Cap. 14: La Aceleración de la Bruja, parte 2.

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La Sala del Trono era uno de los lugares más bonitos de Camelot, gracias al techo alto y las ventanas. Morgana lo ama.

O, ella solía hacerlo.

En este momento, no quiere nada más que irse, estar lejos del Rey. Su voz fuerte y autoritaria la sacó de sus pensamientos.

—¿Conoces el paradero del Cristal?

¡¿Qué?!

No, no pudieron haber encontrado el campamento. Por supuesto que no.

—Creo que sí, señor. —Respondió Gaius. Espera, ¿Merlín no confió en Gaius? ¡Se suponía que Gaius era un aliado de la magia!

...¿Qué hizo este cristal?

—Veo. ¿Cómo hallaste esta información?

—En mi calidad de médico tengo relaciones con muchas personas. Ellos escuchan cosas, señor, y ven cosas. Anoche me enfrente a uno de esos hombres que me dijo que el cristal había sido robado por una banda de renegados liderados por un hombre llamado Alvarr.

¡No!

Morgana tragó saliva.

—¿Quién fue exactamente este informante?

—Creo que solo sería justo proteger su identidad, señor. Si las noticias de la traición llegasen a los renegados, de hecho podría poner en peligro su vida.

Espera... ¿Alvarr, lidera renegados? ¿No era él un druida?

—Muy bien.

—¿Dónde se esconde este Alvarr? —Preguntó Arturo. Por supuesto que lo hizo.

—Fue visto por última vez en el valle de Chemray, señor.

—Llama a los guardias, Arturo. Quiero que este asunto sea investigado sin demora.

—Sí, padre.

Todo terminó muy rápido: Morgana tuvo que detener a Arturo, o al menos retrasarlo.

~~~~~

El sonido revelador de tacones altos haciendo clic detrás de él le dijo a Arturo que Morgana lo estaba siguiendo.

—Arturo, no estás pensando seriamente en ir a esta misión, ¿verdad? —Preguntó rápidamente, con una borde extraño de... ¿era eso preocupación en su voz?

—No, no estoy pensando en ir en esta misión. Voy en esta misión. —Respondió. No es como si pudiera desobedecer todas las órdenes directas de mi padre.

—Pero no estas persiguiendo nada más que un rumor...

—Es cierto, pero por ahora es la única pista que tenemos para seguir. —Se encogió de hombros.

Ella lo arrinconó. Trató muy duro de no poner los ojos en blanco cuando ella dijo: —Estas perdiendo tu tiempo. Te lo aseguro.

¿Qué está ella...? ¿Sabes qué? No tengo tiempo para esto. Pensó Arturo. Ya sé...

—Morgana. Nunca supe que te importaba. —Sonrió con superioridad.

Podía ver cuán confundida estaba con el cambio de tono.

—¿De qué estás hablando?

—Puedo cuidar de mí mismo, ya sabes. —Morgana en realidad puso los ojos en blanco. —Es una combinación de talento en bruto y entrenamiento duro lo que me hace...

—Sí, lo sé. Eso te hace ser tan detestable. —Ella lo interrumpió.

Él le sonrió con los labios delgados. Ella hizo una mueca de vuelta.

Emrys el Dragón (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora