Linc! Se te va a coser algo ahí dentro.
Se sonrojo un poco cuando le dije eso último. Pero rió.
-Le darás muchas tentaciones a Michael niña, pero aya tu.
Tomamos un taxi que nos dejó lo más cerca posible de Sona, la peor prisión del continente, según las autoridades.
Al llegar, revisaron que no llevarnos nada, nos pasaron a un pequeño cuero para esperar y luego nos registramos.
-Primero debe ir uno y luego el otro.
-Ve tu primero Linc.
-Firme aquí para hacerse responsable de su vida y de las acciones que tomará dentro.
Lo hizo y en compañía de un guardia se dirigieron a la reja.
-Oye preciosa, a quien vienes a ver?
-Llamame preciosa de nuevo y terminaras dentro.
Estas últimas palabras resonaron en mi oído por unos segundos, los suficientes para darme una increíble idea.
-De hecho, puedes llamarme así si me dices que debe hacer una mujer para entrar a ese horrible lugar... -me senté en el escritorio del guardia-.
-Bueno... Hay muchas maneras para entrar, si tu amiguito tiene el suficiente poder ahí dentro puede pedir permiso para rameras...
-Mmm, no. No lo tiene y no me refiero a esa manera, me refiero a que tipo de crimen.
-Nunca hemos tenido a una mujer, así que debería ser algo como tráfico de drogas u homicidio.
-Interesante.
De reojo vi que Lincoln se acercaba, me quite del escritorio y volví a tomar asiento.
-Linda! Ansia verte.
Me puse de pie y firme el papel.
Camine por un camino lleno de arena y polvo hacia las rejas de la prisión, ahí estaba él, con una sudadera negra que provocaba que tuviera aún más calor.
-Hola hermosa! -me dijo con una sonrisa-.
-Hola bonito... Cómo estás?
-Con ese vestido y yo del otro lado de la reja, me siento un poco ansioso. Te ves hermosa.
-Gracias -dije sonrojada por el calor y por su comentario-.
-He estado bien.
-Pronto estarás fuera de aquí. Y estarás aún mejor.
-Tranquila, ahora que no los buscan, hay tiempo, no quiero perderlos de nuevo.
-No la harás Mike, te sacaremos de aquí. Y estarás con nosotros, sano y salvo.
-SCOFIELD ES HORA DE IRSE! -gritó unk de los vigilantes-.
-Te amo.
-Y yo a ti. -tome su mano por medio de la reja-.
-Te veré pronto...
Dije esto último y me alejé de la cerca. Llegué con Lincoln, me estaba esperando de pie.
-Como te fue?
-Tenias razón, no debí usar éste vestido.
-Viéndolo bien si me gusta.
Reí y le di un "putazo" de amigos en el hombro.
-Oye quieres un trago?
Me quede pensando un momento, si el se iba podría conseguir la droga y llamar a la policía.
-Seguro pero quiero cambiarme. Te alcanzare luego.
-Bien.
Me dio las llaves del departamento. Tome un taxi y le indique donde dejarme, después me cambie la ropa por algo cómodo, con esa ropa entraría a Sona.
Me puse unos leggings y una playera negra. Tome el dinero suficiente para comprar al menos 3 kilos de coca y me fui en busca del chico que me había guiado a Michael. Empecé a caminar por el centro, volteaba a todos lados tratando de identificar su rostro. Conforme caminaba sentía que alguien me seguía y no era paranoia, hacía años que no sufría de esos ataques.
Empecé a deseperarme y en una última vuelta lo encontré.
-Hey! Muchacho. -le grité-.
-Hola, eres la novia de Michael no? -dijo con acento sureño-.
-Si. Necesito que hagas algo por nosotros.
-Dígame señorita.
-Tienes cocaina?
-Cuanto quiere?
-Con cuantos kilos puedo entrar a Sona?
-Michael le implantó 5 kilos al señor del Buro, y se lo llevaron ahí.
-Bien, quiero 5.
-Esta segura? Es una horrible prisión.
-No te delatare, pero tengo que entrar ahí.
-Bien... Acompañeme.
Le seguí y tuve la misma sensación. Definitivamente alguien me seguía.
Me llevó a un bote, espere en tierra mientras el subió a cubierta por la droga.
Al cabo de unos minutos me la entregó en una bolsa obscura y la metí a mi mochila.
-Son 700.
Se los di y pedí que un taxi me llevara al hotel.
Me fije en el parabrisas trasero para detectar quien era la rata que me seguía.
Una vez que se detuvo el taxi le pagué y subí corriendo las escaleras hasta que llegue a nuestro departamento. Abrí la puerta con la mano temblorosa y la cerré detrás de mi.
-Hola? Lincoln? -grite mientras escondía la bolsa-.
No había nadie, estaba sola.
Me senté en el sillón pensando en el plan que tenía para infiltrarme en Sona. Minutos después mi meditación fue interrumpida por unos golpes en la puerta.
-Quién es? -pregunté mientras veía por el pequeño orificio de la puerta-.
Solo se veía algo oscuro, como... La boquilla de un arma.
De un salto me quite de ese lugar e inmediatamente disparó.
Tomé un cuchillo que tenía cerca y abrí la puerta. Era un hombre vestido de traje, traía el arma y otras dos en los laterales de la cadera, de nuevo me apunto pero le clave el cuchillo en la mano, le saque una de las dos pistolas y también le apunte, soltó un golpe, lo esquive y lo noque con el mago del arma. Lo metí al departamento y lo até.
Llame a Lincoln segundos después.
-Te necesito en el departamento ahora.
-Era lo mismo que te iba a decir. Voy para allá.
No tardo mucho en llegar, cuando entro, estaba pálido.
-Qué pasó Alex? Quién es el?
-Me siguió toda la tarde y deepsues trato de matarme.
-No quería matarte, te quieren con vida.
-Quien? -pregunte con voz ronca-.
-Gretchen. -respondió Lincoln mirando al vacío-.
-Quién mierda es Gretchen?
-Una atractiva mujer que conocí en el bar. Tiene a LJ.
Me lleve las manos a la boca.
-No estaba con una amiga de tu papá?
-Estaba es la palabra correcta. Si Michael no saca a un tal James Whistler de Sona antes de una semana lo matarán.
Abrí los ojos 9jos como plato. Matar a un niño por un reo de Sona? Por qué?
-Tengo un plan pero no te va a gustar.
-Haré lo que sea por él.
-Bien. Llama a la policía cinco segundos después de que te marque. -le avente un móvil-.
-Que harás?
-Entrare a Sona.
-Te dije que no podías hacerlo. No admiten mujeres Alex.
-Si es un cargo demasiado peligroso sí. Tengo droga y un rehén herido.
-De donde esta heri...
Le dispare en la pierna al hombre que tenía atado.
-Ahora lo está.
.
-En donde estas Linc?
-Suficientemente lejos.
-Es hora.
-Michael me matará.
-No lo hará, lo convencere.
-Mucha mierda con eso Alex.
Colgué y me quedé sentada a lado del que me quería secuestrar por unos minutos.
-Por qué quieres entrar a Sona mujer? Estar con Gretchen no es tanto castigo comparado con ese Infierno.
-Me gustan los reyos y además tengo que salvar a alguien de ahí.
Cuando escuché los pasos de los oficiales me puse de pie y tomé al hombre del cuello apuntando le con el arma.
-Muevanse y lo mato.
-Deja el arma, entregáte junto con la droga y tendremos piedad.
-No necesito piedad.
-Entonces no la tendrás -disparó hacia mi pie-.
Después de unos minutos me acerque con el hombre aún amordazado. Lo solté bruscamente, le entregué la cocaína y los policías me esposaron.
-Tendrás un fuerte interrogatorio en Sona niña.
-Es lo que quería -murmulle-.
Me llevaron en una patrulla hasta la arenosa prisión, antes de questionarme, me revisaron mi ropa, no traía nada.
Después camine hasta la sala donde me preguntarían de donde había sacado la droga.
-Señorita... Varay, esta aquí por tráfico de droga, allanamiento y secuestro en primer grado.
-No es demasiado. -respondí como si fuera lo más normal del mundo-.
-El problema es que aquí no tomamos las drogas a la ligera. Dígame, quien se las vendió?
-Hum... No recuerdo.
-Entonces las plantaron en su bolsa.
-No, solo que olvidé por completo su rostro y nombre.
-Traigan la silla y la manguera -grito en seco hacia uno de sus hombres-.
No pude evitar tragar saliva de manera brusca, olvidaba como se hacían las cosas en Latinoamerica.
-Señorita esta es su última oportunidad, deme la información y nos evitaremos este proceso, si no, llenará sus pulmones de agua y terminará en Sona.
-Gracias, pero no. -mi voz tembló-.
-Abranla.
Me colocaron una bolsa de tela en la cara, despues hicieron hacia atrás la silla provocando que me sintiera en una horrible montaña rusa, y al fina abrieron la llave del agua.
No hay necesidad de describir la sensación que tuve al sentir el agua en mi rostro, entrando por mis fosas nasales y boca pasando a través de mi garganta.
Puede que me haya desmayado por unos minutos, solo tenía vagos recuerdos de que dos policías me llevaban a la prisión, no podía caminar, estaba empapada, y a pesar del calor insoportable tenía escalofríos.
Recuerdo que cuando abrieron las puertas todos estaban dispersados en las celdas, solo había pocos en el patio.
Me arrogaron a la tierra, por suerte en ese momento ya estaba consciente y pude sostenerme.
Vi una sombra acercándose a mi, sin levantar la mirada supe de quien se trataba.
-Alex?
-Hola Michael -dije sonriendo bobamente-.


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