Adaptación serie Prison Break.
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Alex, huérfana de nacimiento, criada en la calle, vista como criminal para unos, agente para otros. Un día, un robo la condeno a 7 años de cárcel en más ni menos que Fox River donde conocerá a alguien que le provoque...
-Qué haremos con él? -preguntó Lincoln mientras veía a Wyatt-. -Tenemos que hacerle creer al General que estamos muertos o moverán Scylla. -No creo que quiera ayudarnos. -Entonces alguien tiene que hacerlo hablar. Alex? Te anímas? -se dirigió Michael-. -Si, claro. Será fácil. -Una vez que nos dé lo que queremos, será todo suyo. -habló Self-. Engañar a Wyatt y luego torturarlo. No sería difícil. Lo complicado sería contenerse de no matarlo. -Basura humana. Nos vemos de nuevo. -decía mientras atoraba el candado en la puerta-. -No los ayudaré. Prefiero morir. -Lo harás, pero primero tendrás mucho, mucho dolor. Cortesía de Alexander Mahone. -Quieres saber cómo murió Acris? Derribé su puerta, ella corrió por todas las habitaciones, y yo la cace como si fuera un animal. Como si hubiera ganado un trofeo que después colgaría en mi pared. Mi equilibrio emocional se desmoronó. No pasaron más que dos segundos, cuando ya estaban mis puños llenos de la sangre de Wyatt. -Rompan en la andado o lo matará! -gritaba Self-. Ninguna de sus palabras me detuvo. Los nudillos me punzaban, mis uñas se encarnaba en mis palmas pero no cesaba. Cuándo lograron romper el candado, Michael me sujeto por la cintura y entré él y Lincoln me alejaron de Wyatt. -Creí que te comportarías, mujer! -Él me provocó! -grité-. Self se llevó las manos a la cara y la frotó con ansiedad. -Murió? -No, sólo está herido. Tomo mi brazo y me llevó de nuevo a la improvisada celda que habíamos hecho para Wyatt. -Volverás ahí, obtendrás lo que quiero y después iras a ayudar a Michael. Entendiste? -Si. -rodeé los ojos-. -Vuelves a hacer otro acto así y terminarás como Glenn. Tuvimos un breve enfrentamiento de miradas que fue interrumpido por Michael. -Creo que entendió, Self. Si quieres tener problemas con ella también los tendrás conmigo. -Pará nada. -dijo con una fingida sonrisa-. De nuevo entré, sin caer en sus provocaciones me dispuse a hacerlo hablar y conseguir lo que queríamos. Después de un par de horas, logré tener las frases que necesitaba. -Terminamos. Salí del lugar con una grabadora y se la entregue a Self. -Ahí tienes tu evidencia, ahora, puedo arrancarle los ojos? -Tu ya te desquitaste, y casi lo arruinas. Mahone se quedara, con él. Los demás necesitan ayuda. Mientras me cambiaba la ensangrentada ropa que llevaba, ví a Mahone divertirse con Wyatt. Usaba el desfibrilador e introducía las delgadas agujas entre la uña y la yema de los dedos de su enemigo. Por un instante me detuve a ver su rostro, era como si la humanidad de Mahone se fuera y viniera en distintos lapsos. A veces sonreía de placer. Otras veces solo esta concentrado en el dolor. Pero la mayoría del tiempo tenía una aguda jurada de tristeza. Terminé de limpiarme la sangre de los nudillos y pedí un taxi con rumbo a GATE. Le dije al conductor que me dejara una cuadra atrás para evitar levantar sospechas. En el momento que bajaba, vi dos apuestos chicos corriendo hacia un área restringida. Era obvio que se trataba de mi equipo. -Arriba las manos, policía! -dije mientras formaba una pistola con mis manos-. Los dos soltaron un gran salto que me hizo reír por varios minutos. -Varay, casi me provocas diabetes! -decía Bellick mientras se sobaba el pecho-. -Y tú que grandulon, no te atemorice? -Debo aceptar que eres realmente sigilosa. Sonreí. -Y los demás? -En GATE. -Bien, me adelantaré. Los dejé continuar con su trabajo mientras yo pensaba una buena excusa para infiltrarme en el edificio. -Oh mierda. -dije en voz baja cuando vi la oficina de Bagwell llena de gente-. -Bien día, señorita! Tiene cita con alguien? -preguntó la pelirroja de la otra vez-. -Me recuerdas? Estuve ahí cuando tu jefe nos secuestro. -Oh... Si. La recuerdo. Necesita ayuda? Llamó a la policía? -NO! No, no lo hagas. Necesito que me prestes tus lentes y esa bufanda que tienes ahí. Sin cuestionar nada me entregó las cosas y me dio el pase para entrar a las oficinas. Armandome de valor y arrepintiendome un poco del plan que había tramado, toque euforicamente en la oficina de T-Bag. Abrió la puerta y se acercó a mí. -Qué haces aquí? -Lo olvidaste, tontito? Hoy es nuestro aniversario! Dijiste que podría pasar la tarde en tu oficina y al terminar iríamos a comer! -añadí un tono de voz irritante para hacer más creíble la historia-. -Señor Pfeiffer, quien es ella? -preguntó uno de los hombres que se encontraba ahí dentro-. -Oh lo siento, mucho! Soy... Lisa Danvers. Su compañera de vida. Podía sentir la confundida mirada de Theodore, pero aún así, se dispuso a hablar. -Así es, hoy es nuestro cuarto aniversario y pensábamos pasar todo el día juntos. -Bueno, felicidades señor y señora Pfeiffer, aunque no se como es que pudo conseguirla. -Es un misterio de la vida, pero gane la lotería. En ese momento Bagwell me tomó por la cintura y se atrevió a poner sus asquerosos labios sobre los míos. -Te he dicho que no debemos hacer eso cuando estas trabajando, cariño. Que dirán tus jefes? -Tranquila, señorita. Ya nos íbamos. Un gusto conocerla. -Igualmente. Estreche sus manos con una increíblemente falsa sonrisa. Los despedimos con un agetreo de manos hasta que se perdieron en el elevador. -Así que... Esposa mía, que haremos esta noche. Le di un rodillazo en las bolas y luego me acerque a su oído. -Bésame otra vez y te faltarán todas la extremidades. -Por eso me case contigo. Le arrogé mi improvisado disfraz y entre al armario para continuar con la verdadera misión. Al entrar, tarde casi media hora en encontrar a los chicos. Era un camino muy, muy, muy difícil de recorrer. Mas cuando no traía planos conmigo. -Necesitan otro par de manos? -Alex! -exclamaron al unísono-. -Cómo entraste? -preguntó Michael-. -Desearía que no supieras esa historia. -Tendré qué cortarle la otra mano? -No, descuida. Le dolerá como el carajo cuando quiera orinar. Soltó una leve risa. -Te sientes bien? Estás algo pálido. -medí la temperatura de su cara con mis palmas-. -Si, solo es el calor y el trabajo pesado. En eso, Sucre tiró varias herramientas. -Sucre, hay algo que quieras decirme? -Hum, yo... No, hemos estado bien. Solo el calor y el trabajo. -De acuerdo... -respondí poco convencida-. Que debo hacer? -Ayúdanos a romper el círculo que marco Sucre para poder introducir ese tubo. Empezamos a golpear con un mazo la superficie, a parte de un par de abolladuras, no conseguimos nada. -No tenias un equipo especial para ésto? -pregunté a Sucre mientas secaba el sudor de mi frente-. -Oh, que idiota. Si! Mientras lo encendía, yo analizaba el estado de Michael. -Se que soy irresistible pero deberías ayudar a Sucre a encender eso. Podría quemarse la cara. -No seas bobo y deja de mentirme. Que te pasó? -Solo estoy cansado. Creeme. -Esta bien, no me digas. Pero no trabajarás más. Lo dejé en el suelo y corrí hacia Sucre, que tenía el aparato al revés y estaba a punto de volverse una tostada. Entre los dos nos rolamos el artefacto. Terminamos antes de lo que esperamos. -Qué sigue, papi? -preguntó Sucre-. -Marquen un círculo idéntico en la pared de enfrente. Le entregó un gis a Sucre y con su cinturón empezó a trazarlo. -Acaso te pesan los músculos? Date prisa! -Oye castaña, no tengo buen pulso. -Entonces dámelo a mi. Tome la tiza y rápidamente dibujé el mismo círculo a la misma altura. -Te toca demolerlo. Avisame cuando te canses. Asintió y mientras yo me sentaba al lado de Michael, el derruia el círculo. -Estas enojada? -preguntó mientras dejaba caer su mejilla en mi hombro-. -Si, estoy enojada por que no dejas de mentirme! Acerco mi cara a la suya y empezó a dar pequeños besos en mis labios que al principio no correspondía. Pero no pude resistir. Correspondi a ellos poco a poco y el finalizó con uno de más larga duración. -Funcionaron? -Mas de lo que me gustaría aceptar. -Alex, tenemos un problema... -Qué ocurre, azúcar? -Ésto está vacío. Tendremos que hacerlo a la antigua. De nuevo insistimos con el mazo. -Les ayudaré. -dijo Michael mientras se ponía de pie-. -Oh, no. Tu te quedaras sentado. -Será más rápido si lo hacemosos tres, te prometo que descansaré después. -Bien. Continuemos. Esta vez demoler el círculo nos llevó el doble de tiempo. Empezamos a introducir el inmenso y pesado tubo cuando aparecieron Linc y Bellick. -Vaya! Pensamos que aparecerían cuando termináramos. -Mejor tarde que nunca. -Necesitamos que alguien lo introduzca desde adentro. -Yo iré. -me ofrecí-. -Lo siento linda pero ahora necesitamos músculos. -Haré como si no hubieras dicho eso. -Lincoln y yo podemos hacerlo. -dijo Bellick-. -Bien, dense prisa, el agua no tarda en llegar. Tres afuera y dos adentro. No se oía tan difícil. Excepto, que si lo era. -Michael, el agua está a punto de regresar! -Salgan de ahí! Entren al agujero. El ruido del agua nos impedía escuchar bien la conversación de Bellick y Lincoln. -Scofield! Tienes que empujar! Podemos lograrlo. Lo obedecimos y comenzamos a introducir el tubo en el segundo agujero. Justo en el instante que terminamos, el agua regresó y nos empapo a todos por las pequeñas rendijas que sobresalían. Lincoln gritaba desesperadamente. -Qué ocurre, hermano? -Bellick... Se fue. Decidió empujar desde abajo y ahora... Se fue. Regresamos a la bodega con caras tristes. Aunque habíamos triunfado en el resultado, el proceso no nos había alegrado del todo. -Se que Bellick fue un gran mienrbo del equipo, pero necesitan enfocarse en la siguiente parte. -trato de conosolarnos Self-. Gretchen quiere verte, Michael. Se levantó en silencio y se alejó con Self. -Bellick fue un patán la mayor parte de su vida. -inicié-. Pero el resto de esta, demostró que también era un héroe. -Quería encontrar Scylla tanto como nosotros. -Entonces dejemos de lloriquear y hagamoslo por él. Secamos las pequeñas lágrimas y ordenamos las cosas de Brad en una caja. Cuándo llegó Michael, ya tenía las hojas restantes en su posesión. -Cortesía de Gretchen. Ahora, trabajen. -Y el cadáver de Bellick? -Esta en la seguridad nacional. Anónimo hasta que ésto termine. -Prometió que lo enviaría a su familia. -protesto Sucre-. -No, yo no hice eso. -Si! Si, lo hizo! Fernando se levantó de su asiento y tomó a Self por la camisa. Por suerte, llegó Mahone a separarlos. -Si aun quiere Scylla, deberá entregar el cuerpo de Brad a su mamá! -Bien, bien. Lo entregaré! Pero si me vuelves a tocar Fernando, te prometo que habrán dos cuerpo en la morgue. Self se fue y todos comenzamos a trabajar. -La hojas que faltaban simbolizan la entrada al sótano de la compañía? -Puede ser, lo único desconcertante son los símbolos. C, M, E. Son distintos aparatos que no no podrían star conectados entre sí. -explicó Michael-. C M, E. C, M, E. Quiere decir "veme". -Y qué es lo que quiere que veamos? -preguntó un tanto confundida-. -Algo relacionado con las demás letras... Michael comenzó a escribir en orden las demás caracteres. Baker, A David -David, Baker. El hombre que construyó la fortaleza de Scylla? -pregunté-. -Exacto. -dijo Michel con una sonrisa-. Tomé la laptop y busque a todos los David A Baker que estuvieran registrados en Los Angeles. -Tengo uno: David Allen Baker, galardonado ingeniero. Diseña viviendas de bajo costo. -Tenemos a su esposa y su dirección. -Lo imprimiré. Salte de mi asiento y corrí a hacer mi trabajo mientras ellos discutían sobre los planos. Una vez impresos los documentos, anote datos de otra página que creí serían útiles. -Alex... -Si? Michael? En cuestión de segundos, Michael cayó al suelo desmayado. -MICHAEL! -exclamamos Linc y yo al mismo tiempo-. Corrimos hacia él. -Michael, hermano, habla! -Estoy bien. -dijo a penas en un susurro-. -Ayudame a llevarlo a la camioneta, iremos al hospital. Lincoln y yo lo cargamos hacia el vehículo. -Estas loca, Alexandra? Los descubriran! -me interceptó Self-. -Si no me dejas ir, terminaras como Wyatt. Palidecio un par de segundos. -E-Esta bien. Usa la identificación falsa. -La puerta! -dije exasperada al ver que aun la sostenía-. -Oh, si. La cerro y pise el acelerador de inmediato. -Estarás bien, cariño. Mientras maldecia las luces de tránsito y manejaba a 100 km/hr, logramos llegar al hospital. -Enfermera! Necesito que revise a mi esposo. Ha tenido desmayos y otros síntomas que me preocupan, tal vez necesite un neurólogo. -Claro, tiene seguro? -Si, solo que no cuento con la tarjeta. Tengo su identificación. -De acuerdo, llene estos papeles y enseguida vuelvo con usted. Me proporcionó los formularios y con un temblor en las manos me dispuse a llenarlos. Escuchaba atentamente la conversación que sostenía Michael y la enfermera. Su voz sonaba distinta, en verdad estaba mal. Muy mal. -Lo transferiremos al área 4, acompañeme por favor. Le entregué los formularios y seguí a Michael donde nos indicó. Tomamos asiento y solo pensamos en todo lo que había pasado. -Nunca creí que extrañaría a Bellick. -rompí el silencio-. -Muchas cosas cambiaron desde Fox River. -intentó mostrar una sonrisa que se convirtió en mueca-. -No puedes controlarlo Michael, no te engañes. -Curioso, era lo mismo que te iba a decir. Tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos. -Pronto sabremos que es. -trate de hacer que mi voz no se cortara-. -Y si no quiero saber? No pude responder a eso. Tiempo después llegó un enfermero que se llevó a Michael para realizar los estudios. Un par de minutos más tarde, Mike estaba de vuelta conmigo. -Quieres saber algo divertido? Pará asegurarme de que me dejaran ver tus resultados, le dije a la enfermera que era tu esposa. -Eso no suena nada mal. -se sonrojo un poco y me regalo la mas perfecta sonrisa-. -Te amo Michael, y aunque no estemos casados estaré siempre para ti. -También te amo, Alex. Desde el primer día que te vi. Pegamos nuestros labios en un tierno beso que fue interrumpido por un médico. -Señor Freeling? -Si, soy yo. -Soy el doctor Malven. Neurólogo. Y usted es... -se dirigió a mi-. -Claire Freeling. Su esposa. Tiene los resultados? -Tardarán un rato, pero debido a los antecedentes del paciente, recomendaría que lo internara para poder monitorearlo. -Gracias, pero no creo que sea necesario. -se apresuró a decir Michael-. -Debe descansar, y si lo estamos vigilando será más fácil su recuperación. -Estaré bien, gracias. Vámonos. -Aguarda... Cuanto tomará los resultados? -pregunté-. -Un par de horas. Podría conseguirles un cuarto. -Lo tomaremos, gracias. Obligué a Michael a sentarse de nuevo y esperamos a que el neurólogo apareciera de nuevo. Pero una llamada entró al celular de Michael. -Quien es? -Alex... -señaló a los policías que estaban en la salida de en frente-. Tenemos que irnos. Tomé el bolso y recorrimos los pasillos en busca de otra salida, pero todas estaban llenas de uniformados. -Se irán en la condición que está? -preguntó el medico-. -Es una emergencia, tenemos que salir. -No soy estúpido, se quienes son. En ese momento me aferré a la mano de Michael, el doctor lo notó y continuó. -Ellos no están aquí por ustedes. No los entregaré, me interesa su caso. Quiero ayudarlo. -Tenemos que irnos, tiene mi número. Michael se adelantó. -Llámeme cuando tenga los estudios. Asintió y me dispuse a encontrar una salida. -Ve a la bodega, iré con los chicos. -le dije a Mike una vez que lo encontré-. Tomé un taxi y por tres dólares más aceleró en todas la señales de alto. -Hola! -dijo la pelirroja-. Otra vez con el Sr. Pfeiffer? La ignore y corro hasta la oficina de Bagwell, que escupio que café en cuanto me vio llegar. -Tu también estas aquí? -Tampoco me alegra verte cada vez que paso. Por los gritos de Sucre pude guiarme al lugar en el que estaban. Vaya sorpresa que recibí al encontrarme a Fernando sobre una bomba y a Gretchen tratando de desarmarla. -Se que la vista es increíble desde ese ángulo pero me encantaría que sostuvieras la interna para que Azúcar no vuele en pedazos. -se apresuró a decir Gretchen en cuanto entre-. -Que? -chilló Sucre-. -No te pasara nada, solo no te muevas. Me acosté en el piso y seguí todas las instrucciones de Gretchen. -Donde aprendiste a desarmar una bomba? -El General me enseñó. Pudo hacer sido muy cruel conmigo estos últimos meses, pero gracias a él obtuve grandes cosas. -Cómo tú hija? -Si no quieres que este idiota se convierta en un pollo rostizado, deja de desconcentrarme! -Bien, lo siento. -Sostenla más arriba. Seguimos con el trabajo en silencio hasta que un eufórico Mahone apareció. -Dejen de hacer eso. Activarán la alarma. -Que se active! Volare en pedazos! -No, puedo cortar la energía para que te muevas. Mahone abrió abrió una pequeña caja que contenía varios cables e interruptores. -Tienes 20 segundos para armarte de valor y moverte, bien? -Eso creo. Mahone presionó el botón y Fernando seguía inmóvil sobre la bomba. -Qué haces? Muévete! -N-no, no quiero. Tengo miedo. -Sucre muévete! Deje a Michael sólo, no quiero que sufra otro ataque! -No quiero morir... -Ay, ya! Al diablo. Lo arrojé hacia atrás con tanta fuerza que caí sobre él. La bomba dejó de sonar y el color le regresaba a Sucre. -Ves? Te dije que no morirás. -añadí una sonrisa-. -Gracias por salvar mi vida y romperme una costilla... -Deja de lloriquear. Me levante y le di la mano para ayudarlo. Al regresar a la bodega, me alegre de que Michael estuviera bien, revisando papeles sin ningún esfuerzo. Me llamó la atención lo que había traído Mahone sobre la fortaleza de Scylla y me dedique a revisarla. Los simbolos tenía un significado completamente distinto del que Michael nos había dado. Para facilitar el trabajo, decidí anotar en el plano lo que significa a cada uno. -Chicos... El cuerpo de Brad está aquí. Será enviado a su madre en el próximo vuelo. -anunció Self-. Todos nos acercamos a darle el último adiós, nadie dijo nada. Temíamos que la voz se nos cortara. Después de un par de minutos de observarlo, nos retiramos en silencio a continuar con nuestro labor. -Tengo un plan que podría funcionar, necesito que escuchen con atención todos los detalles para fijar los puestos. Nos sentamos al rededor del escritorio y pusimos completa atención a Michael. Antes de que comenzara a hablar, mi teléfono empezó a sonar. -Empiecen sin mi, no tardaré. Me aleje hasta las escaleras para no interrumpir su explicación. -Hola? -Señorita Varay, soy el neurólogo. Tengo los resultados. -Lo escucho. -dije con un nudo en la garganta-. Cada palabra que decía era como si me arrancaran una parte de mi cuerpo. No había necesidad de que me explicara los derivados científicos. Hacía menos de un mes que había comenzado a investigar sobre esa enfermedad y sus padecimientos. -Tiene cura? -mi voz no podía sonar más quebrada-. -Cirugía inmediata. -Le agradezco, doctor. Estaremos ahí. Terminé la llamada y con la manga de mi camiseta seque las lágrimas que se había escapado de mis ojos. -Todo esta bien? -preguntó Michael acercándose a mi-. -Era el neurólogo... Tienes un hamatoma hipotalamico, los síntomas aparecen debido a que esta creciendo. Necesitas cirugía inmediata. -Dame dos días, linda. Solo dos días. Negué con la cabeza mientras comenzaba a sollozar. Tomé un tiempo para respirar. -Será mañana. O si no morirás. . . . .
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