Cuando el amor no es amor:

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¿Cómo es que podemos confundir algo tan esencial en nuestra vida? Lo único que nos hace sentir algo más, ese toque de brillo en el universo. Cómo es que un sentimiento tan obvio puede ser confundido, o simplemente inexistente.
¿Es inexistente?
Y comencé desde el principio, estaba comenzando a gatear otra vez. No entendía cómo es que podría haberme sucedido esto, si yo pensaba, creía que ya lo enseñado jamás se olvida... sí, se olvida. Comencé a olvidar dando pasos turbulentos e inestables. Volví y caí al suelo, para luego aprender de nuevo a caminar. Me encontré en un cubículo, con unas gringolas. Sólo pude escuchar murmullos a lo lejos de muchas personas, que decían disparates. Así es el mundo, por más que quieras ser parte de alguien, es imposible, por más que quieras mirar con alguien, es imposible. Nacimos sin saber y seguimos sin saber, nacimos solos, y siempre seguimos solos, nacimos por medio del dolor y somos dolor. Entonces el amor no se confunde, el amor es querer no tener unas gringolas, y salir del cubículo. Se vuelve inexistente justo cuando la persona que te ayudó a salir de ahí te encierra, o al final, vuelves al principio y eres tú esa persona. El mundo se vuelve inútil, descorazonado y cruel cada segundo. No ninguna razón nisiquiera el amor, para salvar lo insalvable. Lo inexistente existe más de lo que existe, pero es más fácil pensar que no existe. Nadie es responsable de si mismo, sólo de lo que se cree que se es. Y es que no somos desde hace mucho tiempo. Entonces, ahí nos damos cuenta, que el amor no es amor, y que ninguno de nosotros existimos, porque no existe un final, no existe un principio. Somos inexistentes. Somos un reflejo de lo que otros fueron, ¿de verdad tenemos opción?
¿Somos inexistentes?

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