Cuando la atracción se para completamente dando por terminado mi peor viaje en montaña rusa de toda mi vida, el hombre me desbloquea el cinturón y yo salgo de la máquina como si mi vida dependiera de ello, técnicamente ha sido así pero como gracias a saber quien ,el hombre de negro no me ha hecho nada,no lo ha conseguido.
-¿Estás bien?- me pregunta el hombre.
-Si, muchas gracias no sé que habría pasado si no hubiera aparecido usted, gracias señor.
-No hay por qué darlas, estaba yendo de vuelta al coche para irme a casa y simplemente te vi con ese hombre cerca y mi inercia fue hacer algo.
-Gracias otra vez, yo...
-¡Emery!- giro la cabeza y es mi hermano con un montón de de seguridad del parque a sus espaldas, acompañado de sus miles de guardaespaldas.
No me da tiempo a hablar, mi hermano me coge entre sus brazos y mi aprieta contra su pecho, notando su corazón a mil y su sobrealiento por llegar a mi corriendo.
-¿Estás bien?- me pregunta al igual que el hombre que me ha ayudado, cogiéndome la cara con sus gélidas manos debido al frío.-¿¡ Qué ha pasado Emery!?
-Estoy bien y no estoy segura, después de que te fueras al puesto, la atracción se puso en marcha pero derrepente se paró y al poco tiempo, todos los guardaespaldas y la chica del control estaban desmallados, a lo que me di cuenta un hombre totalmente vestido de negro estaba escalando la atracción, yo me intenté quitar el cinturón de seguridad para de alguna remota manera, poder escapar pero me fue en vano, cuando el hombre estaba apunto de cogerme, un hombre hizo volver en funcionamiento la atracción el enmascarado se fue y ahora estoy contándotelo todo.- digo con temblor en mi voz, aún en estado de shock por los recientes acontecimientos.
-¿Qué hombre Em?
-Él.- digo señalando con la cabeza al hombre que me había ayudado.
Axel se acerca a él y empiezan a hablar, supongo que Axel le estará dando las gracias y el hombre estará repitiéndole que no es nada. No sé en que momento pero se dan la mano y un pequeño abrazo como si fueran super amigos. Raro.
Me acerco.
-Em, el hombre que te ha ayudado es Dexter Perce, trabaja conmigo en el nuevo proyecto, aquel que te comenté un día por teléfono, ¿te acuerdas?- asiento. Me fijo en el hombre, yo diría que al rededor de unos 52 años, de pelo oscuro como el mío a la par que los ojos. Parece buena persona, pero a estas alturas no hay que fiarse ni de tu propia sombra.
-Un placer- le digo extrechando mi mano.- Y gracias de nuevo.
-Encantado, ¿estás mejor?
-Si, gracias, un poco más calmada.
Se me acerca un oficial de policía, el cual ha venido en un momento en el que yo estaba absorta en mis pensamientos y por lo tal no me había dado cuenta de su llegado junto al equipo policial, que ahora mismo están llevandose a los guardaespaldas y a la chica heridos a urgencias para poder curarles.
-Señorita Myers, tiene que testificar.- asiento y voy con él, acompañada de mi hermano y de Dexter.
Unas horas más tarde, después de haber testificado todos ante la policía.
Llegamos a casa.
Axel abre la puerta y yo entro y subo a mi cuarto, mientras que Axel y al parecer nuestro invitado, se quedan abajo tomando unas copas.
Me quito la ropa, me pongo mi pijama comprado en Primark, me lavo la cara y los dientes y me tumbo en la cama, lugar donde por fin dejo salir todas las lágrimas que he estado aguantando todas estas horas.
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La Debilidad Del Guardaespaldas
Teen FictionEmery Myers, una chica que se muda a otra ciudad con su hermano Axel, todo es felicidad para ella hasta que una serie de acontecimientos ponen en riesgo su salud fisica y psicólogica, por lo que para poder sentirse más segura y afrontar todos aquell...