Viernes, 21 de Diciembre del 2018.
C A R O L I N A
Paso de largo por el pasillo ignorando a cierta persona que tiene su mirada clavada en mi. Cuando ya estoy por girar en la esquina para llegar a mi curso me detiene, lo sé aunque no volteé a mirarlo, se que se trata de él.
— Carolina, mírame por favor.
Me giro hacia él levantando una ceja.
La rabia comienza a hacer ebullición en mis venas. Tengo ganas de gritar y de soltarle una bofetada porque aún piensa que puede venir y engañarme con esa falsa mirada triste. Es de lo peor, lo detesto. Ha estado toda la semana buscándome, lo he ignorado hasta hoy, como tenemos vacaciones a partir de hoy hasta el dos de enero por las fiestas, no lo tendré que ver y con suerte ya todo se olvidará.
— No entiendes. ¡Yo no quiero estar contigo más! — agito las manos para que no me toque, me palpita la cabeza de la rabia y el dolor que siento.
Duele aún, arde demasiado saber la verdad, me lastima que haya sido capaz de burlarse cuando le di todo de mi.
— ¿Por qué ya no me quieres? ¿Qué fue lo que hice mal cariño? — su tono de voz se quiebra, quiero gritar aún más porque él se ve inocente ante todo esto pero yo no voy a caer otra vez.
— Tu y yo ya no tenemos nada de que hablar, no significas nada para mi ya.
— ¡No es cierto! ¡¿Qué es lo que tienes?! ¡Me dijiste que me amabas!
— ¿Y eso que? Todo el mundo se dice eso ahora, no te creas especial, porque no lo eres, no tienes nada bueno que dar. Yo no te amo y nunca lo voy a hacer.
Kenny retrocede como si lo hubiera golpeado, veo su cara contraerse de dolor y me mira parpadeando.
¿Herí su ego?
Me vale un carajo, él apuñaló mi corazón y lo pisoteo.
— No me hagas esto ya Carolina... — lo empujo bruscamente por los hombros cuando intenta abrazarme.
— Deja de hacer tu las cosas difíciles. Bien puedes olvidarte de mi y dejarme de joder, porque realmente ya estoy harta de ti.
Me quito rápidamente el collar que me regaló, no quiero nada de él ya, se lo tiro a los pies, y Kenny lo recoge luciendo desesperado.
— ¡Tu lo eres todo para mi! ¡Yo te dije todo a ti, te di mi corazón y mi alma, no puedes ahora hacerme esto! ¡No puedes romperme el corazón así! ¡Yo te amo Carolina...
Recién caigo en cuenta de que hay mucha gente en los pasillos escuchando nuestra pelea, y también se quedan boquiabiertos cuando el sonido de mi palma estrellándose con la mejilla de Kenny resuena por casi todo el lugar.
Siento una punzada más grande cuando veo las lágrimas de Kenny en todo su rostro atónito, se da la vuelta limpiándose el rostro y desaparece de mi vista antes de que me arrepienta de mi arrebato.
— Escuchamos que le diste una cachetada a...
— Se la merecía. — corto con voz cortante a Lady.
— Él estaba llorando. — menciona Marcela.
— Todos lloran siempre haciéndose las víctimas. — agrega Nancy.
— Lo vimos llorar desconsolado en un curso de los de abajo. De esos de la mañana.
Miro a Lady.
— ¿Cómo lo vieron?
— Lo vimos llorar y correr. Aunque ustedes ya no estén... y que haya dicho todo lo que nos dijiste, nos caía bien, no nos aguantamos a ver donde iba llorando.