Miércoles, 31 de Octubre del 2018.
C A R O L I N A
Aplaudo como niña chiquita viendo las guirnaldas coloridas, Javier y Bruno están colgándolas, este último me sonríe y me guiña el ojo. Luego mira a Kenya a mi lado que también está mirando lo que hacen los chicos y le sonríe aún más. Ella le devuelve la sonrisa pasando su peso de un lado a otra, nerviosa.
Ellos han estado pasando tiempo por lo que se. Me hace feliz pensar que hice de cupido. Porque aparte de presentarlo, también me encargué de días antes sacarle a Bruno si ella le gustaba o al menos la encontraba bonita. Y aceptó a las dos cosas.
Así que aquí estamos.
Organizando una fiesta sorpresa para Kenny.
Sus hermanos se emocionaron alegando que nunca habían tenido una fiesta de cumpleaños, mucho menos Kenny. Y estuvieron más que de acuerdo en celebrarlo. Su abuela es quién lo distrae por ahora, se lo llevó a una obra de teatro, no sé como lo convenció pero se lo llevó para que nosotros pudiéramos hacer esto.
Invité a David a ayudar con la organización de esto, a pesar de saber que ya casi no le dirige la palabra a Kenny, pero no ha aparecido. Espero llegue durante la fiesta.
Creo que a Kenny le sentará mal y a mi también porque siento que soy la culpable de esto. Desde que estamos juntos no se hablan. Creo que David esta celoso de qué su mejor amigo lo deje de lado por una chica, sobretodo porque Kenny me dijo que son amigos desde pequeños, lo poco que me ha soltado de su mamá desde el día de cementerio, me dijo que no habla con nadie de las personas que conocía antes de la muerte de su mamá, solo obvio con su familia y con David.
Detesta que esas personas siempre le le estén preguntando como lo lleva cuando ya ha pasado tiempo, que lo traten como si estuviera trastornado, esas fueron sus palabras.
— El lugar está muy bonito. ¿Segura que toda la gente que invitamos vendrá? — insiste Kenya por tercera vez, y yo asiento sonriente otra vez.
— Los chicos del colegio no se pierden una fiesta por nada. Y mis amigos ahora también son amigos de Kenny. — le pongo una mano en el hombro y ella me mira — No te preocupes tú, solo preocúpate de qué no llegue Kenny antes de tiempo. — suelta una risita tapándose la boca.
— Le va a dar un ataque. No se espera nada de esto. ¿Hablaste con él temprano?
Niego y ella me mira boquiabierta.
— He apagado mi celular todo el día. Desde hace días le vengo metiendo cuento de que mi celular esta falloso y que se apaga y no se enciende. Así que tal vez debe estar pensado eso. — me río encogiendo los hombros — Tu hermano es muy ingenuo a veces. Y como tu abuela se lo llevó de aquí al apuro quizás ni le dio tiempo de nada ¿verdad?
— Así es. Prácticamente se lo llevó a rastras. — nos reímos ambas. Mi primo y mi amigo se acercan.
— Ya están las guirnaldas. ¿Qué más hay que hacer? — pregunta Javier.
— Ya traemos la torta. — canturrean mis amigas entrando a la casa.
Se escucha un puf muy fuerte, todos nos giramos a ver donde está la mesa con algunos bocaditos, y la torta. Kenia tiene cara de asustada mientras que Klever se ríe a carcajadas con el tubo que expulsa serpentinas.
— Intenté quitarle esa cosa a este niño, pero casi me muerde. Como siempre es un niño sacado de las cavernas. — se queja Kenia.
Sonrío.
