Castillo de los zorros

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        —Estás solo, perdido, — susurró la voz a su oído.— rodeado de esta angustia tan pesada y ardiente como la brea, capturado, sin poder salir de tu propio mundo de tristeza e inmundicia, quebrado en miles de partes, escondidas alrededor del mundo para que nunca te vuelvan a encontrar, acéptalo, jamás regresarás a casa, nunca serás el hijo que tus padres querían, siempre será una decepción para todos y cada uno de los que te rodean. Eres el ángel que cayó del cielo, arrebatado de tus alas sagradas y de tu divinidad, ahora, perecerás en este agujero donde no volverás a ver la luz...
El joven se incorporó de un brinco, sentándose rápidamente en su cama, tenía las manos apretadas en puños y estaba cubierto por espesas gotas de sudor, las cuales hacían que sus finos cabellos de ébano se le pegaran a la frente. Con sus dedos apartó los mechones de sus ojos, este cabello esta muy largo, pensó, tomando el mechón frente a su cara, el cual le llegaba casi a los labios. Respiró profundamente, como si el aire se fuera a acabar, pensando en que si llenaban sus pulmones de oxígeno, dejaría de sentir esa presión en el pecho. Rodeó la penumbrosa habitación con sus ojos en llamas, viendo perfectamente cada rincón en la pesada obscuridad. El chico había regresado a su habitación después de escuchar tres minutos a Michael, y se había dormido profundamente.
        —Debería limpiar este lugar...— Alexie se levantó, dejando que su rostro se iluminara por la tenue luz de la luna que entraba por el tragaluz.— debería hacer muchas cosas últimamente.
        El joven con un chasquido de dedos, encendió un montón de velas que rodeaban el centro de la habitación, primero, las chispas tintinearon de un deslumbrante dorado, para después darle paso a una pesada flama azul. Contempló el gran círculo de velas blancas frente a él, dentro de la figura había muchas líneas, trazos, runas, letras y número, dibujado con pintura dorada, perfectamente ordenados y simétricos. Pasó por arriba de las llamas, para colocarse justamente en el centro y con un ligero saltó se dejó caer hasta el suelo, deslizándose por el aire como una pluma. A la luz de las velas, se podía ver mejor el cuerpo de Alexie, estaba mucho más delgado y su piel se había tornado pálida, no tenía camisa puesta, sólo un delgado pantalón negro y andaba descalzo, agachó la cabeza y los negros cabellos le cubrieron el rostro como el pesado velo de la noche, respiró. Una... dos... tres... cuatro... cinco veces.
Cinco que son uno, uno que no es ninguno, asiste a mi llamado con fervor y apuro, de la noche eterna al día atraviesa y con el filo de tu espada la maldad aleja...— De entre los mechones de cabello de Xie, comenzó a brotar una bruma azul, parecida al vapor pero mucho más espeso, levantó la cabeza y sus ojos ya no eran los mismos, ahora eran completamente azules y desprendían aquella densa niebla que se escurría por sus mejillas.— de la unión de los verdugos, que con sangre limpiarán los mundos, del poder obscuro que con bondad se obtuvo y corrompido dejó el rumbo. Te llamo a ti con agua y humo, hijo de la muérete y hermano del triunfo. Alaken fue tu nombre y ahora será el mío, ven a mi lado y cumple mi cometido.
        Cuando Xie terminó su hechizo, toda la bruma que salió de sus ojos y se había mantenido a su alrededor comenzó a moverse, creando un remolino que lo cubrió completamente, permaneció quieto, con las manos y los pies hormigueando por los nervios. Se encontró a sí mismo dentro de un remolino de tonos azules y fuetes vientos. Sus ojos se movían de un lado a otro, esperanzado de que algo pasara y cuando el remolino se detuvo, nada ocurrió.
Las velas se apagaron y la habitación quedó en penumbras, el corazón de Xie se detuvo y por un segundo recordó que tenía uno.
Soltó un grito que le quemó la garganta, una muestra clara de la desesperación que sentía, tanta impotencia que hacía que sus ojos lloraran sin darse cuenta. Entre sus manos tomó una de las velas y esta se cubrió rápidamente de fuego, derritiendo la cera.
        —Haz fallado de nuevo.— los hombros del muchacho se encogieron y un escalofrío le recorrió la espina dorsal.— ¿porqué sigues haciéndolo mal?
        —Yo no lo hago mal, yo no hago nada mal.—Alexie se puso de pie, para después patear una de las velas que terminó cayendo en su cama.— tengo todo, las palabras, los escritos, las runas, incluso conseguí el anillo de Alaken.— se tumbó en la cama, extendiendo los brazos y mirando al techo.
        —Entonces el hechizo aún no es correcto. Cuando realizamos este tipo de conjuro, es muy importante tener las palabras correctas, las oraciones más potentes que puedas decir, de esta manera el muerto te escuchará donde quiera que esté.— La voz tenue se detuvo, dejando pensar al muchacho un momento.— tal vez Alaken no quiere venir ¿me recuerdas porque lo haz elegido?
        —Es un demonio creado por los humanos, es una historia curiosa...— Alexie se tumbó en su cama, dejándose caer sobre la espalda y abriendo los brazos, miró la luna por el gran tragaluz.— en el antiguo Japón, existía una orden de guerreros, tan fuertes como ellos mismos. Eran cinco, el primero representaba la fuerza, el segundo la bondad, el tercero la unión, el cuarto la justicia y el último el amor...— los ojos de Alexie estaban perdidos, viéndolo todo y a la vez nada.— para no extenderme demasiado, el pueblo los quemó vivos porque pensaron que hacían algún tipo de brujería, sus atributos se convirtieron en ira y reencarnaron en uno solo, con la ayuda de un Dios demoníaco, jurando venganza para los injustos.
        —¿Y?
        —Es como yo, la vida fue injusta para los que hacían el bien, creo comprenderá mi pensamiento y se unirá a mi cometido.
        —Tienes a la alianza de guerreros más grande del mundo de tu parte, vienes de las dos familias más poderosas que han existido, tienes en tu poder la espada del mismo dios de la muerte ¿porqué quieres más, tan fuerte es tu rival?— Alexie suspiró, levantó una mano y la puso frente a su cara, contemplando el largo corte que le atravesaba la palma.
        —No tienes idea... pero entre menos personas se involucren, habrá menos muertes. Eso es todo lo que importa. Salvarlo... salvarlos a todos.
        —Nunca había visto un corazón tan brillante como el tuyo, es tan intenso que me lastima solo de verlo, pero, ¿No crees que te estás poniendo en riesgo?, piénsalo bien, con la ayuda de todos hay más posibilidades de ganar, porque desperdiciarla.— Alexie se incorporó rápidamente, sentándose en la cama, viendo directamente a las sombras de su habitación.
        —Porque mientras quede vida en este cuerpo, no permitiré que nadie más muera, este mundo ha visto mucha sangre correr, yo mismo la he derramado, pero algo dentro de mi cambió...— el muchacho llevó una mano a su pecho.— alguien me cambió.
        —¿Y qué hay de ese alguien, no merecería saber la verdad?— Alexie desvío la mirada.— Después de todo es él a quien busca, es la causa de esta guerra.
        —No, no puedo involucrarlo más en esto, es demasía obscuridad para su cabeza, no lo soportaría.
        —Estoy seguro de que entenderá, después de todo, es un hijo de la realeza.— Alexie rió, más un suspiro largo que una risa.
        —El joven noble, el descendiente, un ser único y especial. No lo entenderá, es más terco que yo y mucho más inoportuno. Es mejor que se quede lejos, confío en que mi familia lo mantenga a salvo y muy lejos de aquí.— Una sonrisa brillante se manifestó en la obscuridad, tan amplía y blanca que parecía una luna, de puntiagudos dientes afilados y un aspecto inhumano. Con el gato de una famosa historia para niños.
        —Lamentó recordártelo entonces...— una borrosa nube de imágenes apareció frente a Xie, a algunos metros de distancia, como si de una proyección se tratara, turbia e inestable.— el noble se está mintiendo en líos de nuevo.
          Alexie se levantó de un salto, corriendo hacia la imagen para poder ver mejor, se trataba de Isaac, parado en medio de la mesa de trabajo de Michael, rodeado de todos los huéspedes y residentes del edificio. Alexie rodó la mirada, cansado.
        —¿Nunca sabe cuando parar?— Xie vio como unos grandes ojos rojos se abrían en la oscuridad y se le puso la piel de gallina, el inexplicable ser lo miraba expectante, de arriba abajo sin ninguna expresión en particular.— deberías detenerlo de una vez, antes de que se lastime.
        —¿Desde cuando tú me dices lo que debería o no hacer?— el muchacho apretó la mandíbula, ¿cuando aprendería a callarse y asentir? Desde que había abandonado su hogar y a los suyos, su estatus como "el más poderoso de los guardianes" había descendido varios niveles, claro, era de los primeros lugares en cuanto a todo, pero dentro de ese mundo, donde las sombras dominaban a la luz y los caminos estaban siempre manchados con sangre, había cosas que jamás pensó ver, seres que ni en sus pesadillas más horribles imaginó, era una constante tortura mental cuando las cosas ya no se dividían en reales o falsas, sino que todo podía ser posible.
        La "criatura" sonrió, inclinando su cabeza hasta quedar totalmente de lado, produciendo un crujido que sonó como un montón de huesos rompiéndose. Alexie sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, ¿estaba asustado? Trataba fuertemente de convencerse a sí mismo de que sólo se sentía incómodo con esa presencia.
        —Yo solo estoy tratando de ayudarte, ese es mi trabajo como parte de esta institución, ya que el señor Michael me ha encomendado a ti como tu... guía personal. Somos amigos.— los ojos y la enorme sonrisa parecían flotar en la oscuridad, acercándose lentamente a Xie. El muchacho retrocedió un poco.— además,— el ser extendió una extremidad, que asemejaba a una gigantesca pata de felino, cubierta en gruesos pelos negros y largas zarpas afiladas, posándola sobre el pecho de Xie.— hay una obscuridad dentro de ti que me llama, es como sentirme en casa estando cerca, incluso para alguien como yo que ha vivido tantos años, es difícil entender que eres. ¿Qué es esa energía mística que te compone? Me recuerdas tanto a las grietas del averno, cálidas y acogedoras.
        —Acabas de decir que tengo un corazón brillante, te contradices.
        —Eres... lo mejor de dos mundos.— Xie recordó inmediatamente a su hermana, Miranda, ella era nombrada como "lo mejor de dos mundos" por sus ojos bicolor. Los inexpresivos ojos del felino brillaron, como un gato al ver a su presa.— es tu decisión escoger si habrá un ganador dentro de tu interior, dentro de tus pensamientos.— la criatura volvió a girar la cabeza y ese sonido volvió a retumbar en los oídos de Alexie, revolviéndole las entrañas.— ¿sabes? no siempre tiene que haber un ganador, ya que el bien y el mal no son enemigos si lo miras de un lado armónico, la paz y el caos son caras de la misma moneda, sin una no existe la otra, la dualidad dentro de una sola mente no es nada de otro mundo... y créeme, he estado en otros mundos.
       Alexie sintió las garras rozar su piel desnuda y volvió a retroceder, apartándose completamente de la obscuridad y colocándose bajo la luz del tragaluz. Llevó su mano ahí donde el ser lo había tocado y sintió la superficie ardiendo. Apartó la mirada y respiró profundamente ¿Qué era eso que tanto le habían dicho, aquello que estaba oculto dentro de su corazón? Ni siquiera el podía respondérselo.
        —Soy solo un hijo de la luna y el sol que nació con más muerte que vida, y que la misma luna tuvo que darle de su vitalidad para sobrevivir, nada más.
        —No...—Alexie abrió los ojos un poco sorprendido.— eres más que eso, no creo que no seas capaz de sentirlo, algo se está escapando de tu interior, como si agua se filtrará por las grietas de un jarrón fisurado. Huele a corazón de demonio...— el ser hizo una pausa e inhaló ruidosamente.— no, es como la sangre de un dios pero...— los ojos de la criatura brillaron de nuevo, tornándose de un rojo carmesí.— de uno maligno, tal vez si quebramos totalmente ese jarrón que lo contiene, sabremos que es...— el ser volvió a estirar su extremidad la cual parecía no tener fin, apuntando al corazón de Xie con su larga zarpa.— solo déjame cortar un poco...
        Alexie chocó sus dientes, provocando una chispa que encendió una inmensa llamarada azul alrededor de su cuerpo, tan brillante como el sol y caliente como el mismo. La habitación se iluminó completamente y la criatura soltó un gruñido de molestia, para después desvanecerse como si de una sombra se tratara, Alexie jamás puedo ver su forma, solo era una masa gigantesca de pelos cubierta con una larga capa negra. Cuando se percató de que no había rastro de eso, se tiró al suelo e inmediatamente sus llamas se apagaron, soltó un suspiro exhausto y extendió su mano, viendo cómo esta temblaba de cansancio.
         —¿Qué es lo que le pasa a mi poder?

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⏰ Última actualización: Jul 29, 2020 ⏰

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