CAPÍTULO 5

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EMERY

Hoy me levanto nerviosa porque voy a conocer a la persona que en teoría me va a cuidar, proteger e incluso si hace falta dar la vida por mí.

Como siempre hago mi ya súper conocida rutina y bajo como siempre a desayunar con mi hermano.

Cuando bajo las escaleras no me encuentro a mi hermano vestido con su traje y desayunando, lo que por supuesto me resulta muy extraño pero bueno, me preparo el desayuno, hoy distinto ya que como ayer sobró yogur pues desayuno yogur con un poco de café para desperezarme y despertarme del todo y no ir a clases dormida. Una vez que acabo, recojo todo y me dispongo a buscar a mi hermano, no hace falta que busque mucho ya que lo oigo hablar con alguien en su despacho. Sin llamar decido entrar encontrándome a mi hermano sentado detrás de su mesa y al otro lado de ella a un joven que supongo que no tendrá muchos años más que yo.

-Emery este es Nicholas Evans, tu nuevo guardaespaldas.- Dice Axel levantándose de la silla a la par que Nicholas.
-Encantado- Dice él estrechándome la mano, yo se la acepto con mi mejor sonrisa.
-Nicholas, hoy mi hermana tiene universidad, la llevarás y le irás a buscar  a la hora que ella te diga, la traerás a casa y si después de ese horario te dice que la lleves a cualquier otro lado antes me mandas un mensaje por el número que te he dado, ¿de acuerdo? Bien eso es todo y en cuanto a ti Em quiero que le des tu contacto a Nicholas para cualquier cosa, por si necesitas ayuda, por si sales antes, para lo que sea ¿entendido? Vale esos es todo me voy a trabajar que tengáis un buen día ambos, nos vemos por la tarde.

Ambos asentimos a sus órdenes y yo le doy un pequeño beso en la mejilla antes de que se vaya a trabajar.

Cuando mi hermano sale de la oficina, me dirijo a mi cuarto para prepararme del todo, es entonces cuando noto a alguien seguirme y de inmediato me siento muy incómoda.
-Nicholas voy a mi cuarto a termina de vestirme, si necesito cualquier cosa te aviso, vale- Le comunico dándole un pequeño papel que tenía entre mis jeans , apuntando mi número en él y entregándoselo. Él solo lo coge y se va.

–Pues vale- Digo más para mí que para nadie.

Una vez que acabo bajo al salón donde se encuentra y le digo que ya nos podemos ir. Me abre la puerta de la casa a lo que yo pongo mala cara ya que sé que lo está haciendo con buena educación pero puedo hacerlo yo misma, aun así no le doy más vueltas y le sigo a lo que creo que es su coche ya que no había visto ese coche aparcado en el parking de casa nunca.

-¿Es tuyo?- Me atrevo a preguntar con la boca abierta ya que ante mis ojos se encuentra mi coche favorito de todos los tiempos, un estupendo Porsche Carreras 911 color negro como la pez. Dios es precioso.
-Si lo es, que pasa te gusta o que- dice con aires de superioridad, cosa que entiendo es un coche increíble.

Ambos nos subimos y nos ponemos en marcha hacia la universidad. Todo el rato pendiente de la velocidad a la que iba.
Una vez en la puerta de la uni le digo la hora a la que tiene que estar aquí y bajo casi corriendo. Es muy incómodo ir con él en el coche.

-Cuando acabe las clases te mando un mensaje o algo.
-Como quieras.
-Nos vemos.
-Adiós.

Localizo a Summer y  a Joel hablando con los demás asique me acerco a ellos y nos saludamos entre nosotros con un abrazo y dos besos en cada mejilla, es entonces cuando suena el timbre de que empiezan las clases y me pongo en marcha con mis amigos aun que cuando estoy a punto de entrar, no puedo evitar mirar hacia atrás y encontrarme con el Porsche acelerando a todo velocidad y yéndose de aquí a toda velocidad.
En serio, el sonido que hace ese coche al arrancar es placer para mis oídos.

*ACABAN LAS CLASES*

Ya he acabado y estoy en la puerta de la universidad buscando con la vista el Porsche, cuando lo veo entre la gente me dirijo hacia él, viendo quien está apoyado en el capo del coche. Es Nicholas, el sol le da de lleno en la cara y me fijo que es un chico muy atractivo, no sé, moreno, piel bronceada. Se nota que va al gimnasio por como el traje envuelve sus brazos tonificados.
Cuando me ve se dirige a su correspondiente lado del coche y yo al mío dando un portazo sin querer.

-lo siento, no lo he hecho a drede- le digo al ver su cara de enfado.
-Solo ten cuidado porque si le haces algo me pagas tú la reparación. - me dice sonriendo.
-Entendido- le digo sonriendo.

Arrcanca el coche y volvemos para casa.

-Qué tal te ha ido en clase? - me pregunta en el camino de vuelta.
-Bastante aburrido, ya sabes.
-¿Algo fuera de lo normal?
-¿Cómo qué?
-No sé, sientes que te observan o que te siguen,...
-Observada me he sentido cuando he bajado de tu precioso coche.

Ambos reímos.

-Entonces nada, no?
-Nada de nada.
-Me alegro entonces.

Llegamos a casa y le comunico que dentro de unas horas iremos al pabellón que hay a unas manzanas a entrenar ya que dentro de unas semanas tengo una competición importante.

-Como ya sabes tengo que preguntarle a tu hermano, pero mientras tanto haz tu tarea.- me recuerda y me manda.
Tiene razón, subo hacia mi cuarto y me pongo a hacer los deberes y repasar.
Pasado una hora bajo al salón donde se supone que tiene que estar él, voy preparada con mis mallas, mi camiseta, mi top y mis deportivas, lista para otro duro entrenamiento, con mi bolsa de los patines, con mis patines dentro (obviamente), el móvil y las llaves.
Cuando termino de bajar las escaleras me lo encuentro de frente con unos vaqueros negros y una camiseta blanca semitransparente. Y sí completamente va al gimnasio. Sin decirme nada nos disponemos a ir al pabellón.

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La Debilidad Del GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora