CAPITULO 8

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*NARRA EMERY*

Cuando me desperté, lo primero que vi fue la horrible habitación blanca de hospital, tumbada en la cama, me sentía cansada y me dolía la rodilla ahora vendada y elevada en alto con un cojín. Poco más tarde llegó un médico. Me preguntó cosas como ¿Qué tal te encuentras?¿Recuerdas lo sucedido?...

Cuando terminó de hacerme el chequeo salió y simplemente me dijo que iría a ver si hay alguien en espera por mí aparte de Nicholas, quien estaba en la habitación a mi lado.

5 minutos más tarde, entró mi hermano con un brillo de preocupación en los ojos y vino corriendo a mí a abrazarme, por supuesto le devolví el abrazo. Noté como no estábamos solo mi hermano y yo, que además del médico, apartado de todo, se encontraba Nicholas. Iba a decirle que se acercara pero el médico habló, interrumpiéndome, me dijo todo lo que tengo que hacer, mi situación y cuando me darían el alta. Concluyó y se llevó a mi hermano, supongo que para firmar algún papel del alta o algo así. Ahí estábamos Nicholas y yo en una pequeña habitación de hospital, vi como se acercaban poco a poco y se sentaba en la silla de al lado de mi cama, me miraba con preocupación y es ahí cuando no aguanté más, tenía que soltar todo lo que había retenido hasta ahora, lo que sentía,etc. Empecé y acabé llorando, él en cuanto vio lo que se venía, se levantó de la silla y se sentó en la cama a mi lado abrazándome por los hombros y escuchandome en todo momento, pasado unos minutos acabé.

Le dije que estaba preocupada, igual no podía volver a patinar y eso para mí era muy grande, era mi pasión.

Es entonces cuando hablo él y me dijo que me tranquilizara, su aroma, su voz, me hizo ser más fuerte, sentirme más segura,…
Me apreté a él como puede, ya que al hacerlo me dolía mucho la pierna pero lo conseguí y así nos quedamos abrazados, hasta que claro mi fabuloso hermano lo estropeó haciendo que nos separemos casi al instante.

Mi hermano me cuenta todo lo que le dijo el doctor, que ahora él se iría a ver si fue un accidente o que fue pero yo ahora mismo me encontraba de nuevo a solas con Nicholas, con él me sentía verdaderamente Segura y ojalá poder estar así siempre pero sé que eso es imposible.

-Emery, deberías descansar, has tenido un día duro, estaré aquí toda la noche, a tu lado, así que no hace falta que tengas miedo, de acuerdo. – asiento le doy las gracias por todo y empiezo a dormirme.

AL DÍA SIGUIENTE

Me despierto como nueva, ya no estoy tan cansada ya que he debido de dormir un montón y el dolor de rodilla ha cesando un poco.
Abro los ojos y veo a mi guardaespaldas tumbado en dos sillas que al parece había juntado él para dormir. Parece que está incomodo ya que es muy grande y no cabe bien todo su cuerpo en esas dos sillas. Está muy mono durmiendo, tiene el semblante serio y tranquilo, pero tuene el entrecejo pronunciado, y ne hace gracia, de mayor le saldrán arrugas.
Una enfermera entra con lo que parecen mis pastillas…

-Ten querida, tus pastillas para el dolor, en nada vendrá el doctor ha hacerte el último chequeo para comprobar que estás perfecta para poder irte a casa. Al parecer se a alargado tu hora del alta, lo siento- dice entregándome las pastillas y un vaso de agua. Termina de hacerlo y se queda mirando a Nicholas. No sé porque pero siento un poco de celos.

-Gracias, me podrías dejar a solas con mi novio yo me encargó de despertarlo- le digo mintiendo, no sé por qué, pero haciéndolo. Ella asiente y se retira.
Me tomo las pastillas y mediante susurros consigo despertar a Nicholas…
-Mmm…-se queja adormilado, a lo que yo río por lo bajo.
-Buenos días Nicholas, me ayudas a desayunar- digo señalando la bandeja con comida que anteriormente me había dejado la misma enfermera de antes- Gracias.
-Buenos días Emery, claro dame un segundo para ir al aseo . – Contesta más dulce de lo normal a lo que yo sonrío y me siento feliz de que lo sea conmigo, ¿por qué? Ni yo lo sé, en fin.

Unos minutos más tarde entra con la cara más despejada y más serio (duró poco) pienso. Se sienta en la cama a un lado mío, y me acerca las cosas para que vaya comiendo. Nos hemos reído un montón, no sabía que era tan dulce y gracioso, cada vez que sonreía me disparaban una bala en el corazón, era la sonrisa más bonita que había visto, tan dulce y sincera, que me pasaría horas contemplándola.

Es como cuando un bebé te sonríe, solo quieres que siga haciéndolo.

Cuando termino todo, recoge y nos quedamos hablando un poco más, bueno, hablo yo ya que soy muy habladora, no lo voy a negar.

-Buenos días Srta. Myers, vengo a darle su ropa y pertenencias para que se vista y acicale, para poder irse a casa. Espero no volver a verla por aquí, adiós – le doy las gracias, reímos por su comentario y le devuelvo el saludo cuando el me extiende la mano para despedirse.
Echo a Nicholas de la habitación y me cambio, cuando acabo dejo que Nicholas entre a la habitación y me ayude a organizarla un poco, para no darles mucho trabajo a las limpiadoras.

-¿Llevas todo? – Pregunta, cosa que agradezco porque muchas veces soy Muy despistada.
-¡El móvil! Casi se me olvida, gracias. – Lo enciendo y me percato de que tengo muchos mensajes, de mi hermano, de Summer y Joel, pero el que más me preocupa es de el número desconocido que de tanto aparecer, me sé de memoria. Lo abro y lo Leo en voz alta.

“Espero que te haya gustado la sorpresa, no fue fácil entrar a tu cuarto mientras dormías para soltar un poco el eje del patín, al final lo conseguí y debo aplaudirme por mi buen trabajo, de todas formas espero que la próxima vez, ya que la habrá dalo por hecho, cierres mejor el ventanal, se puede meter cualquiera cariño, besos.”

Termino de leer y miró a Nicholas, quien lleva una cara de cabreo e ira que no puede con ella.

-¿Cómo ha podido ocurrir? Siempre cierro bien la puerta junto al ventanal, es imposible que haya podido entrar- digo con voz quebrada.
-No lo sé, pero al parece hay que hacerlo mejor ya que si el ha podido entrar como el dice cualquiera puede.
En ese momento entra mi hermano por la puerta.
-Chicos, mis hombres me han verificado que ha sido provocado, alguien aflojó la pieza del patín.

Le entregó el móvil con el mensaje y se queda atónito.

-Mierda… - es lo único que dice cuando termina de leer el mensaje, fija su mirada en mi y en Nicholas con preocupación e igual que Nicholas con ira mucha ira. – Hermana, prometo que acabará lo más pronto posible, ahora tienes a Nicholas que sin duda no dejará que nada te pase, ¿no es así? – pregunta a lo que el asiente decidido.

La Debilidad Del GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora