37. Misterio

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Yo pedí dos hamburguesas y dos jugos de naranja.

«“—¿Nos sentamos allí? —señaló ella la mesa para dos—. Así evitamos que se sienten al lado de nosotros, —la miré confuso— o sea, otras personas, ya sabe, extraños. Y así podemos hablar tranquilos, sin interrupciones.

—Bueno, a mí no me molesta, pero está bien. Vamos.”».

Nos sentamos y comenzamos a comer.

«“—¿Hace cuánto no convivimos juntos? —era una pregunta retórica, porque se quedó viendo a la nada—. ¿Sabé? Es extraño pensar en la idea de que yo ando contigo y Sharon con nuestros amigos.

—Ni tan extraño, ella a veces sale con ellos y yo me quedo en mi casa viendo alguna serie o me voy al gimnasio.

—Vaya, no sabía que iba al gimnasio.

—Bueno, un día puede ir con nosotros.

—¿Sharon también?

—¿Por qué? —seguí comiendo.

—Ah no, tranquilo, solo es increíble que seamos amigos de años y no sé nada de ustedes. En fin, ¿por qué últimamente ha estado muy amable conmigo?

—¿Amable? —analicé quienes estaban a nuestro alrededor, ella estaba mirándome atentamente—. Bueno, seré honesto, y lo digo con el corazón en la mano. Nosotros llevamos bastante tiempo siendo amigos, pero perdimos esa confianza que nos teníamos, apesar que el colegio nos hace estarnos viendo con frecuencia, eso no quiere decir que nos ayuda a fortalecer la amistad, o no en nuestro caso, así que en resumen, quiero volver a establecer una buena amistad con usted.

—Oh.

—¿Qué? ¿Dije algo malo? —fruncí el ceño.

—No, para nada, es que me dejó sin palabras. De verdad es bonito tenerlo de vuelta.

—¿De vuelta? —no entendía nada, y ella dio a entender que el tiempo nos dividió dividiendo, aunque nunca hubo un lazo fuerte—. Ah sí, es lindo volver a ser como antes —seguí su juego, para obtener su confianza.

—Actualicemos todo. ¿Con qué comenzamos hablando?

—Hum... No sé... ¿Está segura qué quieres hablar de todo?

—Obvio que sí. Platiquemos de un tema reciente, para empezar poco a poco.

—Claro, a ver que podemos conversar. Ah, ya sé. Si no estoy equivocado, en la casa de Sharon usted observaba mucho la hora. ¿Por qué lo hacía?

—Muy buen tema, púes, necesitaba una carta, y me estaba preocupando de que me estafaron con la entrega.

—Comprendo, ¿y de qué es la carta?

—Ja, ja, la carta es de parte de una prima lejana. Ella siempre me habla de sus viajes, pero no sé de que tratará está vez —se escuchaba nerviosa.

—Interesante ¿Y qué le pareció gracioso?

—El hecho de que usted es muy curioso y por lo que veo, tiene buena memoria, porque yo ni me acordaba.

—ja, ja, ja, sí, considero que es una ventaja, pero a la vez no, porque recuerdo cosas desagradables —me miró sorprendida—. Bueno —di un aplauso— ya me habló un poco, es mi turno. ¿Le  cuento sobre un tema alocado?

—Claro, sin miedo.

—Me topé al papá de Sharon cuando iba camino a su casa, pero él actuaba extraño, siempre me saludaba y ahora solo estaba tenso. Honestamente tornó el ambiente un tanto tétrico. ¿Qué opinas de eso? —todo lo que dije era falso, simplemente quería sacar información.

—E-este... Y-yo no sé... Hum... Nada, sí, eso mismo no sé ¡Nada! —le temblaba la voz—. David, me siento mal —la miré preocuoado—. ¡Ja, ja, ja, ja...!—se comenzó a reír desenfrenadamente.

—Ey, Teresa ¿Está bien?

—¡Ja, ja, ja, ja...! —no paraba y eso me estaba contagiando la risa y a la vez me aterrorizaba.

—Teresa ¿Quiere ir a la enfermería? Ja, ja, ja ¿O desea otro fresco? —ya se había tomado el suyo.”».

Todas las personas nos miraban, y eso me dio un mal presentimiento.

«“—Teresa levántate, ja, ja, ja, ja —ella me hizo caso—. Voy a tomar sus cosas.”».

Pero mientras yo lo hacía, ella salió corriendo y quedé perplejo.

No estaba seguro si seguirla o buscar a Sharon. No obstante, no fue necesario, Sharon llegó de inmediato.

«“—Amor ¿Qué sucedió?

—No lo sé, todo fue extraño, mencioné a tú padre y se puso nerviosa, luego se reía sin detenerse. Y un punto importante fue que habló sobre el porqué miraba el reloj, dijo que esperaba una carta de una prima.

—Bueno, debemos hablar eso ahora en tu casa, porque todos nos ven, y haya vienen los chicos. Por dicha, ya sabemos algo. Luego descubriremos el resto.

—Genial, voy a irla a buscar.

—Espera, —me tomó del brazo— antes que te vayas quiero hacerte una pregunta.

—Claro dime.

—¿Por qué estás nervioso cuándo hablas conmigo?

—Amor ¿nervioso? ¿Yo? ¡Ja, ja, ja! Que locura —me miró confusa.

—Sabes que sé cuando mientes, y esa risa es falsa —no hallaba como disimular mis nervios por lo sucedido con Teresa. La culpa me incomodaba.

—Bueno, es que... —respiré profundo— hice algo incorrecto, no quiero dañarte.

—¿Algo malo? Sabes que yo te amo como seas...

—Ey chicos, parecen que son famosos, todo el mundo los ve —interrumpió Rosario.

—Hablamos luego amor —miré a Rosario de mala gana.

—Amigo ¿Se siente bien? —preguntó Marco enojado, yo lo ignoré y seguí mi camino.

—Mantenga la calma, David últimamente no ha estado bien, así que reserve sus actos de furi... —no alcance a seguir escuchando.»”.

Encerrados (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora