¿Quien eres, Thomas?

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Perdonen si hay errores, recuerden que escribo desde mi teléfono  : 3

         —Xie...— El muchacho movió su mano por el rostro del moreno y bajó lentamente por su cuello hasta llegar a su pecho. El pelinegro no hizo nada para apartarlo, estaba muy impresionado y además de que no quería hacerlo. — Ha pasa mucho tiempo, querido.

       —Tres años, Thomas, tres largos años.— Le respondió, con una fría mirada clavada en sus ojos, en cualquier otro, bastaba con una mirada de esas para apartarse, pero con Thomas era diferente, él era una maniático adicto al peligro y los riesgos, y todo lo tomaba como un reto.— desde que te sepulté.

       Tom sonrió débilmente, pero no apartó la mano de su pecho, sino que se acercó más a Xie y bajó su mano hasta su desnuda cintura.

El pelinegro lo miraba inexpresivo, pero la mirada del otro estaba llena de un raro brillo, que bien podría ser añoranza, o solo Deseo.

       —No. — Dijo Tom muy calmado y bajó su vista al marcado pecho de Xie. — Tu solo creíste enterarme... Pero solo era un ataúd lleno de piedras.

       Por la cabeza de Xie pasaron imágenes de ese velorio, había sido pequeño, ya que Thomas nunca tuvo familia, él fue enterrado en la sepultura de los Lauren y el ataúd había estado cerrado, la madre de Xie había dicho que después de aquel ataque, del cuerpo solo quedaron pedazos.

       —Mi madre dijo que eras tú. — una fugas sonrisa ensombrecido el rostro del muchacho, y su pelo se tornó de un rosa pálido, a un purpura muy claro.

       —La señora Maryce dice muchas cosas, Xie. — la mano de Thomas volvió a moverse para esta vez dirigirse a la espalda del moreno. La yema de sus dedos rozaba cuidadosamente su espalda baja, ya que estaba uno escalón más abajo. — Me sorprende que aún puedas recordarme.

       —Te olvide por un año, creo, luego le rogué al tío Percy que devolviera mis recuerdos, te recordé a ti y a Issa...

       —Percy, un buen hombre...— le interrumpió, mientras jugaba con el elástico de los calzoncillos de Xie. — Una vez me dijo que los malditos huérfanos bastardos como yo, no merecían vivir... Sin duda un sujeto encantador. — El pelinegro sabía cómo podía llegar a ser su tío, y la actitud altanera de Thomas no ayudaba en nada. — hablando de Isaac, ¿Cómo esta nuestro pequeño?

       —Está en Inglaterra, sus padres murieron y ahora se queda con mi familia. — Tom hizo una mueca extraña, pero seguía jugando con la espalda del moreno.

       —Supe lo de Dalila... Aunque creo que se lo tenía bien merecido, mira que...

       —Hizo lo que hizo por tu bien. — lo interrumpió, con un tono neutro.

       —No trates de justificarla. — El color de su cabello cambió a un rojo de un tono un poco más fuerte.— Tu sabes lo que viví en esa casa, todos me trataban como basura, como un sirviente sin valor, las únicas personas que me trataron con amor fueron Nana Bo y tu... Ni siquiera mis propios hermanos.

       Xie recordó como lucía el pequeño Tom cuando eran niños, siempre con una camisa mucha más grande que él, que le colgaba hasta las rodillas, unas pequeñas bermudas y unas sandalias viejas.

Recordó la primera vez que lo vio, escondido tras una florero, con su cabello purpura opaco, y su asustada expresión. Xie le había sonreído y Thomas se sorprendió, nadie nunca le sonreía.

       —Tus hermanos no saben que existes, ni siquiera saben ellos mismos que son hermanos entre sí. — La expresión de Tom se vio un poco sorprendida. Pero luego volvió a sonreír.

Moonlight Race: Alma de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora