Sueños del pasados poder del presente.

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El ruido de un trueno la había despertado, haciendo estremecer su corazón, la rubia mujer miró por la ventana, encontrando un sombrío paisaje en las colinas de una apartada ciudad de Francia. Las nubes de lluvia se acercaban rápidamente como señal de un mal presagio, ella lo sabía & pensaba en eso cada día. "Él corre peligro" se decía a sí misma, tratando de mantenerse despierta por si algo sucedía, aunque por la falta de sueño, quedarse despierta era muy difícil, un mes había pasado ya desde que el mensaje le llegó, y aun no podía sacar las últimas palabras de su cabeza, "Pronto iremos por él"...

-Mami.- la mujer dio un brinco, y miró hacia la puerta, de inmediato vio a un pequeño niños con su mismo color de cabello, parado a un lado del marco de la puerta.-Los truenos me asustan.- dijo el niño apretando su oso de peluche contra el pecho.

La mujer sonrió y invitó al niño a subir a la cama, golpeado tres veces las sabana, el pequeño, sin pensarlo dos voces corrió al lado de su madre. Le sonrió, y se acurrucó a su lado, la mujer se percató del brillo de sus ojos color avellana, igual a los de su padre, pero mucho más expresivos, ese niño era su tesoro, al igual que sus hermanos.

-¿Porqué no has ido con James?-preguntó la mujer, pasando su mano por la cabeza de su hijo.- siempre corres con él cuando tienes miedo.

El niño hizo un pequeño puchero, aun con los ojos cerrado y dijo.
- Jamie duerme como una marmota, le he llamado pero no responde, creo que soñaba conmigo, porque dijo mi nombre.-la cara del niño se iluminó y sonrió feliz.- aveces, me cuenta sus sueños, y yo los míos aunque no haga falta.

-¿Porque no hace falta?- preguntó la madre un poco curiosa, y El Niño abrió solo un ojos para verla.

-Él dice que puede verlos cuando duermo...- el cuerpo de la mujer se lleno con un escalofrío, pues su hijo y Jamie eran inocentes y no sabían la clase de lazo que los unían.

-Le quieres mucho, ¿Verdad?-preguntó ella con una sincera sonrisa.

-Si si si, cuando seamos grandes, quiero que Jamie esté siempre conmigo, como papi esta siempre contigo...

La mujer permaneció en silencio unos instantes, viendo como la cara de su hijo se iluminaba de alegría cada vez que hablaba de su pequeño amigo, esos dos eran inseparables, tanto, que una de las primera palabras del niño había sido "Jam". La mujer se acurrucó al lado de su hijo, y los ojos comenzaron a cerrársele, se estaba quedando dormida debido al cansancio.
Un ruido la alertó antes de que se quedara dormida, haciendo que mirara hacia la puerta que permanecía abierta, de nuevo. En ella, un pequeño niño los miraba con el ceño fruncido y los bracitos cruzados, pero eso no era todo, El Pequeño de pálida piel tenía toda la cara pintarrajeada.

-Te haz ido.-dijo el niño de negros cabellos.- me haz dejado solo, nunca te lo perdonare... Sin ti, los demonios pudieron haberme encontrado.- el otro niño, desde la cama levantó la cabeza y observó la cara de su amigo, soltando fuertes carcajadas.

El rubio se ahogaba en risas al ver la cara ceñuda llena de rallones de colores. La mujer no pudo evitar reír también, pues aquel niño era muy parecido a su madre cuando ella era una niña.

-James, ¿Que te ha pasado en la cara?-preguntó ella, indicando con un dedo su cara. El niño puso cara de confusión y a pequeños pasos caminó hacia el baño, unos segundo después un gruñido de enojo se escuchó desde el cuarto.

-¿¡Crees que soy tu libro de pintar!?- gritó el niño pelinegro entrando a la habitación.- esto si jamas te lo perdonare, parezco un payaso.

Moonlight Race: Alma de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora