Isaac se vio sumergido en un mar de personas, entre empujones y golpes en el hombro los hermanos Ribbentrop fueron abriendo el camino para los demás. Cuando estaban a punto de salir de entre el tumulto y llegar a las enormes puertas de cristal de la salida, que reflejaban todo como un espejo, Xie se le adelantó a Isaac y le abrió la puerta con mínimo esfuerzo, el muchacho de rubios cabellos incluso pudo ver su cara de sorpresa reflejada en el cristal por unos segundos, pero le sonrió y salió antes de que se arrepintiera y le cerrara la puerta en la cara.
Una ola fría golpeó el cuerpo del muchacho, erizándole cada vello. Había olvidado pedirle algo a Xie en casa. Isaac bufó, y cuando estaba a punto de girarse y burlarse de sí mismo por no traer un sweater con los demás, Xie lo abrazó con solo un brazo. Isaac sintió inmediatamente el calor del muchacho, sorprendentemente elevado y confortable, sonrió con nerviosismo y soltó un muy pequeño suspiro, estaba muy feliz de repente.
Caminaron todos juntos hacia el estacionamiento, Isaac se giró para ver las enormes letras colocadas en la corona del edificio que decían "Leed Bradford international airport" y un pequeño recuerdo se coló en su memoria, su padre junto a su madre tomándolo de la mano en una explanada abierta, balanceándolo de un lado a otro bajo el gélido frío invernal. Isaac sintió una lágrima correr por su mejilla, ladeó la cabeza y la posó sobre el pecho de Xie.
Después de caminar unos pocos metros, Maryce se giró hacia ellos y se cruzó de brazos, ciñendo la fina dela de su saco negro. A la cabeza del grupo se encontraban los hermanos de ojos extraños, junto detrás de su madre, hasta el final del grupo, solitario y callado estaba Haziel, con las manos escondidas bajo su larga gabardina y los negros cabellos rizados esponjados por la humedad, en medio estaba Isaac junto a sus hermanos, con Xie a su lado aún con el brazo al rededor de su cuerpo.
Isaac notó como sus hermanos los miraban, bueno, solo uno de ellos. Eleonora trataba con todas sus fuerzas de no girar la cabeza pero Dylan, él miraba intermitentemente hacia ellos y Miranda, después sonrió.
—¡Hey linda!— gritó Dylan, y algunas personas al rededor se giraron, menos Miranda.— Hey, you, Sweet-cherry-lips.— el marcado acento del muchacho hizo presencia, la muchacha se tensó, pero no se giró.— Hey baby girl, yeah I'm talking to you.
—¿Qué es lo que quieres, Dylan?— preguntó Miranda aún sin voltear, viendo directamente al frente y con los puños apretados.
—Esperaba que usaras tus poderes super cálidos como Alexie para calentarme un poco, tengo frío y eso sería bastante agradable, un abrazo.— Isaac dudó en el factor de que su hermano no llevará algún suéter, estaba consiente del clima frío.
—Yo estoy asignada a cuidar de tu hermana, no la de ti, pídeselo a Marcy, seguro estará encantada.— los grueso cabellos de mirada volaron por el viento. Isaac se sorprendió al ver a la pequeña niña aparecer de entre sus hermanos, había jurado que no la vio en todo el camino.
—¡Te tengo!— Marcy se abrazó a la cintura de Dylan, y de inmediato la sonrisa seductora desapareció de sus labios. La pequeña llevaba un vestido negro en forma de campana, con adornos plateados y un fino suetercito holgado, su largo cabello negro estaba suelto a excepción de dos delegadas colitas a cada lado de su cabeza, cayendo un poco sobre su rostro y su flequillo.
—Marcy no sabe controlar su temperatura muy bien.— susurró Alexie al oído de Isaac con una ligera sonrisa.— observa.— a los pocos segundos Dylan soltó un grito.
—¡Me estás quemando!— El muchacho logró escaparse de entre los brazos de Marcy y corrió hacia Sebastian, quien al llegar le puso una mano en la cabeza y le revolvió el cabello, pasándola después hacia su hombro y regalándole un poco de calor.
Isaac se sentía un poco celoso de la repentina cercanía que su hermano tenía con Sebastian, el mayor había aceptado completamente a Dylan y lo miraba con comprensión y paciencia cuando esté la hablaba, su hermano se había pasado todo el vuelo contándole cosas, cualquiera que se le viniera a la cabeza y Sebastian lo había escuchado todo, contándole una que otra anécdota sobre su vida, pero ¿qué podía hacer ahora? Pensó Isaac, cuando notó como su hermano sacaba un chocolate pequeño de su bolsillo y se lo entregaba a Sebastian, quien lo aceptó con gratitud, no podía negarle el tomarles afecto a los hermanos, él mismo se había encariñado ya.
Llegaron en minutos, Isaac notó como Eleonora se tensaba cada vez que alguien pasaba muy cerca de ella. Mirando con ojos nerviosos de un lado a otro esperando lo inesperado.
—¿Todo bien?— le había preguntado a su hermana, la chica se giró y le dedicó una mirada de "¿a caso eres tonto?" O por lo menos eso pensó él.
—No dimensionas la situación ¿verdad?— Eleonora se cruzó de brazos, girando su cabeza al frente de nuevo.— ¿sabes que no deberíamos haber apariciones en público así nada más? No hay escoltas, ni seguridad...— Isaac rodó los ojos, aún no lograba entenderla.— ¿qué pasa si llega la prensa? Y tú, amarrado de tu consorte... ¿sabes que nota seria esa?
—Deja de pensar que somos famosos.— Dylan se adelantó a decir, aún al lado de Sebastian.— no nos hacen caso porque no somos importantes para la corona, nunca nos han perseguido los medios.— el chico era más maduro de lo que parecía.
—Debe de ser porque aún no se han dado cuenta de lo de nuestros padres.
—Eso no pasará.— los interrumpió Sebastian. El muchacho no vestía con sus habituales prendas formales, en cambio solo llevaba unos pantalones obscuros y un largo abrigo azul marino.— Ya nos hemos hecho cargo de eso.
—¿Cómo?— Eleonora le frunció el ceño.
—La noticia de sus padres no ha llegado a oídos de la policía, o de ningún medio legal o fuera del círculo de tu familia.— le respondió Miranda.— han aceptado que no les conviene ni a ellos ni a nosotros ese tipo de atención sobre la familia real.
—La monarquía escondiendo secretos.— Xie rió irónico.— que inesperado giro de la trama.
—¿Ves? No les importamos.— Dylan habló con un dejo de tristeza en su rostro, Eleonora no le contestó nada.
—Tranquilo...— Sebastian apretó el agarre sobre su hombro. Isaac sintió celos de nuevo.— nosotros nos haremos cargo.
no tenemos habían pasado desapercibidos después de todo, excepto Marcy que despedía una estela de vapor sobre su cuerpo. Maryce se detuvo frente a todos, justo atrás de tres autos negros bastante lujosos pero realmente Isaac no les prestó atención.
La mujer comenzó a dar indicaciones a diestra y siniestra, como su fuera una aeromoza profesional.
En el primer auto subieron, Maryce, Xie e Isaac, en el segundo Marcy, Sebastian y Dylan y en el tercero, Haziel, Eleonora y Miranda. Isaac hubiera preferido tener un auto solo para él y Alexie, pero, ya todos se habían puesto en marcha para salir del aeropuerto y no había nada más que hacer. Aún dentro del auto Xie lo rodeaba con su brazo, en realidad el muchacho no sabía cómo sentirse, si feliz o preocupado, cada que él hacía algo bueno, es porque algún truco venía en camino.
Ambos muchachos estaban solos en el asiento trasero, mientras que Maryce se encontraba al lado del conductor asegurándose de que todo fuera en orden. Isaac se giró curioso para ver porque Xie estaba tan callado, y cuando lo vio, se percató de cómo el muchacho miraba fijamente a su madre con los ojos brillando. Estaba a punto de preguntarle cuando él se giró también y en vez de decir algo, le plantó un beso en los labios.
Isaac se quedó congelado, pensando en que Maryce los vería y no es que se fuera a sorprender, sino que le parecería de muy mal gusto. Trató a medias de mirar hacia la mujer, quien estaba concentrada viendo la calle, y después al conductor, un hombre calvo quien permanecía de la misma manera. Isaac notó algo raro entre ellos dos, un muy tenue resplandor azul, después pasó sus ojos sobre el espejo retrovisor y allí estaba él mismo, sentado como si nada viendo por la ventana. Alexie se despegó de sus labios.
—Es un hechizo.— le susurró Xie al oído, tan tenuemente que pareció un soplido.— Pero solo altera la imagen así que no hagas mucho ruido...
Isaac intentó resistir, en verdad trató, pero todos sus esfuerzos fueron en vano cuando Alexie colocó sus labios a centímetros de los suyos, esta vez fue Isaac quien lo besó.
Xie no se apartó como acostumbraba hacer para jugar con él, en esta ocasión se mantuvo firme, moviendo cada músculo de su cara. Isaac abrió un ojo con cuidado, y se dio cuenta de que Alexie también tenía los ojos cerrados... No pudo evitar sonreír.
Con forme los minutos pasaban, el beso se volvía más intenso, Isaac acariciaba la nuca del muchacho con sus dedos y jugueteaba con mechones de su cabello mientras que Xie apretaba levemente su cintura, haciendo que escaparan algunos quejidos. El pelinegro lo mordió, como si lo estuviera callando.
—Creí que no me besarías más,— le susurró Isaac, un segundo después que se pararon y se quedaron viendo el uno al otro.— veo que no tienes mucha fuerza de voluntad.— se burló.
—No es que no fuera a besarte nunca, además yo hago lo que se me pega la gana.— Alexie alzó una ceja.
El muchacho de cabellos negros aferro sus manos sobre la cintura de Isaac y como si no pesara nada lo levantó, girándolo y colocándole sobre su regazo, aprisionándolo entre sus brazos.
—A ver, haz algo ahora.— Isaac frunció el ceño y en vez de tratar de liberarse, lo volvió a besar. Poco a poco Xie fue disminuyendo la fuerza de su agarre.
El rubio no quería, no quería... Realmente lo deseaba. En aquel momento se había dejado deslumbrar por su luz, por su ardiente aura luminosa que lo atraía como a un mosquito. Se dejó llevar, sintiendo los dedos de Xie colarse por debajo de su camisa sin permiso alguna. Se aferró a su cuello con ambos brazos como si fuera un salva vidas, y de cierto modo lo era.
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Moonlight Race: Alma de fuego.
FantasíaÉl es salvado de una muerte segura por un chico de extraños ojos azules, y este, sin saber todos los secretos que su pasado esconde, decide llevarlo a su hogar y mostrarle su cara más obscura. Ese misterioso muchacho le mostrará un mundo que sus ojo...