El joven príncipe apretó más su agarre a los hombros del pirata gimiendo descontroladamente cuando el placer fue tanto que le hizo eyacular, los brazos de Jorge pasaban por detrás de los tríceps del contrario facilitando la cercanía y besos del pirata, quien ya hace minutos había llegado a su clímax y solo esperaba a que su príncipe hiciera lo mismo. Cayó jadeando encima de Jorge sin llegar a aplastarlo clavando la nariz en el cuello del joven inhalando su exquisito aroma, era una mezcla entre unas exóticas flores y a sudor de infante (un olor particularmente agradable), el dueño de aquel perfume recogía el largo pelo del pirata intuyendo que podría acalorarlo más de lo que estaba y besó profundamente su sien.
—¿Estás bien?—preguntó el pirata sobando los codos del príncipe.
—Muy bien—con ayuda de su hombro limpió posibles rastros de saliva que había dejar caer sin querer por su mejilla.William volvió a recostarse de él y con sus grandes manos limpió el sudor de la frente del joven simultáneamente peinando su cabello hacia atrás, obviamente no pudo resistirse a un beso de su jugosa boca.
—Eres tan goloso—susurró el príncipe al terminar el beso.
—¿De quién crees que es la culpa?—siguió el juego de susurros mientras peinaba las cejas del joven.
—¿De quién?—sonrió con falsa inocencia rozando su nariz con la del pirata.
—¿No sabes quién puede ser?..—volvió a besuquear con hambre los labios del joven.
—Probablemente sí...—murmuró en el beso dejándose saborear.Intercambiaron miradas durante largos ratos, investigando más a fondo lo que le atraía del otro.
—¿Puedo preguntar algo... personal?—su tono de voz cambió de lujuria a preocupación.
—Claro—le alentó rodeando las caderas del pirata con sus piernas.
—Quiero dejar en claro primero que aún no estoy muy seguro de que huyas conmigo, pero si pasa... ¿qué va a pasar con tu comprometida?
—Ah, Wilhelmina Charlotte...—el príncipe quedó pensativo, entristeciendo cuando pensaba en volver a la realidad y darse cuenta de los asuntos que aún tenía pendiente.Ese momento de ensueño para Jorge donde bajo las sábanas que no dejaban escapar el calor y la pasión que ambos emanaban se rompió al hacerle ver lo que aún estaba a su alrededor.
—Supongo que ella se comprometerá con el legítimo heredero que honren a ser rey—suspiró mirando fijamente una esquina del techo.
—Y ella... ¿no era alguien especial para ti? ¿No crees que pueda extrañar tu presencia?
—Solo intercambie palabra con ella una vez, y fue cuando mi padre me obligó a conocerla... ella se veía totalmente enamorada de mi, lo veía en su mirar y habla... pero yo no de ella—negó al final de la frase aún con la vista perdida.
—¿Qué hubiera pasado si nunca hubieras venido? ¿Te casarías con ella igual?
—Era mi única opción, no tenía razón para no hacerlo y decepcionar a la nación, debía de casarme con ella aún no fuera mi deseo.
—¿Crees que hubiera sido buena reina?
—Creo que sí, la recuerdo cómo alguien amable y muy humilde, increíblemente nacida para gobernar.
—Entonces con el pasar del tiempo quizás sí te hubieras enamorado de ella—el bucanero no sabía hasta qué punto llevar la conversación, solo sabía que mientras más hablaba más se sentía muy poco.
—Tal vez...—el corazón del pirata temblaba de angustia al escuchar ese "tal vez", pero pronto prosiguió—pero hubiera pasado algo que jamás hubiera ocurrido a diferencia de ti, y es que ella al igual que yo seguiría órdenes y siempre sería cordial y recta, ese amor se acabaría demasiado pronto al ser tan aburrido, pero contigo es diferente ya que eres independiente, un alma libre, disfrutas de tú libre albedrío, algo que yo siempre había buscado en mi.¿Acaso estaba Jorge comparando el amor de esposos con su... se podía denominar "relación"? ¿pero relación de qué?
—¿Cómo lo sabes?
—Ser esclavo de una monarquía es muy monótono y cansado, ser libre jamás va a sofocarte, y es así como sé que no voy a cansarme de estar contigo porque podré ser... atrevido, despreocupado, sin vergüenza, ¡divertirme!.. Y todo contigo.
—¿A qué puedes llamar divertirse?
—A descubrir cómo puede funcionar la vinculación de un pirata... y un príncipe cómo amantes—sonrió de manera picara y algo feliz.
—¿Y hasta ahora cómo lo ves?—gruñó pasando la punta de su lengua por la mandíbula de Jorge, el término "amantes" había despertado un profundo morbo al bucanero.
—Pues...—suspiró echando la cabeza hacia atrás exponiendo su cuello a las encantadoras lamidas—demasiado placentero—dijo ahogando un gemido, cerró sus ojos ahora recibiendo besos por parte del pirata y este recibía caricias en sus piernas por parte del príncipe con las puntas de sus dedos de los pies—¿qué hay de ti? ¿hubo alguna pretendiente?
—Jamás he tenido.
—Eres humano, aunque lo niegues pudo haberte atraído sexualmente una mujer.
—Sí, pero... bueno, "mujeriego" es la mejor definición en este caso, nada serio.
—Que sepa, o como cuentan los rumores siempre estás de aquí a allá en el mar, ¿cómo te alcanzaba el tiempo de estar con las mujeres?
—En cada parada aprovechaba la oportunidad, ya sea en una taberna o incluso simples pueblerinas que llamaban mi atención, después de eso tomaba mis cosas y desaparecía de sus ojos...—no dejaba de incomodarle la idea de hablar de mujeres cuando ahora solo querían disfrutar de un momento a solas para hablar de temas mejores—oye, ¿podríamos cambiar el tema? No creo que te agrade escucharme hablar de eso.
—...No me molesta, digo, si supiera que aún seguirías de fanfarrón acostándote con la primera mujer que veas, sí me incomodaría, pero ahora no tengo que protestar si sé que esos deseos carnales los vas a descargar en mi.
—¿Ah si? ¿Cómo sabes que no puedo cansarme de tú moldeable cuerpo?—bromeó sonriéndole.
—Caíste tres veces, y puedo hacerte caer una cuarta—besó el cuello del pirata mordiendo a su paso su oreja lleno de calor.
—Me estás calentando otra vez—exhaló aire tibio de sus pulmones apegando sus labios al pecho del príncipe.
—¿Príncipe Frederick?—tocaron la puerta desde fuera del camarote del capitán uno de los tripulantes atrayendo toda la atención de ambos hombres en la cama.
—¿Sí?—contestó el príncipe aclarando su voz, a pesar de que la puerta estaba cerrada cualquier cosa podría delatarlos.
—Es su hora de cenar, lleva ahí dentro desde esta tarde y ya no tendrá energía cuando paremos en Portugal.
—Yo... salgo en un momento.
—Cómo diga—al momento que dejaron de oír cerca los pasos del tripulante relajaron sus músculos los cuales tensaron anteriormente debido al pánico.La tripulación ya era consiente de que el príncipe tenía una muy estrecha relación con el bandolero, pero aún preferían mantener cosas ocultas.
—Eso estuvo muy cerca, ¿quieres ir a cenar conmigo?
—¿No podemos quedarnos cinco minutos más?—se quejó pegando su rostro al pecho del príncipe, empezó a soplar contra su piel hinchando sus mejillas provocando divertidos sonidos.
—Ya prometí que iría pronto, vamos—regañó besando profundamente su coronilla, acogió su cuello en sus manos obligándole a acercarse a su rostro apegando su boca a la suya—prometo que esto seguirá más tarde—sonrió delineando los labios del pirata con la punta de su lengua.Este tipo de acciones podía pasar desapercibidas por el pirata incluso determinándolas cómo un roce cariñoso, pero para el príncipe eran tan vulgares e ilícitas que le encantaba.
El marino dio un brinco en busca de su ropa apresurándose a salir, ya que, mientras más rápido pase la hora de cenar, más pronto sería la hora de "dormir" para ambos.
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Mi Tesoro Más Grande
RomanceLa historia de un pirata que estaba casi al borde del exilio, pero que sin embargo el rey le había dado una oportunidad y a parte de eso un trato, "buscar un objeto muy preciado para él" con la ayuda de sus tripulantes y el hijo del rey, que aunque...