15. Misterio

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—Claro, hermanito ¿Dígame? 

—¿Por qué le debía tanto a el gordo de la panadería? Yo tenía entendido que Edilson ganaba muy bien. ¿O me estoy equivocando? 

—Hermanito, no se equivoca, pero hay muchos asuntos que debo contarle, con excepción a lo que sabe, como el maltrato que me hacía Edilson, eso lo omitiremos. Sin embargo, le voy a mencionar algo que lo va a sorprender —respiró profundo—. Me divorcie de él hace como un mes, no recuerdo la fecha exacta, porque no ando contando los días, pero me siento segura de mi decisión. Aunque se me complicaron las cosas. Todo comenzó por su culpa, él me quitó mi casa y no logré conseguir empleo, por lo tanto no tenía nada de comer. 

—¡¿Qué!? ¡Ese tipo es un idiota! ¡De verdad que él no vale nada! Yo considero que él lo que tiene en su cabeza son puras toneladas de basura, porque eso no se le hace a una mujer. Siempre lo he odiado por machista y con esto peor —solté un suspiro por el desahogo, pero mi hermana estaba asustada—. Lo siento hermana, no quise asustarla, pero bueno ¿Y dónde ha estado durmiendo? O sea  ¿Cómo ha hecho durante estos días? 

—Hermano, es que hasta me da vergüenza. Estuve viviendo debajo de un puente, registraba los basureros e incluso decidí pedir fiado a nombre de él. Pero eso no me afectaba tanto, lo peor para mí era tener vergüenza por las cicatrices físicas que él me dejó. La gente me veía como un monstruo. Y esa es la razón por la que uso estás blusas con mangas largas —lo dijo terminando su comida. 

—Hermanita, me parece increíble lo que ha vivido. Me siento enfadado con ese tipejo, pero a la vez estoy muy feliz de haberla encontrado. Y vea el lado bueno, ya tiene un hogar, incluso hará lo usted deseé con su habitación, ya sabe a su estilo —coloqué otro plato de panqueques a su par. 

—Oh hermano, me encanta la idea. Le prometo que voy a conseguir un empleo, para no ser una carga. Aunque no le he terminado de contar todo, hay un detalle importante en toda esta historia —evadió mi mirada y se llevó el vaso a su boca. 

—Hermana, nunca va a ser una carga. Al contrario, es un gusto para mí ayudarle y así compartiremos más —miré su cabello recogido en una coleta—. Y soy todo oídos, no tenga miedo de contarme, recuerda que siempre estaré para usted. 

—Hermanito, gracias. No obstante, lo que le voy a decir es delicado y por eso no quiero que lo tome mal, ni mucho menos se sienta obligado a recibirme solo por eso. 

—Tranquila, confía en mí —ella se tomó todo el batido con la mirada perdida en la nada. Respiró hondo, me miró nerviosa y soltó un suspiro. —¡Estoy embarazada! —lo manifestó tapando su rostro y comenzó a llorar. 

—Hermana ¿¡Qué!? Es la mejor noticia que he recibido desde que Sharon aceptó ser mi novia. Estoy muy feliz, estoy ansioso, no lo sé, son muchas sensaciones juntas. No lo puedo creer de verdad ¡Voy a hacer tío! Le prometo que será el consentido de la casa —me levanté, la alcé de la cintura y luego la abracé—. Es un momento muy especial, no debe llorar, debe despojarse de esa tristeza, desahagase de esas cosas  porque usted es una chica afortunada. 

—Hermanito. Lo quiero montones —me abrazó con fuerza y sonreí con lágrimas en los ojos—. Eres un chico increíble —secó sus lágrimas—. Lástima que nuestro padre haya sido tan malo contigo. 

—Hermana, también lo quiero. Ja, ja ¡Qué viejos recuerdos! —hice un recorrido en mis recuerdos, mientras llorabamos juntos —ella terminó el abrazo.

—¡Ey! Hermanito —movió su mano derecha de un lado a otro en frente de mis ojos—. ¿Está bien? 

—¿Ah?, sí claro —respondí volviendo a la realidad. 

—¿En qué pensaba? Es que debo hacerle una pregunta. 

—Estaba tratando de viajar entre mis recuerdos, pero nada interesante, así que hazme la pregunta. 

—¿Por qué sigue siendo amable a pesar de su pasado?

Encerrados (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora