Cap. 11: Solo un poco diferente...

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Merlín se dirigía a hacer sus tareas normales cuando un brazo salió de la nada, arrastrándolo a una habitación aislada.

—¿Qué...? —dijo Merlín, liberando su brazo y levantando sus manos para...

Oh, es sólo Morgana.

—Puedes bajar las manos, Merlín. No te voy a atacar.

Lentamente las bajó a sus costados, el corazón acelerado. —¿Qué, ah? ¿Cómo puedo ayudarte, Morgana?

—Necesitamos hablar.

—¿Acerca de?

—Sobre lo que pasó el otro día.

Merlín abrió la boca en confusión, pero se dio cuenta de a qué día se refería. —Ah. Quieres decir cuando... tú y Arturo me encontraron borracho.

—¿Es eso lo que te dijo? —Merlín levantó una ceja. —Te encontré, Arturo se topó con los dos, afortunadamente, después de que descubrí algunas... cosas interesantes.

Merlín se congeló. Al darse cuenta de que los ojos de Morgana aún estaban sobre él, croó un: —¿Oh?

Morgana agarró una capa que estaba sobre una silla cercana. —¿Recuerdas esto, Merlín?

Él lo miró. —¿No? ¿No hace un poco de calor para una capa forrada como esa?

—Merlín, me hiciste esto, el otro día.

—Morgana, no sé cómo-

Merlín. —Él se calló. —Tenia frio y tú me hiciste esto. —Su voz se convirtió en un susurró. —De la nada.

~~~~~

Morgana vio como el miedo se asentaba en los ojos de Merlín. Sus dedos se torcieron, sus hombros se tensaron, miró hacia la puerta.

—Morgana... —Dijo finalmente. —...como, yo- yo no- no lo hice-

—Está bien, Merlín. —Dijo ella, estirándose para tocarlo. Él se encogió. —No voy a decirle a nadie, ¿Por qué lo haría? —Sonrió ella, retirando su mano.

Merlín intentó devolverle la sonrisa. —¿No se lo dirás a Arturo?

Sus ojos se suavizaron. —No le diré a nadie, lo juro. —Se relajó, pero solo un poco.

—Merlín, ¿puedo preguntar... cuánto tiempo?

Evitó sus ojos, mirando al suelo en su lugar. —Mi, uh, vida entera. Yo n- nací con eso.

Morgana palideció. —¿Eso es posible?

—Soy un caso especial. —Se encogió de hombros.

—Entonces... ¿Debes ser realmente bueno? —Preguntó ella, con los dedos cepillando el forro del abrigo.

—Se podría decir eso, sí. —Se rió entre dientes.

—¿Puedes enseñarme?

Merlín finalmente la miró a los ojos. —¿Qué?

—Sí eres bueno, debes saber mucho sobre eso. ¿Me podrías enseñar?

—Yo... —Se quedó boquiabierto. —...Morgana, podría haber nacido con eso, pero no empecé a estudiarlo hasta que llegué a Camelot...

—¡Pero tú sabes más que yo! ¿Por favor, Merlín?

—¿Yo- podría intentar? ¿Supongo?

—¡Gracias, Merlín! —Sonrió ella, abrazándolo con fuerza.

Emrys el Dragón (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora