Viernes, 14 de Diciembre del 2018.
C A R O L I N A
Me tapo la boca con una mano para evitar reír, y con la libre le pongo un gorro navideño a Kenny, arruga la cara con desagrado pero cuando me río abiertamente, sonríe.
¿Cómo no puedo estar loca por este chico?
¿Cómo no puedo estar enamorada de él?
— Me pongo en primera fila con este gorro ridículo solo para que te rías en tu presentación. — le doy un golpe en el hombro y se ríe.
— ¡Que vergüenza! ¡Hasta tu abuela y tus hermanos me van a ver! — me cubro la cara sintiendo los nervios rebosar en mi.
Siento que voy a vomitar.
— Escuché a la profesora de química alabarte sobre declamar y sabes que ella no es precisamente una persona amable. Estoy seguro que eres maravillosa. — quita mis manos de mi rostro para abrazarme, me acaricia la espalda con una mano y con la otra el cabello.
Suspiro abrazandolo de regreso, no quiero verme mal y que él se ría de mi, voy a verme como una tonta que no puede memorizar un poema para la presentación navideña de hoy.
— Gracias Kenny.
Me acaricia la mejilla sonriendo un poquito levantando la curvatura derecha de su boca.
— Ustedes solo pasan pegados el uno al otro como si se necesitaran para respirar.
Pongo los ojos en blanco escuchando a Nancy.
— Ni siquiera a nosotras nos das abrazos cada cinco segundos. — se burla Marcela.
— Es porque yo soy su preferido. — contraataca Kenny y mis amigas se mueren de la risa, yo solo sonrío.
En todos estos meses mis amigas y él se han hecho muy amigos, se tienen ya confianza que si quieren contar algo que solo era entre las cuatro, él escucha y hasta opina.
— Chicos, ya bajen, el programa va a comenzar.
Un profesor prácticamente nos tira por las escaleras a todo el mundo, como siempre me adelanto porque se me hace algo raro caminar a la par de alguien más, al menos solo lo hago con Kenny porque se encarga de siempre agarrarme la mano. Pero hasta a mis padres los dejo atrás a veces y se enojan muchísimo por eso.
Es una muy mala costumbre.
Rebusco mis lentes en el bolsillo de mi falda donde tengo plumas y un pañuelo, los saco apurada porque realmente ya casi no veo nada de lejos y quiero mirar a mi Zombie cuando diga mi poema. También a mis amigas, ayuda para que no me ponga tan nerviosa y quiera regresar toda mi comida frente a todo el colegio.
— ¡Rodriguez! ¡Venga para acá de inmediato! ¡Apurese! — la profesora de lenguaje me hace señas raras desde el rectorado y me apresuro a bajar las escaleras casi corriendo para llegar a ella.
— Dígame miss.
— Ayude a organizar pues, usted es parte de los actos, debe ayudar.
Miro a todas partes buscando algo que hacer y veo a dos chicas apuradas por inflar globos para ponerlos seguro en el patio. Corro hacia allá, las chicas de segundo A me sonríen alegando que era una cosa injusta que las pusieran solo a ellas a poner los globos en todo el colegio.
Inflo algunos globos y se los paso a una de las chicas para que les haga ese extraño nudo para unirlos en tres. Me lo entrega y corro al poste más cercano para pegarlo a la pared con cinta transparente. Así sigo mucho tiempo más y realmente comprendo a las chicas quejándose. Es cansado ir y regresar, ir y regresar.