No tenían prisa, se tomarían su tiempo para recolectar lo necesario y disfrutar de pisar nuevas tierras, una vez habían llegado al puerto simplemente vieron alrededor para buscar humildes personas que los ayudaran, sin mencionar que eran la corte del rey o que el príncipe Frederick también visitó Portugal, solamente todos eran simples marineros, y eso les llevó a disfrutar de la paz y tranquilidad de ser libres. Nadie notaba que Jorge era un príncipe y eso era algo que le alegraba, toda la tripulación del barco encontró ayuda por parte de pueblerinos muy amables, sobre todo una adulta señora canosa que trataba a Jorge con todo el cariño del mundo.
—Gracias por la ayuda, usted ha sido muy buena—le agradeció por tercera vez el joven príncipe.
—No es nada jovencito, siempre tratamos de ayudar a los demás lo más posible—le sonrió con calidez marcando sus arrugas faciales—¿y, de donde dicen que vienen?
—Nosotros venimos de Gran Bretaña, solo... explorábamos más Europa, nos gusta viajar.
—¡Qué emocionante! A mi esposo también le gustaba alta mar, a veces se iba por largos períodos de tiempo dejándonos a mi y mi hija. Pero siempre volvía con muchas cosas para nosotras.
—Debió de extrañarlo esos días.
—Sí, pero sabía que pronto regresaría, nunca me dejó sola—decía mirando al techo cómo si estuviera recordando sus días pasados—Debes de tener hambre, te prepararé algo de comer.
—Oh, estoy bien, tuve un buen desayuno esta mañana.
—Tienes que alimentarte más, estás muy delgado—llevó sus manos a su papada palmeandola un poco con sus arrugados nudillos y luego acogió una de las mejillas de Jorge volviéndola rosada—eres un muchacho tan adorable—inclinó su cabeza aún pellizcando su cara.
—Gracias—río encogiéndose de hombros, la mujer tenía un acento bastante fuerte llegando al punto de hacer pensar a Jorge dos veces que había dicho en realidad antes de contestar.Era tan satisfactorio para Jorge no escuchar: "Buenos días su alteza", "su excelencia", "su majestad príncipe de Inglaterra", y qué solo le llamasen "Jorge". Se sentía como un chico ordinario, no ser el centro de atención por un día era uno de los deseos que más pidió ¡tenía la libertad de hacer todo solo!
Este largo viaje hizo crecer su cabello y algunos entrometidos bellos faciales que creaban una sombra gris en su barbilla y bigote, se notaba que con ellos el príncipe aún era principiante en lo que es la pubertad masculina, podría ser frívolo para cualquiera pero a William le parecía gracioso.
—Pareces un Bagre—se burló el pirata observando su pequeño bozo y tenue barba.
—Oh, cállate—ladeó su cabeza en un movimiento brusco quitando el cabello de su frente, su melena ha crecido a tal punto que esconde los hermosos ojos del príncipe, lo cual, no le gustaba mucho a William.
—Espera—sacó de su bolsillo un pañuelo rojo algo grande el cual usaba solo en momentos esenciales, y aquello lo era. Peinó con una mano el cabello del príncipe hacia atrás para después sujetarlo con el pañuelo atándolo a todo el alrededor del inicio de la raíz capilar y formando un nudo un poco más arriba que su nuca—listo, te ves mejor. Ahora sí te ves como un verdadero pirata.
—Creo que debo de cortarme el cabello—frunció sus labios dejando caer su mirada al cuello de William.
—Quizás... puedo ayudarte. Claro, si quieres.
—¿Sabes cortar el pelo?
—Algo así, era yo quien trasquilaba y rasuraba a mi padre, no tengo el don de hacer el corte especializado para príncipes pero al menos puedo cortarlo un poco.
—¿Por qué nunca me habías enseñado eso?—habló juguetonamente indignado por William, ambos amantes junto a su tripulación pasó la noche en el pueblo, dormir en humildes habitaciones le hacía sentir tan nostálgico y hogareño, te recordaba en cierta parte el valor de vivir.***
—Hey, ¿en qué piensas?—le llamó Jorge sentado en una silla aún ensayando su telegrama, veía al pirata desde el otro extremo de la habitación viendo por la ventana algo moribundo.
—No lo sé...—habló con voz rasposa y preocupada, inusual en alguien como él. Jorge se empezó a tener un ligero aire de preocupación y soltó la pluma encima del tintero, a pasos ligeros llegó junto a William abrazándolo por la espalda y besando sus omóplatos.
—Puedes decirme lo que sea, te escucharé— le animó acariciando un poco el pecho del bandolero.
—Me siento... muy preocupado por ti.
—¿Preocupado por qué?
—Jorge, no puedes elegirme a mi entre una nación entera, no sería justo—Jorge exhalo no queriendo hablar del tema, pero era muy importante discutirlo ahora.
—Pensé que habíamos hablado de esto.
—No puedes hacer eso.
—¿Por qué no?
—Eso sería egoísta—se excusó, tomando con su mano la de Jorge que antes estaba en su pecho. Giró la cabeza para ver por encima de su hombro y divisar mejor al príncipe.
—¿Desde cuando aprendiste a ser un "buen hombre"?
—Yo no soy un buen hombre, ni para ti ni para nadie—besó los nudillos de Jorge acariciando su mano con su barbilla—aún escapemos juntos, no tendremos una vida en paz, nos buscarán y nos mataran—mencionó de manera no literal. Se giró en su lugar y quedo enfrente de Jorge aún sosteniendo sus manos—prométeme que ya no insistirás en huir—sostuvo sus manos a la altura de su corazón.
—William, por favor—suplicó apegándose más al pirata.
—Es lo mejor para ambos, no puedes arriesgarte así.
—Por favor—volvió a rogar.
—Promételo Frederick—William jamás lo había llamado por ese nombre, sabía que hablaba enserio y qué nada podía cambiar esa orden.Jorge se quedó callado viendo con ojos tristes al bucanero, quitando lo lindo que era todo esto, era verdad que tenía que volver a la realidad, se armaría un enorme problema ya que esa fue la vida que le tocó vivir, estar esclavizado el resto de su vida reinando por la decisión de los demás y casándose con alguien que no quiere, él era el príncipe.
—Bien...—dijo con desganas—pero, ¿podemos disfrutar de el tiempo que nos queda? Quiero aprovechar todo momento que sea posible—haló una de las manos de William a su rostro para sentir su tibia palma y acariciar sus largos dedos.
—De acuerdo—algo en su corazón comenzó a inquietarle, como si los latidos le dolieran.Quería dejar de ser una mala persona, pensar en Jorge y dejar que siga con su larga vida llena de un espléndido futuro, si realmente le importaba el príncipe, tenía que pensar primero en lo que es mejor para él.
¿Le importaba exorbitantemente el príncipe? No había pensado nada de eso hasta ahora ¿Realmente le importaba? ¡No lo sé! Siempre divisó su relación cómo solo deseo carnal, no imaginó otro sentimiento y tampoco le importó ¿Qué era lo que quería del príncipe? Ahora se encontraba muy confundido, creía tener todo claro e incluso ahora dudaba de si aquella decisión fue la correcta.
Su día terminó menos que regular y con un mal sabor de boca para ambos, más que aprovechar notaron que el silencio era ahora su amigo, y qué los pensamientos eran las penas que le contaban al pasar los veloces minutos. El tiempo justo ahora estaba en su contra.
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Mi Tesoro Más Grande
RomanceLa historia de un pirata que estaba casi al borde del exilio, pero que sin embargo el rey le había dado una oportunidad y a parte de eso un trato, "buscar un objeto muy preciado para él" con la ayuda de sus tripulantes y el hijo del rey, que aunque...