"Axel Myers"No sé cuántas veces habré pasado los dedos por su nombre grabado en la lápida. Hace casi tres meses de todo lo ocurrido y sigo sin asimilar todo lo que ha pasado.
Era la última persona que creía capaz de hacerme daño. Y lo hizo, tanto físicamente como psicológicamente.
-Emery. - me levanto del suelo terrenoso y le cojo el ramo de flores a mi padre.
-Gracias.
Un ramo de rosas blancas, a Axel le encantaban.
Me hizo daño, mucho, y por ello igual no se las merezca, pero cuando nuestros padres fallecieron fue mi único apoyo y aunque todo fuera una mentira, no puedo evitar quererle, al fin y al cabo era mi hermano.
Las dejo a un lado de su lápida y paso por última vez la mano por su nombre, quitando los restos de tierra y de polvo.
Me levanto y enlazo mi brazo con el de mi padre.
-¿Estás bien cariño?
-Sí, creo que sí.
-Vamos, Nick nos espera en el coche.
Y efectivamente era cierto, Nick estaba en la parte trasera del coche y cuando nos vio, nos empezó a saludar con la muleta.
La bala atravesó la pierna y llegaron a tiempo para taponarle la herida, por lo que no perdió mucha sangre al fin y al cabo. El fisioterapia dice que podrá volver a caminar con normalidad y eso fue un gran alivio. Cada uno tarda lo que tarda en recuperarse de una herida como esa, en el caso de Nick, él simplemente tarda un poco más que el resto.
Mi padre y yo nos subimos al coche y volvemos a casa, a mi casa. Realmente era un apartamento, no quería más, total sólo era para mí, aunque también para Nick, me permito cuidarle y cuando no puedo le ayudo a ir a casa de su madre, así también está con su familia.
La casa que compartía con Axel la vendimos, eran demasiados recuerdos dolorosos.
Mi padre nos deja en la puerta y ayudo a Nick a salir de la parte de atrás del coche. Mi padre se va a su casa y nosotros subimos a mi apartamento, el cual me puedo permitir por la pensión que recibo por todo lo que trabajó mi hermano y al ser su única familia recibo todo el dinero, por lo que también me puedo pagar la universidad. La cual en cuanto acabe, me pondré con la empresa de mi hermano, alguien tiene que hacerse cargo de ella. Por ahora tengo a un montón de hombres y mujeres a su cargo, que poco a poco me ayudan a meterme más en la industria, enterarme de cómo va el negocio y cuando tenga que ser yo la encargada de todo, estar lista.
Dejo a Nick en el sofá y me voy a cambiar de ropa, lo cual se me hace difícil ya que cierto cojo no puede estarse quietecito.
-¿Acaso debo atarte al sofá para que no te levantes y descanses un poco?
-Sabes que estoy muchísimo mejor.
-Sí claro, entonces, ¿por qué sigues con las muletas? Sabes que no debes hacer esfuerzos, todavía tienes débil la pierna.
-Porque todos se empeñan en que debo llevarlas.
-Eres más cabezota.
-Puede, pero entiéndeme, me dejas en el sofá, lejos de ti, sabiendo dos cosas.
-¿Qué cosas? - me giro y lo veo con una sonrisa de oreja a oreja, mientras acabo de subirme los leggins.
-La primera que no me puedes privar de verte con poca ropa, es un martirio y ambos lo sabemos, tanto para ti como para mí. Y la segunda que no puedo estar muy lejos de ti y lo sabes.
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La Debilidad Del Guardaespaldas
Teen FictionEmery Myers, una chica que se muda a otra ciudad con su hermano Axel, todo es felicidad para ella hasta que una serie de acontecimientos ponen en riesgo su salud fisica y psicólogica, por lo que para poder sentirse más segura y afrontar todos aquell...