La Debilidad Del Guardaespaldas

CAPÍTULO 1

Antes de nada, mi nombre es Emery Myers y tengo 18 años, mi padre me abandonó cuando tenía 2 años, a mí, a mi madre y a mi hermano mayor Axel Myers. Desde ese momento crecí viendo a mi madre ahogar sus penas en alcohol y mi hermano estudiando y sacándose la carrera para poder mantenernos a mi madre y a mí. Unos años después cuando yo tenía 14 años y mi hermano 22, mi madre falleció por una intoxicación alcóholica, a partir de ahí fuimos yo y mi hermano, nadie más.

Hoy en dia tengo 18 años(como ya he dicho) y estoy en primer año de carrera universitaria estudiando derecho y soy campeona olímpica de patinaje artístico. Mi hermano Axel tiene 25 años y se ha podido sacar su carrera y ahora mismo es un gran empresario con grandes multinacionales por gran parte de Estados Unidos. Es increíble ya que hace muy poco que se sacó del todo la carrera y ya es un gran empresario muy reconocido. Ahora mismo estamos en el Seat Ibiza de mi hermano de camino a San Francisco, lejos de mi ciudad natal, Denver, ya que por lo visto mi hermano dice que hay que expandir la empresa y San Francisco era un buen lugar para que creciera la empresa,etc. En fin cosas de empresarios. El caso es que aquí estoy yéndome o más bien yéndonos de una ciudad llena de recuerdos.

-2horas después-

Me encontraba en frente de mi nueva casa, a simple vista era preciosa, de un color semejante al gris perla con decoración blanca y negra, por lo visto con una pequeña piscina y de dos plantas.

-Bueno hermanita,¿te gusta?-Preguntó mi hermano a un lado mío.  

-Me encanta Ax, es preciosa- Decía yo mientras le daba un fuerte abrazo y el me correspondía-Gracias por todo -Le susurré en el oído a la vez que le daba un pequeño beso en la mejilla.

-Aún no la has visto por dentro- Dijo guiñándome un ojo.

Entonces es cuando eche a correr dirección a la que ahora iba a ser mi casa y abrí la puerta, me quedé muda era incluso más bonita que por fuera, con altas paredes en color marfil y con lo que veía que era la sala de estar de en frente y al final la inmensa cocina donde seguro iba a pasar un buen tiempo ya que me encantaba la cocina. 

Había unas escaleras en forma de caracol donde supongo que te llevan a las habitaciones y a los baños, entonces subí emocionada y me quedé sorprendida de que no solo había tres puertas como mucho si no que había muchísimas más. Poco a poco fui abriendo cada puerta una a una y encontrándome con distintas habitaciones y cada una más increíble que la anterior, la primera era una sala de cine y lectura con una gran librería y un sofá en medio con proyector para las películas, las dos siguientes eran dos habitaciones las cuales creo qué serán de invitados ya que no me veía ni a mí, ni a mi hermano ahí. Eran muy simples. De repente sentí unos brazos abrazarme, me sobresalté un poco pero rápidamente supe que era Axel.

-Estas dos habitaciones son para los invitados- me confirmó él, lo cual yo respondí asintiendo.

Me cogió de la mano y me llevo a la última puerta, no sin antes percatarme de que se había saltado un par de puertas, supongo que su cuarto y su oficina ya que dudo mucho que compartamos habitación en una casa tan grande con tantas habitaciones.

 Cuando estaba en frente de la puerta la abrí y me encontré con una magnifica habitación con cama matrimonio dos puertas, un escritorio y un gran ventanal.

- Esta es tu habitación, con baño y vestidor propio.- Me dijo Axel.
Después de ver bien e imaginarme donde pondría cada cosa, abrí la puerta del baño y del vestidor y me encantaron eran del mismo color que la habitación, blanco y gris con decoración azul pastel y pequeños toques en negro. 

-Traeré tus pertenencias para que te acomodes, yo haré lo mismo y después cenaremos, ¿vale? - Me dijo a la vez que me daba un cariñoso beso en la coronilla de la cabeza. Yo simplemente asentí, sin saber exactamente que decir, aún asombrada por la maravilla de mi actual nueva casa.

El dinero no dará la felicidad, pero ayuda que te cagas. Desde que mi hermano tiene dinero, mi vida ha cambiado por completo.

...

Cuando terminamos de cenar, recogimos los platos y pusimos el lavavajillas, por mucho dinero que tenga mi hermano nunca le ha gustado ni gustará servicio propio, no, sino es necesario.

Vimos alguna serie y cuando la acabamos nos fuimos a la cama.

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