38. El pasado II

1.4K 80 10
                                    

10 enero de 2015 (hace 3 años)

Rachel. Edad: once años.

Rachel...

Al abrir mis ojos, la luz dio de lleno en ellos, haciendo que los cerrara un poco para acostumbrarme a ese esplendor tan blanco.

Linterna...

—Rachel...— una silueta negra se posó delante de mis ojos, haciendo un lado la luz resplandeciente y dando lugar a una sombra oscura.

Parpadeé durante varios segundos, tratando de acostumbrar mi vista a esa silueta y, cuando lo hice, solo logré ver sus ojos oscuros que derrochaban culpabilidad y honestidad, —Perdóname...— susurró. La poca luz que ahora entraba me dejaba ver con más claridad quién era.

Dilataciones negras...

—Déjame...— susurré y comencé a arrastrarme hacia atrás, huyendo de esa persona. Sus dos manos se posaron en mis tobillos con brusquedad y tiró de mi, arrastrándome a la oscuridad.

—¡No!— chillé. Mis manos intentaban aferrarse a algo, pero solo conseguí llevarme un par de hojas por el camino, nieve y varios cortes.

—¡Quieta!— me ordenó. Al buscar su mirada, noté que había desaparecido la culpabilidad de ella, siendo remplazada por una mezcla de odio y asco.

La silueta volvió a arrastrar mi cuerpo. Mi vista borrosa veía las estrellas y el cielo oscuro. Y solo conseguía escuchar el canto de un búho y como mi corazón latía a toda prisa contra mi pecho.

—¡No por favor!— grité desesperadamente cuando vi la hoja del cuchillo ante mis ojos, estos llenándose de lágrimas.

—Coopera, no quiero matarte antes de tiempo, pequeña mocosa— gruñó y tragué con demasiada dificultad al sentir la punta del cuchillo en mi mentón. Apenas respire, el miedo a que me hiciera daño era demasiado.

—Por favor...— mi voz dependía de un hilo. Mis escalofríos recorrían cada centímetro de mi casi desnudo cuerpo.

Me percaté de que mi vestido de tela blanca estaba roto y lleno de sangre, mi pelo alborotado y mi cuerpo rasguñado.

La silueta me soltó y yo me senté de golpe en la nieve, tapando mi cuerpo con mis pequeñas manos. Mis ojos inquietos recorrieron el lugar. Era de noche, había muchísimos árboles y frente a mi había una cabaña. Mire hacia atrás y vi un rastro de sangre que acababa donde yo estaba.

¿Sangre? ¿De quien?

¿Por que tenía el vestido blanco manchado de sangre?

—No trates de huir, te será imposible— dijo la sombra tomando asiento en las escaleras de la cabaña frente a mi.

Mis brazos arrastraron débilmente unos centímetros mi cuerpo hacia atrás, alejándome de aquella sombra, —Por favor... no...— supliqué sofocada.

La persona se levantó con inmediato y vino hacia mi, sosteniendo el cuchillo en una de sus manos, agarrándolo con fuerza.

—¡No!— grité y me tiró del pelo. En mi campo de visión apareció el arma a un lado de su cuerpo, la persona lo sostenía con firmeza. En un rápido movimiento, alzó el brazo y posicionó la hoja del cuchillo apuntando directamente hacia mi pecho.

Respiré agitadamente, el miedo se hacía dueño de mi cuerpo. Cerré los ojos con fuerza, esperando sentir el dolor.

—No, será más divertido si tu amiga te ve morir— sonrió y me tensé enseguida.

Recuérdame por siempre *EDITANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora