Cap. 12: Juegos de Magia.

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Morgana cabalgó rápido en el bosque. No estaba segura de a dónde iba... solo quería montar. El viento que barría su cabello le recordaba a volar.

Ella no había visto ni oído nada de Emrys desde su corta estadía en el campamento de druidas.

Cabalgó sobre la hierba y los arroyos, apenas prestando atención. Sin aliento, ella desaceleró su caballo y lo llevó a un rio cercano para beber.

Una rama se rompió detrás de ella.

Volteando, ella jadeó. —¿Merlín?

—Lady Morgana. —Se inclinó torpemente. —Estaba juntando hierbas, para Gaius, y te vi pasar, sola... ¿Cómo si algo te estuviera persiguiendo?

Morgana sonrió. —Estoy bien, Merlín. Nadie me está persiguiendo. Excepto por ti.

—Bien... lo siento. —Dijo, rascándose la cabeza.

—No lo sientas, esto es realmente perfecto.

—¿Lo es?

—Estamos solos, nadie alrededor por millas. —Dijo ella, caminando hacia él. Se aclaró la garganta, jugueteando con su pañuelo. —¿Y? Puedes enseñarme algo de magia.

—Oh. —Exhaló. —Uhm, tal vez. ¿Qué quieres aprender?

Ella lo pensó. —Quiero controlar el fuego. —Dijo finalmente.

—¿Fuego? ¿De verdad? Después de...

—Quiero poder controlar el fuego para que nada de eso vuelva a suceder. —Dijo con sinceridad.

Merlín asintió. —Por supuesto. Bien. Así que... ehm... —Se acercó un paso más a ella. —...pon tus manos así.

Ella lo copió, ahuecando sus manos frente a ella.

—Respira. Cierra tus ojos. Enfócate en el mundo que te rodea. Escucha el viento que atraviesa los árboles, escucha los pájaros, el rio que fluye sobre las rocas. Siente el viento en tu pelo, en tu piel. Enfócate en el mundo que te rodea.

Morgana respiró por la nariz y exhaló por la boca.

—Repite después de mí. Forbearnan.

Forbearnan. —Morgana abrió los ojos: el mundo adquirió un brillo dorado, aunque solo fuera por un momento. En sus manos había una pequeña llama naranja brillante. Morgana se quedó sin aliento, riendo. —¡Lo hice!

Merlín observó cómo sus ojos brillaban de alegría. Él sonrió.

—Está caliente... pero no quema. —Sonrió.

—Puedes controlarlo también.

—¿Puedo? —Dijo ella, con los ojos iluminados de asombro.

—Enfócate en la llama... mantenla alejada de mi mano, ¿de acuerdo?

Ella asintió, con la mandíbula apretada.

Él agitó lentamente su mano a través del fuego. Las llamas danzaron alrededor de sus dedos extendidos, nunca alcanzándolos.

—Wow, Morgana. ¡Eres natural! —Elogió.

Un tinte rosa apareció en su cara. Ella perdió la concentración y el fuego se apagó. —¿Qué más puedo hacer? —Preguntó.

—Bueno, si puedes manejar el fuego, ¡vamos a jugar con el agua! —Extendió su mano sobre el rio y dijo: —Colligunt aqua. —Un orbe de agua vino del rio y flotó hacia la mano extendida. —Es más fácil recolectar agua de una fuente que hacerla de la nada.

Emrys el Dragón (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora