Era de madrugada y el príncipe inglés iba de camino a ver al pirata, los calabozos de su castillo estaban lejos de las alcobas reales por lo que tampoco tendría que temer si alguno despertaba, bajó las casi infinitas escaleras de piedra encontrándose con una fila de celdas algunas vacías y otras ocupadas por pueblerinos que habían atacado al rey o su recinto, topándose de frente con dos de sus conocidos tripulantes parados enfrente de una puerta de hierro casi sellada, estos miraron sorprendidos la presencia del príncipe cuál fantasma.
—Su majestad ¿qué hace levantado a estás horas?
—Quiero ver a William—ordenó casi en un susurro, los hombres miraron a todas partes procurando que ningún otro guardia se acercara por el área.
—Príncipe Frederick, si su padre descubre que está aquí estará en muchos problemas.
—Solo cinco minutos, por favor...—entrelazo sus manos casi suplicando—solo cinco minutos...Unos suspiros preocupados salieron de ellos y volviendo a echar un vistazo alrededor, hasta que uno dijo:
—Solamente cinco minutos.
Recibiendo una mirada de alivio de parte del joven lo dejaron pasar al cuarto especial, era frío y no tenía casi iluminación, simplemente una vela algo vieja, el príncipe caminó desorientado hasta que alcanzó a ver al pirata atado de manos y pies por cadenas pegadas a la pared, y eso no era lo peor; tenía moretones en casi todo su rostro y brazos, su ropa estaba rasgada y de su boca y nariz goteaba sangre.
—¿William?—tembló en su lugar sintiendo una enorme impotencia al verlo así. El nombrado levantó la cabeza notando recientemente la presencia de su príncipe.
—Jorge...—sonrió dejando ver sus ensangrentadas encías.
—Oh Dios mío...—se agachó con desespero junto a él tocando delicadamente su rostro inspeccionando que no tuviera algo muy grave—quíen te hizo esto—exigió no pareciendo una pregunta.
—Los hombres que me capturaron no fuera precisamente amables, o quizás esta era su extraña forma de darme la bienvenida—río queriendo tocar al joven pero con las cadenas era casi imposible, siquiera podía rascarse la nariz sin estirar un poco su cuello.
—Dios... perdóname, de verdad, lo lamento—por cada disculpa besaba cada golpe del lastimero rostro del bucanero, y este, se deleitaba con sus labios jurando que aquellos besos eran la mejor medicina.
—No fue tu culpa—le consoló con los ojos aún cerrados disfrutando los mimos.
—Claro que lo fue, si tan solo yo no...—calló apoyando su frente en el hombro del bucanero—no sé qué hacer...
—Lo mejor sería en verdad que no hicieras nada, supongo que ahora tienes muchos problemas con tus padres.
—No te imaginas... mi padre me tiene prohibido volver a salir, siento de alguna manera que muchas cosas malas pasarán.
—No pienses en eso, ahora céntrate en bajarle la rabia a tu padre besándoles los pies.
—¿Besándole los pies?
—Sí, lo que sea que hagas, no me leí el manual de cómo tratar a tu padre cuando es un poderoso rey.Esto le sacó al príncipe una risa, desde que había llegado, solo ha estado sumido en la tristeza y aquellos comentarios de William eran ahora su ánimo infalible, tenía ahora que encontrar una manera de sacarlo sin que nadie lo notase, sin embargo él tenía que quedarse si quería que William siguiera con vida, prefería mil veces dejarlo ir y jamás volverlo a ver que esclavizarlo solo por capricho, eso sería demasiado egoísta.
***
Las semanas pasaron cómo siglos, su padre aún sentía un enorme rencor hacia el pirata e incluso su reina había notado cómo se había convertido en un rey malhumorado, su corazón se estaba volviendo oscuro y frío. Jorge había dado continuidad a sus visitas secretas con William, y solo gracias a boca de los tripulantes fue que supo que habían dejado de alimentarlo y darle de beber.
—¿Por qué él no me dijo nada?—se decía con melancolía, así que la misma noche que se enteró robó de su propia cocina varios alimentos y agua fresca.
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Mi Tesoro Más Grande
RomanceLa historia de un pirata que estaba casi al borde del exilio, pero que sin embargo el rey le había dado una oportunidad y a parte de eso un trato, "buscar un objeto muy preciado para él" con la ayuda de sus tripulantes y el hijo del rey, que aunque...