Norte, sur, este y oeste, y aún no han encontrado nada, simplemente pura tierra y una extraña sensación de incomodidad que te hacía dudar y tener pensamientos fugases de la muerte, y tan solo en pocos días las cosas habían empeorado. Uno de los tripulantes parecía estar "enfermo", había adelgazado de una manera surrealista y bastante rápido, su piel estaba amarillenta y se podían alcanzar a ver sus costillas asomándose por la piel y los pómulos pronunciados en su cara, aquello no era en absoluto normal. Notaron horas después que la comida que habían bajado a la isla se estaba pudriendo, pero jamás olieron efectos de descomposición, solo de un día a otro las provisiones ya tenían gusanos, muchos gusanos.
—Nos tenemos que ir de aquí...—decía Bellamy mirarndo con horror al desdichado tripulante.
—¿Y si es solo una coincidencia?—alcanzó a decir uno de los hombres del montón.
—No me quedaré a confirmarlo, quién sabe quien podría ser el siguiente—colocó una mano en la frente del enfermo notando que estaba frío, y su aliento estaba disminuyendo cada vez más.William alcanzó a ver a Jorge quien se veía pasmado, totalmente helado, como si estuviera viendo un asesinato enfrente de él. Devolvió su mirada al hombre y notó que ya no parpadeaba o siquiera respiraba.
—Está muriendo...—dejó que liberara sus últimos suspiros alejándose un poco para presenciar los pocos momentos de vida del desafortunado, Jorge se giró vista al mar y estrujó sus ojos encogiéndose de hombros tratando de ocultar su cara.
Sepultaron al hombre entre la arena de la isla ya que era lo único que tenían a su alcance, y una vez lo ocultaron corrieron a Ursula para salir de allí, dejando varios objetos de trabajo, pero sus vidas valían mucho más que eso. El corazón de Bellamy no dejó de latir de miedo hasta que estuvieron considerablemente lejos de allí, todos los tripulantes hicieron un minuto de silencio por su compañero una vez estuvieron tranquilos en alta mar, Jorge parecía meditabundo mirando al océano acogiéndose en sus propios brazos.
—Nada ha sido tu culpa si es lo que piensas—le animó William colocando una mano en su hombro y apretando el agarre, a lo que el joven le miró muy entristecido y decaído, el pirata quería abrazarle muy fuerte, pero no sabía con certeza si para los demás sería muy extraño.
Una de las mayores razones por la cual el pirata quería zarpar de esa isla era por Jorge, no quería ni imaginarse que hubiera pasado si hubieran querido permanecer allí y él hubiera sido el siguiente en enfermarse, no sabría que hubiera hecho. Y la otra parte era que si alguien más de la tripulación moría, lo matara la consciencia de culpa y quería ahorrarle el sufrimiento.
El día casi terminaba y simplemente se pasó en completo silencio, William y Jorge estaban en el camarote del capitán, el pirata estaba acostado boca arriba en la acolchada cama mientras que el príncipe estaba a su lado ocultándose en su cuello recibiendo caricias en sus brazos por parte del hombre.
—¿Estás mejor?—se atrevió a decirle William aún no fuera de las mejores preguntas en ese momento.
—Siempre pasan cosas cómo estas en la realeza... estoy acostumbrado—su voz estaba apagada.
—Ya veo...—el pirata se movió un poco para quedar cara a cara con el príncipe inglés, debía de ser duro lidiar siempre con la muerte de uno de tus hombre por cualquier frívola misión—estás sucio...—rió un poco tratando de animarle mientras pasaba sus dedos por la sucia cara del príncipe y su grasoso cabello.
—No tenía ganas de asearme ayer... supongo que es parte de la transformación pirata—le sonrió tratando de dejar la tristeza a un lado.
—Pequeño tonto...—palmeo un par de veces su cabeza aún mirando los rincones de su bella cara—no soy bueno consolando a la gente... espero comprendas por qué.
—Está bien, después de todo ya no quiero sentirme triste lo que queda de viaje, prefiero aprovecharlo.
—Solo espero que no sigas culpándote de todo lo qué pasó.
—Mi padre y yo aceptamos este viaje, lo es en gran parte por no pensar antes en las consecuencias de... "una isla maldita" que aunque pueda sonar ridículo... debí poner primero el bienestar de todos, eso fue egoísta.
—Escúchame principito, quizás al principio te consideraba como un niño mimado, vanidoso y engreído... orgulloso, presumido... altanero...
—Ya entendí el punto—rodó los ojos pellizcando los bíceps de su compañero.
—El fin es que, en verdad eres muy humilde... nunca creí que alguien de la realeza fuera así... quiero decir...Se trabó al hablar mordiéndose el labio inferior, aún le costaba sacar palabras directo de su corazón y decirlas en voz alta, preguntándose si era buena idea o no decir algo tan profundo.
—¿Así, cómo?—las pestañas del príncipe subían y bajando esperando con anhelo sus palabras teniendo más curiosidad en sus ojos.
—Tan...—la mirada de Jorge cayó lentamente mirando algún punto de la habitación que no fuera los ojos del pirata—tan bello... y espléndidamente dadivoso como persona.Le miró nuevamente lleno de energía como un canino al levantar las orejas y menear la cola, gateó hasta su rostro uniendo sus labios como la ultima vez, un beso reparador y cariñoso. Jorge se sentía cada vez más débil al sentir la lengua del pirata acariciar su paladar y jugar con su cavidad bucal intercambiando la saliva, se agachaba poco a poco hasta que quedó acostado encima del pirata, pecho contra pecho, y sentía la rodilla del bandolero rozar y apretar con fuerza su entrepierna. Pero algo que podía notar con más fuerza era su corazón latir intensamente, le agradaba sentir los latidos de William, se sentía bien.
Este llevó sus grandes manos a la espalda del príncipe y acarició desde su nuca hasta su cintura, incluyendo cada hueso de su columna vertebral, llegó un momento en que Jorge dejó caer su cabeza y quedó posada en el hombro de William, dejando a este con el hormigueo en su boca y rastros de saliva por la comisura de sus labios, Jorge en solo minutos se había dormido.
—Supongo que hoy fue un día muy largo para ti—besó la sien del príncipe y siguió acariciando su espalda, haciendo dibujos imaginarios con sus dedos y pellizcando sin fuerza la piel de sus caderas, le gustaba la sensación de la lenta respiración de su estómago que subía y bajaba contra el suyo—¿cómo pudiste acabar así William Bellamy?—se dijo cerrando fuertemente los párpados soltando un suspiro y tapando sus ojos con la mano libre.
En qué momento pasó de ser un malvado, ambicioso y cleptómano pirata a un hombre que estaba dispuesto a vivir con un ex-príncipe el resto de su vida. Si otros piratas vieran su situación probablemente les parecería lamentable, un hombre que quería dejar una huella en la historia pirata cambiara de opinión así de rápido por un hombrecillo. Pero, cuando miraba a los ojos esa debilidad la idea no le parecía tan descabellada, pudiera trabajar como pescador y Jorge tal vez en la producción agrícola... tener su propio hogar...
Aún no puede creerse que estuviera considerando la opción de escapar con el príncipe.
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Mi Tesoro Más Grande
RomanceLa historia de un pirata que estaba casi al borde del exilio, pero que sin embargo el rey le había dado una oportunidad y a parte de eso un trato, "buscar un objeto muy preciado para él" con la ayuda de sus tripulantes y el hijo del rey, que aunque...