4. El ataque

4K 190 18
                                    

Caminando por las calles de mi pueblo con la lluvia estampando en el suelo me di cuenta de la nostalgia que tenía. Estaba resguardada caminando bajo los edificios, la gente caminando de un lado a otro con paraguas. Me abracé más a mi misma y froté mis brazos a través de la gabardina roja que traía puesta.

Se oían voces de fondo seguidos de gritos de niños y conversaciones de mayores.

Los coches se escuchaban bajo la lluvia recorrer la carretera mientras que pisaban el acelerador y los charcos chapoteaban peligrosamente.

Oi una voz llamarme pero lo atribuí a mi imaginación. Saqué mi móvil y miré la hora, eran las 19:39 y estaba empapada por muy refugiada que estuviese de la lluvia.

—Vaya, mira a quien tenemos aquí— dijo alguien a mi lado y me giré buscando la voz.

Puse los ojos en blanco y seguí caminando. Alejandro me persiguió sin decir nada. Sus manos en los bolsillos mientras caminaba despreocupadamente, como siempre.

¿Yo me veré tan sexy como él cuando camino?

Agité mi cabeza, divertida. Me miró de arriba abajo y esbozó esa sonrisa tan perfecta que tanto me gustaba.

—Hola, vecina. Vamos al mismo sitio así que, si no me soportas... en realidad si no me soportas me da igual— dijo y yo encarné una ceja.

—Okay, Alejandro— dije y volví mi vista al frente, —¿Me estás siguiendo?

El bufo y me miró desde arriba. Me fijé mejor en él, su pelo negro azabache estaba empapado y las gotas caían por su perfecta cara. Arrugué mis cejas y comprobé que no llevaba paraguas. Sonreí y le ofrecí el mío, al principio me miró raro pero después de unos pequeños segundos ofreciéndole mi paraguas, cedió, —No, no te estoy siguiendo. Pero en el tema de seguir a alguien tú eres la que sabrá mejor, ¿no es así?— me provocó. Me agarró del brazo y me pegó contra él, —Gracias— susurró y miró hacia delante, todavía cogiéndome del brazo y pegándome contra él.

Me sonrojé y por primera vez en mi vida, me sentí protegida en los brazos de alguien. No intenté apartarle de mi, me quedé a su lado, todavía andando. Me encogí de hombros, —Tu habrías hecho lo mismo por mi— sonreí pero empecé a pensar mejor, —O no— rectifiqué recordando la primera vez que hablamos.

—Te hubiese dicho que te pusieras a mi lado, así tengo una excusa para estar cerca de ti— susurró, pero le escuché aunque las fuertes gotas de agua estampasen contra el paraguas.

—Ya...— murmuré apenada.

—Por cierto...— volvió a hablar, mirándome fijamente, —¿Quieres hablar de las cosas que lees?— pregunto y yo abrí los ojos.

—¿Q-que leo?— pregunté.

—Como por ejemplo: Cincuenta Sombras de Grey, Todo o Nada, After...— dijo con una sonrisa en su cara. Deseaba que me tragase la tierra en ese momento.

—No se de que hablas— me paré en seco y él igual.

—Claro que si, tus novelitas eróticas se ven desde mi habitación.

—No se que dices— repetí poniéndome roja.

Suspiró irritado y cerró el paraguas de golpe, de repente noté todas las gotas de agua chocar contra mi cuerpo, volviéndome a empapar. Se giró y se colocó a mi altura, —Claro que lo sabes, no te hagas la que no— me quedé quieta, mirándole a los ojos. Me mordí el cachete interior mientras un montón de escenas que, ahora mismo no pensaba describir, pasaron por mi mente, —¿En que piensas?— arrugó sus cejas.

Recuérdame por siempre *EDITANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora